Las sombras de la selección

Nassef Perdomo Cordero

La designación antes del fin de esta semana de quien sustituya a la actual Procuradora General se maneja como una certeza en los medios de comunicación.

Por primera vez, y en aplicación de lo decidido en la reforma constitucional de 2024, lo hará el Consejo Nacional de la Magistratura.

La propuesta de que así fuera surgió del Poder Ejecutivo, interesado en que esta selección fuera menos personalista y más transparente.

Sin embargo, en la práctica el proceso no ha respondido a ese propósito. El nuevo reglamento del Consejo Nacional de la Magistratura fue sometido a consulta pública en enero del año en curso, pero fue aprobado el viernes pasado sin que se haya tenido la oportunidad de conocer las propuestas ciudadanas que fueron acogidas o rechazadas.

Es discutible en términos jurídicos si el Consejo está en la obligación de hacer vistas públicas sobre el contenido del reglamento —yo entiendo que sí porque regula la participación de los ciudadanos en el proceso—, pero lo que no aparenta tener explicación es que, luego de su aprobación, no se haya dado a conocer ni esté disponible en su portal el martes 18 de febrero, faltando tres días para la supuesta designación.

Tampoco parece que se vaya a entrevistar públicamente a los propuestos como Procurador General y sus adjuntos.

Esto es algo que mi colega y amigo Cristóbal Rodríguez ha censurado porque impide que los ciudadanos conozcan las posibles objeciones que tengan los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura.

Esta es la razón por la cual se consideró que la pluralidad en la composición del Consejo lo hacía ideal para la selección de estos funcionarios, pero todo aparenta que no será.

El problema que todo esto genera no es de índole jurídico, sino de legitimidad social. Si la selección del nuevo Procurador se plantea como el pasado de un rodillo, entonces no tuvo sentido la modificación de la Constitución para que el Consejo asumiera la responsabilidad de designarlo.

Personalmente, me opuse a esto porque entendí que el peso del Presidente —este o el que sea— y sus partidarios en ese órgano era suficiente para que siempre lograra la aprobación de sus propuestos.

Si las cosas siguen como van, eso se cumplirá y los ciudadanos verán defraudadas las expectativas que les crearon. Plus ça change.

El Día

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