Madonna convierte la playa de Copacabana en una gigantesca pista de baile y deja huella en Brasil
Brasil, 5 de mayo – La icónica estrella del pop, Madonna, transformó la playa de Copacabana en Río de Janeiro en una inmensa pista de baile el sábado por la noche. La artista ofreció un concierto gratuito ante una multitud récord de 1,6 millones de personas, marcando así el cierre de su gira «The Celebration Tour» por 15 países de Europa y Norteamérica.
Con un calor inusitado de 24 grados para esta época del año, Madonna ofreció una noche mágica que cautivó a sus fanáticos, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido cuando la cantante despegó su carrera en los años ochenta. Desde el comienzo, se convirtió en un sueño hecho realidad para miles de personas, entre ellos Neemias Alves da Silva, un técnico de enfermería carioca de 32 años que ya había visto a la artista en directo durante su última visita a Brasil en 2012.
El espectáculo de dos horas y diez minutos abarcó los 26 éxitos más grandes de Madonna, incluyendo «Like a Virgin», «Like a Prayer», «Express Yourself» y «Vogue». A lo largo del concierto, la artista mostró su legado de décadas a través de una deslumbrante combinación de música, coreografías y vestuarios icónicos que quedaron inmortalizados en la historia del pop.
Madonna compartió el escenario con estrellas locales, como Anitta y Pabllo Vittar, lo que aumentó la emoción de los presentes. Uno de los momentos más destacados ocurrió cuando las artistas interpretaron la coreografía de «Vogue» junto a la hija de Madonna, Estere, de 11 años. Además, la estadounidense sorprendió a los espectadores al llevar un vestido con los colores de la bandera de Brasil durante su actuación con Anitta.
La multitud presente era diversa, desde familias con niños hasta miembros de la comunidad LGTBI que idolatraban a Madonna desde los difíciles tiempos del sida. Esta mezcla única de personas fue testigo de un concierto inolvidable, aunque algunos se quejaron de la calidad del sonido y de la seguridad, ya que bandas de adolescentes y niños intentaron robar celulares y carteras a los asistentes.
Madonna eligió Copacabana, la playa más emblemática de Brasil, como el escenario perfecto para culminar su gira. Durante su carrera, ha roto tabúes sexuales, religiosos y relacionados con la maternidad, y se ha enfrentado a instituciones poderosas como el Vaticano. Ahora, su batalla es contra el edadismo, mientras sigue siendo una figura influyente en la música y la cultura pop.
Además de su legado musical, Madonna tiene una relación especial con Brasil. Desde su romance con un carioca 28 años menor que ella hasta sus visitas a las favelas y sus actuaciones en el Sambódromo, la artista siempre ha mantenido un vínculo cercano con el país. En esta ocasión, se hospedó en el hotel más emblemático de Río de Janeiro, el centenario Copacabana Palace.
Sus fanáticos acudieron a la playa para celebrar junto a la gran diva del pop una noche única. Para muchos, fue un momento personal e inspirador, como lo expresó Maria Luiza Alves, de 19 años, quien destacó el impacto de Madonna en la defensa de los derechos de las mujeres y la comunidad LGTBI, así como su apertura al hablar de temas como el sida y el embarazo juvenil.
El argentino Daniel Salazar, maestro pastelero de 32 años, viajó desde Buenos Aires después de ahorrar durante un año para asistir a este concierto especial. Su devoción por Madonna comenzó a los diez años cuando su madre le regaló el vinilo de «The Immaculate Collection», marcando el inicio de su relación eterna con la artista.
Aunque el concierto de Madonna fue gigantesco, no fue el más multitudinario de Copacabana. En 1994, Rod Stewart congregó a 3,5 millones de personas, un récord que aún se mantiene. Otros artistas como Jorge Ben Jor y los Rolling Stones también han reunido a multitudes en la playa carioca, pero Madonna dejó una huella especial en la noche del 5 de mayo.