La Restauración que requiere nuestro país en estos momentos

Alfredo Cruz Polanco

Por considerarlas de gran interés para el país, hemos decidido reproducir estas humildes reflexiones, las cuales fueron publicadas por este prestigioso medio de comunicación hace algunos años.

Muchos dominicanos aún ignoran qué se celebra en nuestro país el 16 de agosto de cada año y el por qué se conmemora esta importante fecha.

En esta ocasión celebramos el 162 aniversario del inicio de la guerra restauradora de la Independencia de la República Dominicana, la cual empezó con el Grito de Capotillo, mediante la cual nuestra nación se liberó del yugo del imperio español, volviendo a ser libre, soberana e independiente, tal como lo soñó, ideó, luchó y se sacrificó el fundador de nuestra nación, el Patricio Juan Pablo Duarte y Díez.

Este acontecimiento ha sido considerado como una de las epopeyas más dignas y patrióticas; como uno de los acontecimientos de mayor trascendencia, arrojo, valentía y alcance de nuestra historia, finalizando en el año 1865, con el retiro y la derrota del ejército español.

Según la Real Academia de la Lengua Española, restaurar significa: reconstruir, reponer, restablecer, rescatar, reparar, recuperar, recobrar, readquirir, volver a lograr lo que alguna vez fuimos o tuvimos.

La Independencia de la República Dominicana, lograda a base de grandes sacrificios, fuego, sangre, sudor y lágrimas el 27 de febrero de 1844, fue usurpada, mancillada, malograda y vendida por el traidor Pedro Santana, el 26 de marzo de 1861, cuando por voluntad propia decidió anexar la República Dominicana a España, convirtiéndonos de nuevo en una colonia de esa potencia europea.

El 16 de agosto 1863, después de encarnizadas batallas, un puñado de valientes y fervorosos patriotas, encabezados por Gregorio Luperón y entre los que se encontraban: Ramón Matías Mella, Fernando Valerio, Benito Monción, Santiago Rodríguez, José María Cabral, Gaspar Polanco, Pedro Antonio Salcedo, Cayetano Germosén, Marcos Trinidad, Benigno Filomeno de Rojas, Basilio Gil, José Cabrera, José Contreras, Antonio Duvergé, José María Imbert, Antonio Pimentel, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Carlos Lora, José Antonio Hungría, Olegario Tenares, José Contreras, Eugenio Perdomo, Alfredo Detjén, entre otros, decidieron ponerle fin a la anexión y devolverle a nuestro país su soberanía e independencia, al derrotar al poderoso ejército español.

Aunque en principios en materia de soberanía somos libres e independientes; que hemos tenido grandes avances en muchos aspectos, aún no nos hemos liberado del flagelo de la: corrupción, tanto pública como privada; delincuencia, inseguridad, pobreza, inversión de valores, aún carecemos de la aplicación de una verdadera justicia; de la permisividad e impunidad, de una mala educación. Del enriquecimiento ilícito, lavado de activos y el narcotráfico; del endeudamiento externo, entre otros.

Necesitamos restaurar urgentemente nuestra familia, que hoy está en crisis; la justicia, la transparencia y la honestidad de nuestros funcionarios públicos; nuestro Congreso Nacional y al sistema de partidos; la confianza, la esperanza y la fe perdidas en nuestro país; el respeto a las leyes, a los recursos na¬turales y al medio ambiente; los valores y símbolos patrios, la defensa de nuestra frontera; los valores, los principios éticos, morales y cristianos, el pudor y las buenas costumbres.

Necesitamos, en fin, restaurarnos nosotros mismos, para de esta manera, poder restaurar nuestras instituciones públicas, los distintos poderes del Estado, y por consiguiente, al país que tanto queremos

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Cuando cada de uno de nosotros cambie de actitud y actúe correctamente; cuando cumplamos con todas nuestras obligaciones y con nuestros deberes ciudadanos, solo así lograremos la verdadera restauración que tanto requiere nuestro país en estos momentos. Que así sea.

Alfredo Cruz Polanco

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