Más que papeles

Marisol Vicens Bello

El próximo 10 de enero Nicolás Maduro pretende juramentarse como presidente de Venezuela a pesar de que el pueblo venezolano según lo avalan las actas votó masivamente por el candidato de la oposición Edmundo González Urrutia, y aunque es muy probable que desgraciadamente logre ese propósito por conservar aún el apoyo de los militares quedará al mismo tiempo formalmente reconocido por los gobiernos que respetan la democracia como un dictador que se robó groseramente las elecciones de su país desconociendo la voluntad expresada en las urnas, y se quedará cada vez más aislado, pues hasta distintos presidentes y expresidentes de izquierda de la región como Lula da Silva, Gabriel Boric, Gustavo Petro, Pepe Mujica han cuestionado su accionar y tomado distancia de este.

Maduro no contó con la tenacidad, capacidad, estrategia y logística de la líder de la oposición María Corina Machado, quien aunque fue abusivamente impedida de presentarse como candidata a la presidencia ha liderado valientemente todo el proceso, y logró recolectar más del 80% de las actas impresas de las máquinas de votación utilizadas en el proceso, las cuales evidencian que el candidato de la oposición ganó las elecciones con más de un 67% de los votos, y su régimen no pudo demostrar lo contrario presentando evidencias creíbles, y simplemente a través de sus organismos parciales se hizo declarar como ganador con un supuesto 51.95% de los votos por el Consejo Nacional Electoral sin presentar las actas de votación que avalarían dicho resultado, y recurrió a la represión, al abuso, la persecución y al desconocimiento de todos los derechos ciudadanos y garantías para intentar socavar las denuncias de fraude.

Esas actas de votación que fueron publicadas por la oposición en plataformas digitales fueron meses después formalmente presentadas por el Centro Carter que participó como observador del proceso de elecciones ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), y acaban de ser entregadas en custodia al gobierno de Panamá para que reposen en las bóvedas de su Banco Nacional como testimonio fehaciente de la voluntad popular del pueblo venezolano expresada en las urnas y atropellada.

Algunos dirán que son simples papeles, pues en los hechos sin presentar ninguna acta el ya oficializado dictador Maduro pretende seguir gobernando tomando posesión para un nuevo mandato para lo cual ya ha recrudecido sus actos de terror e intimidación con el denunciado secuestro del yerno de González Urrutia, el cerco de la casa de la madre de María Corina, la detención de importantes activistas de derechos humanos como Carlos Correa, y probablemente estará dispuesto a enfrentar con brutalidad el llamado de “Venezuela a la Calle” y los clamores por la libertad en la víspera de una toma de posesión que lamentablemente podría estar teñida de sangre, de detenciones, y ojalá que no, de muertes, pero esas actas seguirán gritando a voces que Maduro se robó las elecciones y podrían precipitar su caída definitiva.

Gracias a esas actas los líderes demócratas del mundo han reconocido la victoria de la oposición, y aunque Edmundo será muy probablemente impedido de ingresar a su país junto a los expresidentes que lo acompañarán en ese periplo, seguirá siendo el presidente electo de Venezuela, aunque le nieguen el derecho a ejercer la primera magistratura de la Nación.

Por eso no se trata de pensar si se trata de una frágil victoria de papel pisoteada por la dictadura y sus esbirros, o de si es inútil apoyar a un presidente electo que no será investido, o si es peligroso acompañar el corajudo sueño de libertad de una mujer que no se rinde, sino de comprender cuán vulnerable somos en cada país y cuán importante es defender y solidificar nuestras democracias, pues con todo y sus defectos, y a pesar de los problemas que podamos tener en nuestro país y en otros, contar con libertad, respeto a los derechos ciudadanos y a la voluntad popular, es un activo invaluable que debemos valorar, defender y cuidar. Apoyemos la democracia, y a los venezolanos que claman porque se respete la voluntad popular, su lucha es la de todos.

El Caribe

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