La virtualidad fugaz en el sistema jurídico dominicano.
Cesar Mortimer Sánchez
Abogado
No es tema oculto que desde el 11 de diciembre del 2021 en cumplimiento a la Sentencia TC/0286/21 del Tribunal Constitucional se encuentran deshabilitados los servicios judiciales de manera virtual, cosa esta que a todas luces en la época que nos ocupa conlleva un atraso por tratarse de una era sumamente tecnológica. Sin duda alguna, lo que es la pandemia del virus Covid-19 causó gran impacto de diferentes maneras a nivel nacional e internacional esto así en lo individual como en lo global, en varias áreas en la cual fue necesario implementar métodos repentinos y alternativos de trabajo introduciéndose en la virtualidad.
En primer lugar, es fácil destacar que los procesos judiciales tienen que ser presenciales, pero a la luz de la verdad una vez visto el coronavirus se tuvo en la obligación de crear mecanismos extraordinarios que tuvieron una gran positividad por una parte de la población, ya que se tuvo en adaptación la nueva realidad que hoy nos ocupa, que es la virtualidad y la tecnología, pero una vez que han bajado los casos del coronavirus el Tribunal Constitucional ya había establecido la inconstitucionalidad de la virtualidad en el sistema de justicia y hace desaparecer lo que son los servicios judiciales de manera virtuales.
No es menos cierto que muchas de las personas dedicadas al servicio judicial se han visto afectadas en un principio con la llegada de la pandemia y una vez establecidos los servicios judiciales de manera virtual también, pero que fácilmente han sabido salir a flote y han utilizado los mecanismos puestos por el Poder Judicial para seguir con el funcionamiento de estos.
Cabe destacar que dentro de la virtualidad encontramos innovación, facilidad y muchas herramientas positivas ya que es posible de manera remota trabajar desde cualquier parte, así facilitando también el espacio y el tiempo establecido y dedicado para este.
Con la presente variable del coronavirus a la ómicron es fácil advertir que si se llega a mayores consecuencias los servicios judiciales se verán afectados nuevamente, y en este caso nos podemos preguntar ¿que pasará con el sistema judicial?, ¿tendrán que cambiar de pensamiento de acuerdo a la realidad que nos arropa?
En el poco tiempo de la virtualidad en el sistema jurídico dominicano se puede resaltar que se logró de forma válida que se presenten procesos por medio de los mecanismos virtuales, evitando así el desplazamiento de las personas y la realización de diligencias presenciales, en este mismo orden se permitió que las personas puedan someter sus litigios a la administración de justicia vía virtual.
Otro tema notable es que se evidencia un gran ahorro en el tiempo como se menciona en otra parte de este mismo texto, lo cual trae consigo una mayor eficiencia en el trabajo de los servidores judiciales.
Una de las partes que si puede tratarse como negativa, pero no en su totalidad, es que el uso de la tecnología en el sistema judicial no fue planeado e implementado gradualmente, sino que es producto y sale a la luz de manera repentina con el estado de emergencia establecido en su momento y también en todo ámbito pueden surgir dudas respecto a las entregas y recibimiento mediante los correos electrónicos, ya que no siempre se cuenta con un acuso de recibido por parte de los servidores judiciales que intercambian tales actos procesales, cosa esta que si puede tener riesgo ya que se pudiera incidental de cualquier forma un proceso judicial.
Por último y no por esto menos importante, como se estableció en un principio la virtualidad en el poder judicial había llegado para quedarse, sin embargo no ha sido de esta manera, es de extraño entendimiento que a la fecha ya no están disponibles los procesos judiciales de manera virtual, han sido ya deshabilitados, cosa esta que da atraso en vista a la época actual, ya que mediante con los servicios judiciales de manera digital se tenía la facilidad de conocer audiencias de manera sincrónica, depositar documentos procesales, recibir documentos, realizar solicitudes secretariales y entre otros servicios, todo esto trae consigo una gran positividad, eficiencia, facilidad y ahorre de tiempo.