Las medidas de Trump: un llamado a la reflexión dominicana
Ligia Bonetti
El presidente Donald Trump ha desatado una nueva ola de aranceles, desafiando tratados internacionales y provocando polémica global. Pero lo verdaderamente revelador no es la forma, sino el fondo: él actúa con firmeza para proteger su industria, sus empleos, su gente.
Eso, aunque moleste a muchos, es una estrategia ganadora. Un presidente que protege lo suyo, que entiende que sin industria no hay nación fuerte, que sin producción local no hay empleos dignos ni crecimiento sostenible. En innumerables ocasiones hemos abogado por esa misma visión para la República Dominicana: construir una política industrial que nos permita competir, crecer y sostener el empleo nacional.
¿Hasta cuándo permitiremos que decisiones mal concebidas comprometan la competitividad del sector industrial de nuestro país? El caso del etiquetado frontal es el ejemplo más reciente de una agenda que, en vez de construir, destruye. Una iniciativa impuesta por el Ministerio de Salud Pública, sin diálogo real,
sin respaldo evidente, y lo peor, ignorando que más del 60% de los países que aplicaron esa medida no lograron mejorar los indicadores de salud, pero sí provocaron una caída en las ventas del producto local.
¿Y qué hacemos nosotros? Aceptamos la disposición sin contar con un solo mecanismo eficaz para evitar el ingreso de productos importados que no cumplan con ese mismo requisito. Ya ha sucedido antes. Se imponen exigencias, pero en la práctica son pocos los que realmente las respetan. Es decir, abrimos la puerta a la competencia extranjera y dejamos a la industria dominicana atada de manos. Esto es una falta de respeto al esfuerzo de miles de empresarios, trabajadores y familias que viven de lo que aquí se produce.
Es irónico, frustrante e insostenible. ¿Dónde están nuestras prioridades como nación? ¿Quién defiende al productor local? ¿Quién protege el empleo formal dominicano?
Este debe ser un momento de inflexión para nuestro gobierno, en especial para el Ministerio de Industria y Comercio. Las medidas del presidente Trump —tan polémicas como firmes— deben llamarnos a la
reflexión. Porque lo que está en juego no es un etiquetado o un reglamento más: es la supervivencia de nuestra industria y el futuro laboral de millones de dominicanos.
Ya basta de poner obstáculos al que genera valor en esta tierra. Preservar y promover la industria nacional no es una opción, pues la historia ha demostrado, una y otra vez, que es la mejor manera de apuntalar de forma sólida en el tiempo una economía. China, Vietnam y muchos otros, son el vivo ejemplo de esto. Que las acciones de Trump, por controversiales que sean, sirvan como espejo: él pelea por los suyos. Y nosotros, ¿cuándo empezaremos a pelear por los nuestros?
La autora es presidente Ejecutiva de Grupo SID
Listín Diario