Maduro y la teoría del dominó invertida
Francisco S. Cruz
Fue innegable y demostrable que Nicolás Maduro -“presidente” de facto de Venezuela- hizo fraude en las pasadas elecciones presidenciales (2024), pues no pudo presentar las actas de su “triunfo” electoral y la comunidad internacional; incluso países aliados -por ejemplo, Brasil-Lula- le han exigido que presente las actas sin respuesta alguna.
Esas “elecciones” incalificables y donde fue evidente que el régimen de Nicolás Maduro perdió, pues, diferente a otras coyunturas políticas-electorales, la gente de los cerros o “favelas” no bajó ni fue a votar sino que le fue indiferente y claramente se expresó, en mayoría de los que fueron a votar, a favor de la oposición. En otras palabras, dejó solo a Maduro y su régimen de oprobio.
Pero más allá de acorralar y hacer colapsar al gobierno de facto que preside Maduro, con la presión de la comunidad internacional y la determinación de la administración del presidente Donald Trump de aceptar el desafío -bravuconada- de Maduro, es evidente que la estrategia va más allá de de salir del bocón, pues el régimen venezolano es el primer eslabón de la teoría de dominó -Presidentes, Truman-Eisenhower (1954)- invertida en juego: sacar a Maduro y sus secuaces y que el ejemplo, cual juego de naipes, arrastre a Cuba y Nicaragua.
Ya lo habíamos escrito: este 2025 es el principio del fin de los dictadores en nuestra América; y no creemos que esta vez habrá “pajarito” que cante a favor de Maduro, Ortega-Murillo ni de Díaz-Canel. Se irán, pues, en el caso concreto de Venezuela es un país inmensamente rico, pero gobernado por incapaces y saqueadores; mientras que en Nicaragua hay una dinastía y en Cuba una dictadura-ruina cayéndose a pedazos que no aguanta más hambre y miseria…..(en cualquier momento la gente saldrá a protestar a las calles y pondrá fin a la dictadura más obsoleta de nuestro hemisferio).
Esos pueblos -Venezuela, Nicaragua y Cuba-, más temprano que tarde, romperán las cadenas y no habrá forma de evitar el descontento social, el fin del saqueo y la pretensión de perpetuidad de unos regímenes sanguinarios, conculcadores de libertades públicas y castradores de su voluntad soberana mil veces escamoteadas.
Finalmente, es increíble que Venezuela un país inmensamente rico no pueda, bajo el régimen de Nicolás Maduro, producir, siquiera, papel higiénico, que Nicaragua -la tierra de Sandino- esté gobernada por una pareja de dictadores y que Cuba, después de más de seis décadas de dictadura castrista, no pueda exhibir el desarrollo económico y social de la Cuba de los 50… ( esa triple realidad es insostenible e injustificable por más embargo y queochocuánto). Y lo vamos a ver muy pronto…
Por último, venezolanos, nicaragüenses y cubanos, este 2025 es el principio del fin de Nicolás Maduro, Ortega-Murillo y Díaz-Canel. Y no olviden: “Nunca es más oscuro que cuando va a amanecer “. ¡Adelante!
El Caribe