«Los archivos desclasificados revelan planes de la CIA y conspiradores para matar a Trujillo»
Santo Domingo, 21 marzo. – El 18 de marzo de 1961, en una reunión secreta en Santo Domingo, el jefe de la estación de la CIA, Robert Owen, escuchó un plan estremecedor: un grupo de conspiradores dominicanos pretendía asesinar al dictador Rafael Leónidas Trujillo.
La información fue proporcionada por el doctor Ángel Severo Cabral, uno de los principales opositores del régimen, quien detalló un esquema de ejecución silenciosa pero con potenciales efectos colaterales.
Según el documento clasificado número 104-101214-10034, recientemente desclasificado por el gobierno de los Estados Unidos, la CIA mantuvo múltiples reuniones con líderes de la conspiración dominicana para coordinar la caída del régimen trujillista. En uno de esos encuentros, Severo Cabral expuso un plan que no solo tenía como objetivo al dictador, sino que también podría afectar a una persona cercana a él.
Owen registró la conversación en un informe interno:
«Su grupo planea lo siguiente: conocen la identidad de la amante de Trujillo en la capital. Él suele visitarla una vez por semana o cada dos semanas, con poca vigilancia. Tienen a alguien en el edificio que puede alertarlos cuando Trujillo llegue. Vestidos de militares, planean distraer al guardia con un pretexto, eliminarlo en silencio, ingresar al departamento y asesinar al dictador, posiblemente también a su amante.»
Para ejecutar la operación, el grupo solicitó cinco subfusiles M-3 y 1,500 rondas de municiones. Severo Cabral enfatizó la necesidad de que las armas llegaran de manera segura, evitando que la entrega comprometiera todo el plan.
Este documento, de 64 páginas, detalla meticulosamente los preparativos de la conspiración y menciona a varios de los principales implicados en la trama contra Trujillo. Entre los nombres citados figuran Juan Vicini, Jordi Brossa, Luis Amiama Tió, José René Román, Juan Tomás Díaz y Donald Reid Cabral, entre otros.
Los archivos secretos y la visión de la CIA sobre República Dominicana

El martes pasado, los Archivos Nacionales de los Estados Unidos desclasificaron documentos sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy. Entre estos archivos figuraba información clave sobre la inteligencia estadounidense en República Dominicana durante 1961.
Uno de los documentos, identificado con el código 104-10214-10034, está dedicado a la caída del régimen de Trujillo. Al final del informe, se añade una nota en inglés que plantea una reflexión inquietante:
«Los conspiradores no estaban motivados por el deseo de una república libre y democrática, sino por intereses personales o deseos de venganza.»
Según los registros de la CIA, el general José René «Pupo» Román, jefe de las Fuerzas Armadas dominicanas y uno de los principales implicados en el complot, no tenía intención de permitir elecciones libres tras la muerte de Trujillo. En su lugar, aspiraba a convertirse en el nuevo hombre fuerte del país.
El documento también menciona al general Juan Tomás Díaz y a Antonio de la Maza, señalando que sus motivaciones estaban marcadas por resentimientos personales.
La CIA afirma que Díaz fue deshonrado públicamente por Trujillo y destituido del Ejército, lo que lo llevó a buscar venganza. En cuanto a De la Maza, el archivo sugiere que su rencor tenía raíces familiares: su hermano, Octavio de la Maza, fue asesinado por orden de Trujillo para encubrir su implicación en el caso Galíndez.
Sobre otros conspiradores, como Jordi Brossa, Juan Vicini y Luis Amiama Tió, los informes de la inteligencia estadounidense admiten desconocer sus verdaderas motivaciones.
El asesinato de Trujillo: la ejecución del complot
El 30 de mayo de 1961, la conspiración llegó a su punto culminante. Rafael Leónidas Trujillo fue abatido mientras viajaba en su Chevrolet Bel Air en dirección a San Cristóbal.
El grupo de ejecutores estaba compuesto por Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Antonio Imbert Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda y el teniente Amado García Guerrero. Divididos en tres automóviles, los conspiradores aguardaban en la avenida George Washington. Aunque la señal acordada nunca llegó, al notar que un Chevrolet negro seguía de cerca al dictador, decidieron actuar.
Antonio de la Maza disparó primero, hiriendo a Trujillo en el hombro. Se desató un intercambio de disparos que duró varios minutos. El dictador logró herir a Pedro Livio Cedeño en el vientre antes de caer abatido. A las 10:10 de la noche, el régimen trujillista llegaba a su fin.
El legado de la conspiración y el fin de la dictadura
El ajusticiamiento de Trujillo marcó el inicio del proceso de transición hacia la democracia en República Dominicana. No obstante, la lucha no terminó con su muerte. En los meses siguientes, los remanentes del régimen tomaron represalias brutales contra los conspiradores y sus familias.
Los ejecutores que no lograron escapar fueron capturados y asesinados en condiciones atroces. Entre las víctimas estuvieron Juan Tomás Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Roberto Pastoriza y Pedro Livio Cedeño. Solo Antonio Imbert Barrera y Luis Amiama Tió sobrevivieron a la cacería desatada por los trujillistas.
El régimen de Trujillo, que gobernó con mano de hierro durante 31 años, dejó un legado de represión, corrupción y terror. Entre sus crímenes más infames se encuentra el asesinato de las hermanas Mirabal—Patria, Minerva y María Teresa—junto a Rufino de la Cruz, el 25 de noviembre de 1960.
El ajusticiamiento de Trujillo no solo puso fin a una de las dictaduras más sangrientas de América Latina, sino que también abrió el camino para la democratización del país. Sin embargo, como revelan los documentos desclasificados, los intereses personales y las ambiciones políticas jugaron un papel fundamental en la conspiración.
A más de seis décadas de estos acontecimientos, la historia sigue revelando detalles ocultos sobre la caída del régimen trujillista. Los archivos recientemente desclasificados arrojan nueva luz sobre la participación de la CIA y las motivaciones reales de quienes decidieron poner fin a la era de Rafael Leónidas Trujillo.