La reforma fiscal y su impacto en las mipymes

Por Franklin Vásquez

Resulta materia común el hecho de que, frente a un inminente sometimiento y aprobación de una reforma fiscal, se generen incertidumbres sobre todo en sectores que son muy vulnerables como las microempresas y las pequeñas unidades productivas.

Representando las mypes un porcentaje importante del tejido productivo, y siendo las que más empleos aportan, cualquier incremento impositivo puede tener un efecto perverso sobre estas empresas.

Algunos estudiosos dirán que el impacto de una reforma fiscal en éstas es mínimo dada la circunstancia de que alrededor del 59% operan en la informalidad. Sin embargo, vale decir que los informales es aquella franja que, por sus características y desempeño, resulta en un muro de contención para aquellos que no generan ingresos en el sector formal, terminando esto en una significativa contribución a la estabilidad social.

Según la última encuesta del Banco Central (BCRD) y el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), solo el 14.8% de las mipymes operan en el sector formal, pero aportan el 32% del valor agregado al PIB, generando más de tres millones de puestos de trabajo, la mayoría de estos (61.6%) aportados por las micro y pequeñas empresas. La encuesta revela que el 20.8% de las mipymes entiende que el pago de impuestos es un obstáculo.

Se sabe que una de las cuestiones más difíciles de determinar en el diseño e implementación de cualquier reforma fiscal, es identificar a cuáles sectores de la economía corresponde cargar con la mayor carga tributaria, cuáles deben ser impulsados mediante un nuevo régimen impositivo, y de qué manera se perjudica menos a los más pobres.

Probablemente no habrá todas las respuestas, pero lo que sí se conoce es que un sector como el de las mypes, vulnerable como el que más, debería recibir un trato preferencial al momento de establecerse la distribución de la carga tributaria entre todos los agentes de la economía dominicana (Vásquez, 2019).

Pero veamos brevemente la experiencia internacional en cuestión de tratamiento especial a las Mipymes alrededor del mundo. “Un tercio de las economías europeas ha creado un tipo reducido mínimo especial en el impuesto a las sociedades para reducir la carga sobre las pequeñas y medianas empresas”, siendo esto lo primero que se encontró en el análisis de las mejores prácticas a nivel internacional en el cuidado a las mipymes.

Por ejemplo, en Portugal, las empresas grandes pagan una tasa máxima estándar del 31.5%, mientras que las pequeñas empresas pagan una tasa reducida del 17% sobre la renta imponible de 25,000 euros. Casi este mismo porcentaje de diferencia entre el impuesto que pagan las empresas grandes y las pymes lo tiene Francia, con 13.41 puntos porcentuales.

En su generalidad, los regímenes especiales han abarcado soluciones vía el impuesto sobre la renta, o mediante las contribuciones a la seguridad social y también a través de exenciones temporales mediante el impuesto al valor agregado (IVA). Dentro de todos, el monotributo es un tipo de régimen que fue implementado en México, aunque los resultados allí no fueron tan visibles.

Siempre se ha sabido que Estados Unidos tiene un interés por sus pequeñas empresas, por lo cual buscan hacerlas más productivas. El caso dominicana es particularmente preocupante, pues, aun con la manifiesta voluntad política, lo cierto es que no se hace diferencia entre las grandes empresas y las pequeñas empresas cuando de pagar impuestos se trata, lo que constituye una evidente regresividad del sistema tributario y una forma poco elegante de demostrar amor e interés por el desarrollo de este sector. Y esto, en una reforma fiscal, debe también cambiar.

El Dinero

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