Lo que dijo y no dijo la embajadora Campos

Por Bernardo Vega

Habría que mirar 25 años atrás para encontrar a un embajador norteamericano de carrera en Santo Domingo, como lo fue el caso de la embajadora Donna Hrinak. Desde entonces todos han sido nombramientos políticos, ya sea del partido demócrata o del republicano. El ser embajador norteamericano en Santo Domingo tiene gran demanda, no solo porque estamos cerca geográficamente de Washington, sino porque no hay grandes problemas en la agenda bilateral y se puede disfrutar de nuestro sol, playas y golf.

La nueva embajadora, Leah F. Campos tiene condiciones excepcionales, no solo es mujer, sino católica de misa diaria, hispanoparlante y con excelentes contactos en la Casa Blanca. También tuvo experiencia como funcionaria de la CIA, donde, según ella misma, se concentró en la lucha contra los crímenes financieros.

Durante su exposición cuando su confirmación ante el Senado norteamericano no citó a China, pero al llegar el momento de preguntas un muy importante senador republicano indagó sobre sus planes para combatir la creciente presencia china en América Latina y, obviamente, tuvo que contestar. En la prensa dominicana se destacó ese aspecto el cual ni siquiera mencionó en su discurso de la semana pasada ante la Cámara Americana de Comercio. Ese discurso de la embajadora Campos refleja muchas de las posiciones del propio presidente Trump. Por ejemplo, el presidente ha cerrado la frontera con México y en su discurso la embajadora dijo que los Estados Unidos se comprometen con la seguridad fronteriza dominicana.

Al igual que como hace el presidente Trump, la embajadora criticó al gobierno de Biden al decir que este solicitó al gobierno de Abinader mantener abierta la frontera con Haití, en vez de cerrarla. El tiempo dirá si esa presión de Biden fue real o no y si estuvo vinculada al cierre temporal de la frontera por el lío del canal haitiano en Juana Méndez.

También siguiendo la política del presidente Trump, el texto de la embajadora Campos no cita el tema de los derechos humanos ni las deportaciones de haitianos que tanto prevalecía en la política bilateral. Como los sindicatos norteamericanos son en su mayoría demócratas, también fue clara con su advertencia de que ya no se recibirán presiones de esa fuente, como lo fue el caso del Central Romana.

La embajadora citó que luchará contra la inestabilidad en Haití apoyando en ese propósito al presidente Abinader y al sector privado dominicano. No dijo, sin embargo, que la forma más efectiva de Estados Unidos combatir a los terroristas haitianos es proveyendo los recursos financieros necesarios para que pueda operar el segundo contingente militar organizado por Naciones Unidas. Mientras tanto, la administración de Trump ha tomado recientemente dos medidas que nos perjudican, pues ha incluido a Haití entre diecinueve países cuyos ciudadanos no podrán buscar la nacionalidad norteamericana, ni las tarjetas verdes, y también anunció que en febrero del próximo año vencerá el estatus temporal de protección que hoy abarca a 350,000 haitianos que serían deportados, muchos de ellos tratarán de cruzar la frontera hacia nuestro país.

La embajadora tampoco citó el hecho de que Estados Unidos ha violado el DR-CAFTA al imponer aranceles a nuestras exportaciones mientras mantiene el arancel cero para las exportaciones mexicanas, que compiten con nuestras zonas francas. Lo de financiar a las tropas en Haití y otorgarnos de nuevo arancel cero son los dos aspectos más importantes para los dominicanos en la agenda bilateral. Pero como todo lo decide el presidente Trump personalmente, es interesante su comentario de que para esos fines debemos acercarnos a la Casa Blanca.

La embajadora no citó el uso de la Base Aérea de San Isidro y el Aeropuerto Internacional de las Américas para aviones militares norteamericanos y para nosotros eso sigue sin explicación ya que la base aérea de Roosevelt Road en Puerto Rico hoy día está llena de aviones de guerra norteamericanos, como lo está en Aguadilla la Base Borinquen, antigua Ramey.

Finalmente, la embajadora anunció que visitará al Central Romana, la más antigua y mayor inversión privada norteamericana en el país y que se vio acosada durante el gobierno de Biden por el tema de la mano de obra haitiana que utiliza. Pero es de conocimiento general que uno de los hermanos dueños del Central Romana es uno de los grandes contribuyentes a las campañas de Trump y visita con frecuencia a Mar a Lago.

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