La peor estrategia de un partido de oposición

Francisco S. Cruz

En esta coyuntura sociopolítica y de cara al 2028, la peor estrategia que un partido político de oposición podría implementar es la de sonsacar o tratar de fragmentar lo que llamaría, a pesar de divergencias personales o de liderazgos contrapuestos, el bloque opositor al actual Gobierno, pues, en el fondo, no estaría sumando a su causa política-electoral a mediano o largo plazo, sino ayudando, consciente o no, a la permanencia del PRM en el poder. Así de sencillo.

Desde esa tesitura, entendemos nosotros, los objetivos cardinales o estratégicos de cualquier partido de la posición deberían ser dos: a) hacer oposición radical al actual gobierno -aunque racional-; y, al mismo tiempo, aprovechar el descontento de muchos perremeístas disgustados e ignorados por su propio partido y gobierno; y 2) acompañar, sin descanso y abiertamente, la ola de descontento ciudadano con este gobierno insensible, elitista y de endeudamiento público como nunca antes en nuestra historia.

En consecuencia, el partido de oposición que centre su atención e interés de crecer, política y electoralmente, en base a sumar miembros, militantes o dirigentes de otro partido de oposición, en el fondo y en la superficie, trabaja para la permanencia del actual gobierno en el poder, pues en esa misma medida imposibilita una gran coalición opositora futura y necesaria que haga posible desalojar de la administración pública al gobierno más pésimo en materia de inclusión social y de realizaciones públicas concretas (2020-2028, cuatrienios donde más la delincuencia organizada y personeros del bajo mundo han llegado a los poderes públicos), a pesar de todo el dinero que ha tomado prestado (sin discusión alguna, el actual presidente, Luis Abinader, ha sido el presidente que más dinero ha manejado en nuestra historia: “US$ 98,982.7 millones” -fuente: Acento.com.do).

Ese dato o estadística, nos da una idea de que, una vez termine este gobierno, será el gobierno que más haya endeudado el país y la pregunta ciudadana inevitable será: ¿a dónde fueron a parar esos fondos públicos?

Por ello reiteramos, que es un infantilismo político-electoral -o quizás apoyo solapado al actual Gobierno, se podría inferir-; o algo sumamente sospechoso que un partido de la oposición, en vez de centrar su artillería en esa irrefutable realidad fáctica y denunciarla, ande tras la caza de miembros de otro partido de la oposición -básicamente, de peledeístas- y no atizando el descontento ciudadano con este gobierno y conquistando perremeístas disgustados. Raro, ¿no? Pero nada nuevo en el quehacer político nuestro; aunque práctica política desacertada e ilógica en la actual coyuntura y más allá …(en otras palabras, gravísimo error político-electoral). Pero, no hay que ser ingenuo, cada quien sabe donde amarra su chiva.

El Caribe

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