La Política de Criminalizar la Migración
Por: Luis Fernández
La criminalización de la migración y considerar a las personas extranjeras como un peligro y una amenaza es un hecho que, aunque viene de lejos, se ha agudizado en los últimos tiempos, como consecuencia del papel clave que han jugado los gobiernos de extrema derecha con sus políticas de nacionalismo populista, que solo han provocado un clima de odio e intolerancia contra los migrantes.
La hostilidad creciente contra los migrantes impulsada por la ultraderecha mundial, está creando una atmósfera anti inmigratoria, que convierte al inmigrante en un enemigo interno, equiparando al desplazado irregular con un delincuente, al que hay que castigar penalmente, detener o encarcelar, no importa si los mismos huyen de conflictos, persecuciones o pobreza.
La manipulación e instrumentalización de las migraciones con fines políticos y el aumento de la violencia y la persecución contra los migrantes y la imposición de sanciones penales, detenciones arbitrarias prolongadas y las deportaciones, son una consecuencia directa del tratamiento de los desplazamientos humanos como una amenaza y no como una expresión legitima de la libertad humana.
El endurecimiento de las políticas migratorias y los sentimientos anti inmigratorios en América, Europa y otras regiones, impulsadas por discursos políticos de sectores conservadores o nacionalistas de ultraderecha y que algunos medios de comunicación refuerzan, es usado por la derecha para ganar más votos, como Alternativa para Alemania, Agrupación Nacional de Francia y Reform UK de Reino Unido.
La migración no es un asunto policial ni estrictamente de seguridad, es un fenómeno social, que necesita ser abordado examinando las causas estructurales profundas del desplazamiento humano, pobreza, conflictos, cambio climático, hay que ponerle un alto a la criminalización, persecución, demonización y deshumanización de quienes buscan una vida digna más allá de sus fronteras.
Humanizar la migración implica un cambio de perspectiva, pasando de verla como un número, a reconocer las historias humanas y los derechos individuales de cada migrante, se hace necesario la construcción de nuevas políticas migratorias es urgente el diálogo propositivo y, sobre todo, cómo las políticas y las leyes migratorias están tratando a los migrantes en el contexto de la globalización.
Urge una conversación ideológica para respetar el derecho a migrar, porque el desafío migratorio en el cual vivimos nos interesa y nos impacta a todos. Las grandes luchas a nivel mundial, en defensa de los migrantes y refugiados, ya han recorrido un largo camino y han generado numerosas agrupaciones ciudadanas, que ayudan a entender que el migrante no es una amenaza y mucho menos un delincuente.
La migración como uno de los fenómenos más antiguos de la humanidad, es históricamente una respuesta a la necesidad de sobrevivir, de buscar oportunidades o de huir de la violencia y la pobreza, es una consecuencia estructural de la desigualdad global, de los conflictos y del cambio climático, por lo que reconocer al migrante como sujeto de derechos, es muy importante para humanizar el tema.
Cada país tiene el derecho soberano para regular la permanencia y salida de las personas extranjeras en su territorio, de acuerdo con su constitución, pero dentro del marco del derecho internacional y de los derechos humanos, la verdadera autoridad de un Estado no se mide por su capacidad de cerrar fronteras, sino por sus habilidades de garantizar justicia y dignidad a las personas.
No hay soluciones fáciles para los temas migratorios, pero si humanas y solidarias, el fenómeno migratorio concierne a toda la comunidad internacional, por lo que la cooperación entre los países es absolutamente necesaria, para garantizar que los migrantes no sigan criminalizándolos y que algunas personas no sigan pensando, que atacar a los migrantes equivale a defender la nación.
La criminalización de la migración en un mundo profundamente interconectado produce tensiones morales y políticas, el movimiento humano no será detenido por muros, vallas, discursos de odio, solo harán las travesías de los migrantes más peligrosas, reconocer los derechos de los migrantes, sería un importante paso, para un orden internacional más justo y verdaderamente humano.
La migración de los seres humanos es un fenómeno mundial y está presente en todas las épocas de la historia de nuestro planeta, por lo que es necesario superar la criminalización de los migrantes aplicando políticas migratorias que equilibren el control estatal con la protección humanitaria, de modo que la migración sea tratada como una expresión de la condición humana y del derecho a buscar una vida mejor.
Luis Fernández
Político, escritor y comunicador
Santo Domingo R.D.