Magín y la expectativa de un nuevo rumbo fiscal
Ramón Núñez Ramírez
Existe la expectativa de que la designación de Magín Díaz al frente del Ministerio de Hacienda y Economía, tras la “renuncia” de Jochi Vicente, obedece a la necesidad de dar un giro a la política fiscal, o, de no ser así, el presidente hubiese quedado muy bien con el partido designando uno de los viceministros o los economistas aspirantes a posiciones.
Fuera del “line-up”, Magín Díaz, aprovechando sus dotes de comunicador, desarrolló segmentos de economía y participó en muchos programas de entrevistas, entre ellas, en el Telematutino 11, siendo muy preciso en sus posiciones en lo relativo a la política fiscal.
Magín Díaz declaró en varias ocasiones que este gobierno era el de menor gasto de capital en las dos ultimas décadas, y, efectivamente, ronda el 2.2% del PIB y el 13% del gasto total, mientras, en la administración del Dr. Leonel Fernandez, en el período 2004-2012, el gasto de capital promedio fue de 5.8% del PIB y 26% del gasto total.
Esa importante inversión publica fue una de las locomotoras del crecimiento que en promedio fue de 5.8% a pesar del tercer choque petrolero con el crudo montándose en los US$140 el barril o la crisis financiera global 2008-2009.
El ministro Díaz está consciente de que el espacio fiscal se ha agotado. Un informe del Ministerio de Hacienda refiere que en 2026 la diferencia entre los ingresos totales y el gasto corriente será negativo en RD$38,710.2 y al 18 de julio 2025 es negativo en RD$36,441.7.
No hay ahorro corriente y los ingresos totales no alcanzan para cubrir los gastos corrientes. ¿Pocos ingresos o exceso de gasto corriente?
El ministro sabe que hay espacio para reducir la evasión, estimada en redondo en casi 50%. Para eso se requiere de tiempo, tecnología y un personal experimentado. Ahora mismo hay ausencia de por lo menos dos; por eso, la necesidad de una reforma fiscal, pero no la de Jochi Vicente, una reforma ponderada, discutida con los expertos tributarios y consensuada en el Consejo Económico y Social o la alternativa, bastante difícil, de ajustar el gasto corriente para liberar recursos a la inversión.
Magín Díaz sabe que puede disminuir el gasto en intereses y esto viene por dos vías, los intereses de la deuda externa y la interna, con la externa salvo el manejo de pasivos es difícil reducirlos con las elevadas tasas en los EE. UU., a menos que una reforma fiscal reduzca el déficit y la velocidad de endeudamiento, por cierto el mismo informe estima que para 2028 los intereses de la deuda serán 20% mayor a los de este año.
Con la deuda interna no es sencillo, por la existencia de dos emisores, Banco Central y Hacienda, pero Díaz puede gradualmente invertir la curva de rendimiento de los bonos de Hacienda, disminuyendo los intereses a corto plazo a expensas de aumentar los de largo plazo.
Si bien el presidente Abinader declaró el lunes que no había hablado de reforma fiscal con el nuevo ministro, es obvio que su designación no fue para administrar un mayor deterioro fiscal. De ser así, sería un fracaso para Magín Díaz y también para el presidente, quien no podrá mostrar grandes realizaciones en materia de inversión pública.
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