La partidocracia y sus encomiendas
Pablo McKinney
Como las elecciones del próximo domingo redefinirán el escenario político nacional, conviene pasar revista a nuestra partidocracia reinante y sus encomiendas. La del PLD será la impostergable catarsis/renovación después de un comportamiento insolidario hacia su candidato presidencial a quien muchos de sus compañeros abandonaron por temor a un Ministerio Público que no ha logrado aún condenas judiciales, pero sí mediáticas, o por preservarse para unas aspiraciones presidenciales, incapaces de entender que sin un segundo lugar en este 2024 no habrá 2028 ni 2032. PRD y PRSC son fúnebres ejemplos de esto.
Por su parte, el partido Fuerza del Pueblo tiene la encomienda de dejar de ser un grupo de gente tras un zorro político, para convertirse en la estructura partidaria nacional que hoy no es, además de seguir formando al príncipe heredero y candidato presidencial 2028, Omar Leonel quien, si gana, habrá triunfado, pero si el vencedor fuera Guillermo Moreno no será el derrotado sino la víctima de un partido y su gobierno. En campaña, la verdad siempre puede esperar. En la guerra de la política gana quien logra hacer su relato dominante.
Sobre el PRM y Luis Abinader, digamos que para el hijo del Dr. José Rafael, el lunes se inicia el camino hacia la posteridad. Por suerte, el mandatario asumirá su segundo mandato consciente de lo que en América Latina se conoce como “la maldición del tercer período consecutivo”, lo que debe conducirle a cuidar con celo adolescente su buen nombre de político y ciudadano ante la historia.
A partir de ahora, Abinader tendrá que hilar el tejido partidario con maestría de artesano medieval. El interés del país deberá tener prioridad sobre el partido, sobre los sindicatos de la ignorancia, sobre el padrefamilismo militante y, claro, sobre las élites del privilegio.
Como aseguran los estoicos, el ego es el enemigo. En un país donde ya nadie espera ser aspirado para aspirar, Abinader Corona tiene entre muchas una gran encomienda: la de gobernar para la historia. Por esto, en 2026 deberá asumir la presidencia de su partido y convertirse en el árbitro de una organización de herencia fratricida que, mal contados, reúne ya a 18 aspirantes a la candidatura presidencial. Unos aspirantes, algunos en aloque full que, cuanto antes, deben releer a León Felipe, ¡ay!, “porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino con todos y a tiempo.” Con su permiso.
Listín Diario