La oposición venezolana aseguró más del 80% de las actas de escrutinio de votos. Así lo hizo
CARACAS, 2 agosto— La declaración que conmocionó a Venezuela llegó 24 horas después del cierre de las urnas en las elecciones presidenciales.
Con el tono tranquilizador de alguien que sistemáticamente ha sido considerada no favorita para ganar, la destacada opositora María Corina Machado anunció que su coalición había reunido más de dos tercios de las actas de escrutinio de los centros de votación de todo el país, y que éstas muestran que el presidente Nicolás Maduro había resultado perdedor en su intento por ser reelegido.
Las actas de escrutinio —que miden varios metros de longitud y se asemejan a recibos de compra— han sido consideradas desde hace tiempo la prueba definitiva de los resultados electorales en Venezuela. Los opositores sabían que tenían que obtener el mayor número posible de ellas para refutar lo que preveían sería un resultado desfavorable a ser anunciado por las autoridades electorales.
Se requirieron meses de preparativos y la participación de miles de voluntarios en esta labor titánica.
El trabajo que realizaron le valió a Maduro y a su leal Consejo Nacional Electoral la condena mundial, inclusive de aliados regionales cercanos, y avivó la indignación de los venezolanos, hartos de la economía en picada de su nación. En respuesta, el gobierno pidió el arresto de los líderes de la oposición, lo que coronó una temporada electoral marcada por la represión y las irregularidades.
Este recuento de las labores de la oposición está fundamentado en declaraciones públicas, así como en entrevistas con representantes de partidos, voluntarios y otras personas implicadas, todos los cuales hablaron bajo condición de anonimato por temor a sufrir represalias de parte del gobierno.
Decenas de miles de voluntarios participaron en talleres de formación en todo el país en los últimos meses. Aprendieron que, según la ley, podían estar dentro de los centros de votación el día de las elecciones, apostados cerca de las máquinas de votación, desde antes de que abrieran las urnas hasta que los resultados se hubieran transmitido electrónicamente al Consejo Nacional Electoral en Caracas.
La disciplina organizativa fue clave para su éxito, ya que el Partido Socialista Unido de Venezuela en el poder ejerce un control férreo sobre el sistema de votación. Las casillas electorales son custodiadas por soldados, milicias civiles, policías y personas leales al PSUV.
El domingo, las autoridades intentaron impedir el acceso de los voluntarios de la oposición a las casillas, y en algunos lugares lo consiguieron. Pero en otros los voluntarios se mostraron inquebrantables y, una vez dentro de los centros de votación, no se marcharon, en algunos casos hasta pasadas las 11 de la noche.
“Se fajaron con su ley en mano, con el manual de mesa en mano y lograron entrar”, dijo Machado el domingo, antes del cierre de las urnas. Llamó a los representantes de los partidos y otros voluntarios “los héroes de este proceso”.
Se enseñó a los 90.000 representantes de los partidos a obtener una copia de las actas de escrutinio —impresas a partir de las máquinas electrónicas de votación tras el cierre de las urnas— antes de que los resultados fueran transmitidos al consejo.
“Nuestros testigos tienen derecho a su acta”, dijo Machado. “Ningún testigo se va desde su centro de votación sin el acta en la mano”.
Los voluntarios también fueron entrenados para utilizar una aplicación hecha a la medida para informar de irregularidades en los centros de votación, como retrasos en la apertura o cortes de electricidad, y para escanear un código QR impreso en cada acta de escrutinio.
El “chorizo”
Los venezolanos utilizan máquinas de votación electrónicas desde hace unas dos décadas. Las máquinas registran los votos, proporcionan un recibo en papel a cada votante y, tras el cierre de las urnas, imprimen copias de las hojas de recuento, cuya longitud ha dado lugar a que se les apode “chorizo”.
Los recuentos muestran los totales de votos desglosados por candidato, el código QR y las firmas de los representantes de los partidos, de un empleado del organismo electoral y de los trabajadores electorales que participan tras ser seleccionados por sorteo.
Cada representante de partido tiene derecho a una acta de escrutinio, mientras que otra copia se introduce en un sobre y se entrega en la sede del Consejo Nacional Electoral.
Las luchas intestinas y la desorganización habían limitado sistemáticamente la capacidad de los opositores al gobierno para asegurar y salvaguardar los recuentos de votos en elecciones anteriores. Pero Machado dijo que la oposición había obtenido más del 70% de las actas. A la larga, esa cifra crecería hasta superar el 80%.
El escaneado de los códigos QR les dio a un equipo de trabajadores de la campaña acceso inmediato a los resultados de la votación, que tabularon el domingo por la noche y el lunes.
El Consejo Nacional Electoral aún no ha publicado los resultados en su sitio web, que no funciona desde el lunes. Aunque no está obligado a publicar imágenes de las actas de escrutinio, ha compartido previamente los totales de cada acta.
El Consejo informó el lunes que Maduro recibió 5,1 millones de votos, mientras que Edmundo González, representante de la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática, obtuvo más de 4,4 millones. El presidente del Consejo, Elvis Amoroso, proporcionó el viernes los resultados actualizados del 96,87% de las actas de escrutinio, los cuales le daban 6,4 millones de votos a Maduro y 5,3 millones a González.
Otros ocho hombres compitieron por la presidencia, incluido Enrique Márquez, exmiembro del consejo electoral, que denunció los resultados oficiales y arremetió contra las autoridades por la falta de transparencia.
“La mayoría de nuestros testigos… fueron impedidos en su acceso a los centros de votación”, declaró a los periodistas. “Los que pudieron entrar atestiguaron el proceso y esperaron las actas de escrutinio, pero las actas tampoco fueron entregadas como marca la ley y su reglamento. No sólo viola la ley: genera oscuridad, opacidad, falta de transparencia”.
La oposición, expertos electorales y gobiernos extranjeros cuestionan los resultados oficiales, entre ellos el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Colombia, Gustavo Petro, ambos aliados de Maduro, que le han instado a dar a conocer las actas.
En bicicleta, moto, coche o bote
Conseguir el “chorizo” de cada una de las 30.000 máquinas de votación era sólo la mitad de la batalla. La campaña tenía que escanearlos todos con un equipo diseñado especialmente para copiar las hojas de recuento.
Fue entonces cuando entraron en juego más voluntarios. Si los representantes de los partidos no se sentían seguros o no podían llegar a los sitios donde se encontraban los escáneres, los voluntarios se reunían con los representantes, tomaban las hojas y las transportaban en moto, coche, bicicleta e incluso bote hasta los lugares adecuados.
Cuando Amoroso apareció en televisión entregándole a Maduro un documento que certificaba su victoria, la oposición ya había escaneado más de la mitad de las actas de escrutinio. Horas después, Machado y González se presentaron ante los periodistas y anunciaron las cifras que conmocionaron al país: dichas actas muestran que González recibió aproximadamente 6,2 millones de votos frente a 2,7 millones para Maduro.
Los recuentos escaneados también se subieron a un sitio web en el que se podían hacer búsquedas, y cualquier persona que votó podía utilizar su número de identificación del gobierno para consultar la hoja de recuento perteneciente a la máquina que había utilizado para sufragar.
Entonces el gobierno alegó que el sitio web del consejo electoral había sido hackeado. El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, insistió en que Maduro era el vencedor indiscutible y calificó a sus oponentes de fascistas violentos. Pidió el arresto de Machado y González.
Desde entonces, Maduro se ha enfrentado a una avalancha de críticas. Los observadores internacionales dicen que no pudieron verificar los resultados. Los aliados regionales instaron al gobierno a publicar todas las actas de escrutinio de votos. El jueves, el gobierno de Estados Unidos felicitó a González por su victoria.
“Al menos 12 millones de venezolanos acudieron pacíficamente a las urnas y ejercieron uno de los derechos más poderosos que se concede a las personas en cualquier democracia: el derecho a votar”, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en un comunicado. “Desafortunadamente, el procesamiento de esos votos y el anuncio de los resultados por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) controlado por Maduro estuvieron profundamente viciados, arrojando un resultado anunciado que no representa la voluntad del pueblo venezolano”. AP