La radio de los 70 y el tránsito a los medios digitales
Por Manuel Jiménez
Editor de lapropuestadigital.com
En los finales de la década de los 70, cuando comenzaba a incursionar en el ejercicio del periodismo, los noticieros de radio marcaban una supremacía informativa que presionaba la propia oferta de los medios escritos tradicionales. La rápida y oportuna divulgación de la noticia, incluso “desde el lugar del hecho”, era el elemento fundamental en ese fenómeno.
Eran tiempos en que un amplio segmento de la población dominicana estaba muy pendiente de los acontecimientos de interés noticioso que ocurrían al paso de las horas, y obviamente la radio era el vehículo más idóneo para enterarse, incluso antes de que la “noticia” le llegara a través de “radio bemba”, la red social de aquel entonces o, en su defecto, para confirmar el rumor que corría de boca en boca.
Y un hecho que logró posesionar estos medios radiales eran los altos niveles de credibilidad que ganaron entre la población, debido a la contratación de periodistas y locutores profesionales de excelente formación académica, técnica , pero también en una buena parte empírica. En sentido general enmarcaban su ejercicio en principios éticos, de objetividad, imparcialidad y honestidad, agregando valor personal, porque muchos no temían al cuestionamiento de la autoridad, en una época en que tal osadía podía costar la vida. Y los ejemplos sobran.
Para la época, cinco o seis noticieros acaparaban la audiencia nacional, regularmente con tres emisiones diarias de noticias. La primera, temprano en la mañana; la segunda, al mediodía, y la tercera al caer la tarde, con boletines noticiosos a cada hora dentro de la programación regular, incluyendo la correspondiente a los fines de semana.
Entre los que concentraban mayor poder de audiencia, siendo en buena medida “un solo radio” a la hora de sus emisiones, estaban “Noti Tiempo”, de Radio Comercial; “Radio Mil Informando”, de Radio Mil; “Radio Reloj Nacional”, de Radio Continental; “Informativo Nacional”, de Radio ABC y el de Radio Cristal. Este último, no hay que dudarlo, revolucionó las transmisiones noticiosas al imponer un estilo novedoso con transmisiones en vivo desde “el lugar del hecho”, que bautizó como “la noticia viva”, método que le garantizó un posicionamiento de primera.
Las transmisiones a través de las llamadas “unidades móviles” impusieron todo un estilo en la época y de esa manera la competencia entre los medios radiales informativos se hizo cada vez más cerrada, incluso destacándose el protagonismo de periodistas de excelente condiciones narrativas, quienes describían los hechos de forma que conectaba al oyente con el escenario en que estaban ocurriendo. Como ejemplos de primera hay que mencionar a Bonaparte Gautreaux Piñeyro, en Radio Comercial; Felipe Gil y Pablo Jerez, en Radio Cristal y Víctor Melo Báez y otro cuyo nombre no recuerdo por ahora en Radio Mil.
En las direcciones de estos medios brillaban por su formación y experiencia comunicadores de la talla de Juan Bolívar Díaz, en Noti Tiempo, de Radio Comercial; el propio Melo Báez, en Radio Mil; Aníbal de Castro, en Radio Cristal; Pedro Ventura Santana, en Radio Reloj Nacional, de Radio Continental; para citar unos cuantos, aunque hubo relevos de iguales condiciones profesionales como Eulalio Almonte Rubiera y Marino Mendoza, en Radio Comercial, donde laboré por espacio de tres años previo a mi ingreso al matutino Hoy. Había hecho mis pininos unos años atrás en Radio Reloj Nacional.
Ya en la decadencia de esos medios radiales precursores de la noticia en radio, surgió “Noticiario Popular”, de Radio Popular, que rápidamente escaló posiciones de preeminencia en la radio nacional, apoyado en una buena plantilla de experimentados periodistas, por cuya dirección pasaron Juan Bolívar Díaz, Juan Manuel García, Bienvenido Álvarez Vega y Patricia Arache, entre otros.
Muchos fueron los protagonistas de aquella época de oro de la radio dominicana, pero otros eran los tiempos y otro el enfoque en el ejercicio del periodismo.
He vivido paso a paso el proceso y he sido en buena medida impactado por los cambios, al igual que todos mis colegas, pero he podido evolucionar en la medida en que la revolución tecnológica nos obliga a nuevas estrategias, acordes a los retos que nos impone un ejercicio moderno y ajustado a las competencias del momento.
Cuando me decidí a incursionar en el periodismo digital, lo hice consciente de la revolución que ha operado en el mundo de las comunicaciones, los cambios que impone en el ejercicio del periodismo y, sobre todo y esencialmente, el protagonismo que adquieren las redes sociales en toda estrategia de promoción y posicionamiento que se ponga en práctica.
Aproveché el confinamiento impuesto por la pandemia para cursar una maestría en Dirección de Comunicación Corporativa, que para entonces impartía TECH University, con un año de duración. Es sabido que la incertidumbre generada por la crisis sanitaria afectaba nuestras perspectivas de futuro, lo que me motivó a aprovechar esta alternativa antes que conformarme con ver televisión en ese obligado encierro.
Rememoraba entonces mis inicios en esta profesión, correteando de un punto a otro en busca de la noticia, para luego sentarme ante una máquina de escribir a golpear un duro teclado, para generar abundante material de lectura para unos locutores “devoradores” de cuartillas en fracciones de segundos, en una especie de reto diario que cada vez se cumplía con mayor entrega y disposición.
Hoy los tiempos han cambiado, buscar la información es menos traumático, todo está en google y con un acceso a internet 24 horas, no necesitas de un teletipo (aparato receptor a través del cual llegaban las noticias de las agencias internacionales). Hoy se accede desde un ordenador, un teléfono celular o Tablet para enterarte de lo que está ocurriendo a nivel global, y con el apoyo de las redes sociales, emite y recibe información. En esta situación solo existe el peligro de dejarnos sorprender por noticias falsas o inexactas, pero igual, hay mecanismos de comprobación. También es preciso destacar que el rol de comunicador ya no goza de exclusividad, pues lo compartimos con todo el mundo.
En fin, que las plataformas digitales están a nuestra disposición y con una formación académica, técnica, pero mayormente empírica podemos hacer trabajar el ingenio, emprender y alcanzar una condición de mayor holgura económica e influencia social, aunque no siempre se facilitan las cosas.