¡Lo que sí será seguro en el 24!
Sé que es un mayúsculo atrevimiento el asegurar escenarios electorales a casi dos años de las elecciones, sobre todo hoy, en medio de un mundo tan cambiante, y en esta sociedad líquida en qué vivimos en donde la mayoría de los paradigmas se están modificando.
Lo que sí podemos advertir es cuál será el contexto en que se definirán las elecciones venideras, porque los mecanismos de decisión no cambiarán y les tocará a los del gobierno y a los de la oposición, en qué escenario les sería posible ganar en los próximos comicios, si es en primera o en segunda vuelta.
Los imponderables, así como la suerte, tienen categorías históricas y nadie puede analizar o recrear escenarios electorales sin tener en cuenta estos sorpresivos factores que pueden hacer cambiar diametralmente la ecuación, porque razones de vida, salud, u otras humanas circunstancias pueden redefinir el panorama electoral.
Pero ello no quiere decir que los partidos se nieguen a aceptar que las posibilidades u oportunidades estratégicas deben de delinearse con tiempo hábil, ya que en países como el nuestro, el orden de los factores si altera el producto, y decimos así, porque está claro, que no siempre como ahora observamos quiénes pueden ganar en la primera vuelta es posible, sin embargo que no gane en una segunda.
El Gobierno del Cambio, no importando quién sea su candidato presidencial, incluyendo al hoy incumbente, solo tendrá un chance de ganar, y es en la primera vuelta electoral, porque de seguro perdería en la segunda, ya que el voto opositor se les uniría en contra y les ganarían esos comicios, pero muchos se preguntarán porque descarto una victoria oficialista en una segunda, simple de contestar, las tres fuerzas opositoras predominantes en ese escenario, estarían obligadas a coaligarse, porque tienen una misma base de apoyo, el pelebalaguerismo.
Los morados, los pueblistas y los reformistas han gobernado 42 de los últimos 56 años, y todos desean volver al poder, y la proclive vocación gobiernista de sus bases nadie puede ponerla en duda, y a la menor posibilidad de ganar, unirán esfuerzo para volver a ser de nuevo los inquilinos del Palacio Nacional.
A eso es que se enfrentaría la tolda perremeísta en una posible segunda vuelta, a la unidad monolítica de los que han detentado el poder en más de un 80% de las veces, y que no se detendrían para lograrlo, más aún, cuando al moler el polvo de la derrota en el 2020, han comprendido que solo unidos pueden volver al poder en el 2024.
Sueñan los que creen, que las bases moradas, verdes y coloradas se dividirán, esa suerte a los perremeístas no se les presentará dos veces, las bases opositoras todas, fuera del tren gubernamental, aprendieron la lección y si la dupla oficialista no logra ganar en la primera vuelta; el candidato opositor que clasifique en la primera vuelta se llevará el 90 % del voto opositor en la segunda, no importando el criterio particular de sus líderes, que en esa ecuación acuerdan, o sus bases de apoyo los dejarán solos, porque le votarían de forma automática al que clasifico.
Lo que sí está seguro para el 2024, es que el gobierno tiene sus posibilidades de ganar en la primera, y la oposición para esa ocasión tendría dos chances, ya que si no lograsen ganar en la primera cita electoral, les sonreiría el destino en la segunda, porque el que clasificase se terciaría la banda tricolor en su pecho.
Los que están en la oposición hoy, tienen una impronta envidiable, gestiones preñadas de tangibles e innegables realizaciones, relaciones históricas con los poderes fácticos de la Nación y experiencia electoral sobrada, por lo que sería una tarea verdaderamente ciclópea para el oficialismo el ganarle las elecciones a tanta veteranía unida.
Para el mal augurio del gobierno, estos se encaminan a dividir, como en anteriores ocasiones, el hoy perredeísmo con nuevas siglas el PRM, que con un nuevo liderazgo alternativo, como el del doctor Guido Gómez Mazara o el del ingeniero Ramón Alburquerque le plantarán cara, no lo duden, al esfuerzo continuista del popismo palaciego, y esa será la nueva temporada de la acostumbrada saga divisionista de los blancos, que a expresión profética de su líder histórico, el doctor Peña Gómez estableció “que solo el PRD derrotaba al PRD”, y penosamente así ha sido.
La reelección presidencial lo primero que tendrá son muchas piedras que les pondrán sus propios compañeros de tolda, que les darán dolores de cabezas inimaginables a los del olimpo palaciego, la oposición tiene la ventaja que quién clasifica en primera vuelta, les sobrarán apoyos y votos para la segunda, y más si quien sería el abanderado de la causa opositora, lo fuera como lo están mostrando las encuestas, el expresidente Leonel Fernández.
No voy en esta ocasión a descartar ninguna de las opciones, para tratar de ser lo más objetivo posible, pero si el gobierno no gana en primera le será casi imposible en segunda, y si a la oposición no la sacan de ecuación, desde la primera cita electoral, se hará mucho más fuerte en segunda y de seguro ganaría cómodamente las elecciones en ese segundo encuentro.
Los estrategas del gobierno y de la oposición deben saberlo, y tendrán la obligación construir sus tácticas partiendo de esa realidad, que solo los muy inexpertos pueden obviar, por lo que el perremeísmo gobernante acaricia la idea de armarse un traje a la medida a sus reales posibilidades electorales y desean hacer una reforma constitucional, para reducir el porcentaje de ganar en la primera vuelta a un 40%, iniciativa que podría tener asidero histórico, más no legitimidad en estos precisos momentos.
No voy a hacer juicio de valor en esta oportunidad de quién podría ganar las elecciones, lo que sí está claro es que el gobierno tiene una única oportunidad, y lo será en la primera vuelta. Todos sus esfuerzos deberán estar encaminados a lograr la hazaña de repetir, aunque por la mínima, su victoria del 2020. De no ser así, que se preparen a volver a su estado natural la oposición y por mucho tiempo, porque los que llegarían al gobierno tienen una lección aprendida: “el que se divide, pierde”