Los derroteros
Miguel Reyes Sánchez
Desde la Antigüedad los navegantes se sirvieron de algunos métodos e instrumentos que les permitían conocer con cierta aproximación su posición en el mar.
Los métodos iban desde el movimiento de los astros, las direcciones de los vientos, las profundidades del océano dependiendo de los tipos de peces, color del agua hasta memorizar los accidentes geográficos en las costas.
Mientras, uno de esos instrumentos documentales han sido los derroteros, que se iban sustentando en los diarios de viajes y las experiencias vividas por los marineros en sus travesías.
Los derroteros precedieron a las primeras cartas náuticas, pues para los navegantes de esa época era más seguro emprender sus travesías, sustentados en una información fidedigna sobre el mar y las costas que iban a navegar. A inicios del siglo XV, se empezó a tener interés en el registro de las costas y de las rutas de navegación. En 1483, el francés Pierre Garcie Ferrande terminó de redactar su derrotero “Le Grand Routier de la Mer”, el cual fue impreso en Poitiers en 1520. En esta época aparecieron otros portulanos como los del portugués Jean Alfonse (1544) y del vasco Martín de Hoyarçabal (1579).
Los derroteros siguen siendo libros de actualidad, y no obstante existir métodos modernos de ubicación satelital como los GPS, aún conservan su utilidad práctica, que incluso existen publicaciones internacionales que compilan y editan los derroteros de todo el mundo, como el Sailing Directions publicado por el Instituto Hidrográfico del Reino Unido (UKHO).
Como precedente histórico, el primer texto publicado en que aparecen los datos de la Isla de Santo Domingo fue el Derrotero de las Islas Antillas y de las costas orientales de América, publicado en 1810 por la Dirección de Hidrografía de Madrid. Mientras, el primer texto dominicano fue una relación geográfica minuciosa de las costas dominicanas titulado Denominaciones toponímicas del litoral la República Dominicana de Carlos González Núñez.
En República Dominicana se han publicado tres derroteros de la isla de Santo Domingo, el primero escrito por Emilio Rodríguez Demorizi en 1975, el segundo publicado por el Departamento Hidrográfico de la Marina de Guerra y el tercero fue redactado por Miguel Reyes Sánchez, autor de esta columna, para la Armada de la República Dominicana en el 2014.
Esta última obra se desmontan las coordenadas establecidas en el texto anterior con una asistencia de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOA) de Estados Unidos y se traza el recorrido por las costas observando los puntos de referencia actuales y las nuevas circunstancias que han surgido en cada lugar destacado, documentadas con fotografías aéreas de todo el litoral.
En este derrotero, además de los detalles cartográficos, se incluyó toda la legislación vigente en la materia, los acuerdos internacionales sobre asuntos navales y costeros suscritos por la República Dominicana, las tablas de millaje náutico entre un punto y otro, el sistema de balizamiento nacional y muchos otros datos valiosos para el navegante.
Al finalizar esta obra en el 2014, quedó el compromiso de que cada tres años se iba a revisar para incluir los cambios constantes que sufren las costas y los eventos marítimos que hayan ocurrido. Esta es una tarea importante, imprescindible y necesaria para la seguridad y continuo desarrollo de la navegación de la Republica Dominicana.
Publicado originalmente en Listín Diario