Lo que podría ser un gran error político-electoral

Francisco S. Cruz

No hay, en mi opinión, peor error que pueda cometer la oposición -llámese PLD-PRD y demás siglas-, de cara a 2028, como querer fusionarse con otra organización política, pues tal estrategia en vez de proyectar fortaleza política generaría todo lo contrario: en el fondo reduce el impacto de una alianza y resulta difícil o imposible cuantificar qué aportará electoralmente el partido que decidió fusionarse; pero además hace triza un aspecto de simpatía, trayectoria y pertenencia de un fragmento, franja o miembros de la militancia del partido que se fusiona obviando que hay, en la actividad política y en la vida de los partidos, gente o miembros que expresan sentimientos, pertenencia o apego a una determinada organización política cuando se ha militando por mucho tiempo. Y entonces, el desaliento o suicidio político-electoral es inminente o patético.

En esa misma línea de análisis se inscribe el pretender, como en 2024, hacer alianza o coalición a un solo nivel o de dos: el congresual o municipal- e ir cada uno por su lado a nivel presidencial. En otras palabras, ganancia neta para el partido en el poder. Eso se cae de la mata y si se vuelve a repetir es porque una parte de la “oposición” se siente cómoda o cumplida perdiendo.

Y es que no hay verdad más cierta hoy: la oposición a este gobierno y partido -el PRM- va como el cuento de aquellos dos borrachos que aunque no se querían, por múltiples razones, caminaban abrazados para no caerse o irse de bruces… (esa metáfora es irrefutable hoy).

Por último, los tiempos -buenos o malos-, en política como en la vida, hay que saberlo medir y transitar, primero, haciendo consciencia de una realidad; y segundo, no queriendo que uno se salve y el otro se joda, porque casi siempre o a la larga es más provechoso un pedazo del pastel que escribir el epitafio-derrota de un otrora compañero o aliado. Por eso, he sostenido que el problema de la oposición no es de partidos, siempre y cuando vayan unidos, sino de cuál será el candidato -y desde la primera vuelta o temprano-. Y ya sabemos, llegado el momento, cómo se descubre o se despeja eso: con encuestas… (no hagamos, pues, lo que es fácil o de lógica elemental, difícil). Es cuanto.

El Caribe

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