Mi Hermano Pedro Gil, in memoriam
Antonio Gil Iturbides
Desde muy niño Mi Hermano Pedro se involucró en tareas difíciles y complicados emprendimientos. Dio muestras de interesarse en las lecturas de todo tipo en la edad en que la mayoría no lo hacía y desarrolló la vocación por escribir mucho más allá de todo otro interés particular. Presentía yo, cuando lo observaba en sus concentraciones, como si hubiera nacido con algún tipo de influjo interior.
Al morir, los humanos tendemos a emitir elogios (a veces exagerados) en mérito del fallecido, pero en el caso de Mi Hermano cualquier elogio de mi parte es insuficiente. Fue un hombre valiente, honrado, pacífico, arrojado, honesto, prudente, sin miedos, humanitario, bondadoso con sus familiares y extraños, además de comedido.
Leía él con fruición desde muy niño y se vinculaba principalmente con lecturas como los clásicos romanos, especialmente sobre la historia y las figuras más prominentes. Para él fue la lectura un ambiente propicio porque nuestro padre, aunque comerciante toda su vida, era un lector consumidor consistente de libros y publicaciones en cantidad y en varios idiomas, incluidos en mallorquín y el catalán. Para Mi Hermano, por tanto, era este un ambiente muy bien avenido. Como todos los niños participaba en los juegos de todo tipo, pero siempre concluía sus jornadas diarias con lecturas y escrituras.
Con muy pocos años (tanto como siete u ocho años lo recuerdo) dedicó tiempo a escribir historietas que él mismo desarrollaba con originalidad. Usaba en esta labor todos los papeles que encontraba disponibles, incluidas las páginas en blanco de cuadernos de la escuela abandonados o las páginas sin usar de las viejas libretas de notas o libros de contabilidad de los negocios que desechaba Papá. Lamento que todas estas escrituras infantiles se perdieron porque hoy hubieran sido interesantes para que él mismo reconociera sus interiores pensamientos.
La vida le exprimió durezas y le hizo exigencias a veces exageradas. Mi Hermano nació en los meses inmediatamente posteriores al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Fue un período en que toda la humanidad sintió preocupación por el destino de la civilización y, sin dudas, de una condición de extremas dificultades para todos, porque predominó la escasez de productos elementales de todo tipo. Mamá recordaba con frecuencia cómo Mi Hermano Pedro, todavía muy niño, discurría sobre la Segunda Guerra Mundial y de cuando Estados Unidos le lanzó a Japón las dos bombas nucleares. Para Mamá era particularmente extraño que aquel niño de cuatro o cinco años se interesara en una cosa que para él debía ser inimaginable.
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Pero, además, este período de la historia dominicana que le tocó vivir a aquel niño fue particularmente significativo para su conformación intelectual. Fue aquel el período del ingreso de un importante grupo de inmigrantes españoles que escapaban de los rigores de la Guerra Civil Española de 1936 a 1939. Estos fueron los años de “los refugiados” como se les llamó a aquellos emigrados que se desparramaron por el mundo intentando sobrevivir. Eran personas particularmente formados intelectualmente que marcaron profundamente todas las naciones en las cuales intervinieron y, principalmente, a la República Dominicana. La lista de estos intelectuales es significativamente importante en este país y muy influyente para nuestra familia por razones particularmente directas.
Nuestro Padre, Pedro Gil Vives, había emigrado a España desde 1923, muchos años antes de la Guerra Civil Española, pero recuerdo como con frecuencia cuando muchas personas, que conocían de su origen, le preguntaban: “¿Español? ¿Refugiado?” Este espontáneo interrogatorio breve tenía un particular significado porque contenía una casi exclusiva connotación en aquellos años de la Dictadura ya que a los españoles se les atribuyeron muchas ideas que estimulaban los levantamientos contra el gobierno dictatorial de Rafael Trujillo e insuflaban ideas revolucionarias para inducir la creación de los grupos sindicales levantiscos. Aquello no era totalmente así, como presumían muchas personas, pero tampoco se puede descartar que la idea de que con la inmigración de “los refugiados” se insuflara un factor fundamental en los movimientos políticos y sociales de aquellos años. Los españoles “refugiados” publicaban periódicos difundiendo sus ideas políticas, algunas abiertamente comunistas, consentidas por el sistema político de Trujillo, en unos años en que aquí muy pocos sabían de esas cosas o no se atrevían a comentar.
En esos años, La Romana, donde nació Mi Hermano Pedro, se encontraba en el centro del volcán político que amenazaba con eructar el fuego del movimiento sindical dentro de los ingenios de azúcar. En 1942, justo en el año en que nació Mi Hermano Pedro, estalló el primer gran movimiento sindical que forzó a mejorar las condiciones salariales de los trabajadores del campo en los ingenios de azúcar y los muelles.
Entonces, nuestro Padre en esos años, como todos los españoles (“refugiados” o no) pasaron a ser sospechosos del actuar contra el régimen. Nuestro padre nunca fue político participante pero sí tuvo como amigos a muchos que se vincularon y participaron en los movimientos sindicales que perturbaron al sistema político dominicano. Ya antes, en 1931, intentaron asesinar a Papá cuando dormía en el interior de su negocio. Tuvo que luchar por su vida contra el asesino que logró ensartarle siete puñaladas y fue acusado por la muerte del ladrón hasta que el prominente comerciante español Francisco Beltrán tomó su defensa. En 1949 le lanzaron, a la hora de la misa dominical, una camioneta contra la bicicleta con que paseaba todos los domingos y casi lo matan. Únicamente el sicario atinó a romperle los huesos, tibia y el peroné izquierdos, y fue hospitalizado por dos meses hasta recuperarse. Aquel sicario tuvo el descaro de presentarse a nuestra casa, luego de minutos intentar el asesinato, para decirle a Mi Hermano (entonces de ocho años) que había asesinado a su Papá. A las pocas semanas después fue asesinado un sobrino político que laboraba en el negocio de Papá. Este sobrino de Mamá se había afiliado al Partido Socialista Popular (PSP) a pesar de que Papá le sugería que no lo hiciera. Otros dos intentos de eliminación contra Papá se produjeron en 1955 y 1956, no por el régimen en particular, pero sí por personeros del sistema.
Todos esos sucesos, aparentemente inconexos, marcaron la vida de Mi Hermano Pedro desde la niñez y endurecieron su ánimo. Pienso que la fe religiosa de Nuestra Madre, profundamente católica, y el pensamiento libre inculcado por nuestro padre, impidieron que mi Hermano Pedro se radicalizara políticamente y, en cambio, tendiera a formas de pensamiento más moderadas.
Abuelita, madre de mi mamá, pienso que también nos indujo a vincularnos con la literatura. Mamá en cambio se oponía a que sus hijos se dedicaran a escribir y mucho menos al periodismo porque ella le atribuía malas consecuencias históricas a toda la familia. Antes de que existiera la televisión, nuestra abuela, la madre de mamá, nos dedicaba todas las noches a narrarnos historias muy interesantes como si fueran cuentos infantiles inventados por ella. Abuelita era una mujer muy educada en términos literarios, cosa que descubrimos luego porque todos aquellos pasajes que nos narraba en las noches eran las más importantes obras de la literatura universal que convertía en narraciones para párvulos.
Aun con toda la oposición que tenía Mamá a que nos dedicáramos a escribir Mi Hermano Pedro se mantuvo firme en su propósito. En 1956, cuando apenas Mi Hermano tenía catorce años, se dirigió a don Manuel Valdepares, en esos años director de La Nación, el segundo más importante diario dominicano, con su intención de comenzar a publicar una columna en este medio. Al notar al bisoño pretendiente de escritor este veterano periodista español, llegado en los años del desgarramiento que había sufrido España, le tomó aprecio y se interesó en él. No le dio la oportunidad de escribir en el diario en ese momento como pretendía el muchacho, pero luego de escucharlo en varias conversaciones convino en darle una oportunidad. Fue entonces cuando Mi Hermano le propuso al diario producir una especie de crucigrama al que llamó “Palabras Secantes”. La Nación no tenía en ese momento crucigramas, de manera que Mi Hermano logró enganchar con esta original idea en el periodismo y el favor de don Manuel. Debía producirlos diariamente (porque en esos años los diarios se publicaban todos los días) y le pagaban, creo recordar, que siete o seis pesos quincenales.
A los quince años produjo su primer libro sobre la redacción y producción de noticias para la radio. Fue algo osado y un reto al sistema porque en esos años la radio dominicana no producía noticias ya que el código político del régimen obstruía este trabajo. Únicamente La Voz Dominicana, la emisora y televisora propiedad del hermano del Dictador, producía noticias que casi siempre o únicamente tomaba de las notas que difundían los diarios El Caribe y La Nación.
En el ínterin Alejandro (Chito) Asmar, administrador de Correos y amigo de la familia, le ofreció una posición como mecanógrafo en donde Mi Hermano laboró unos meses. Luego consiguió que don Mario Ferretti, en Radio Caribe, le permitiera trabajar a destajo como productor de programas y luego regularmente como redactor en el noticiario radial. Fueron esos los días más difíciles y peligrosos de los últimos períodos de la Dictadura. Como consecuencia de su notoria facilidad para escribir y la relativa amplitud de conocimientos, hubo la intención de los principales ejecutivos de la emisora -Johnny Abbes García, quien era al mismo tiempo principal ejecutivo de Radio Caribe y el jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), y Euclides Gutiérrez Felix, quien era jefe de Redacción o director del Noticiero de la emisora- lo sugirieron para escribir los comentarios políticos en las emisiones, cosa que le disgustó pero que no podía negarse.
Antes de aceptar la propuesta, le comentó a Ferretti, un italiano refugiado de la Segunda Guerra Mundial quien había laborado con Benito Mussolini, y Enrique Pugibet, un francés quien había sido parte de Legión Extranjera francesa traído a dominicana por el régimen de Trujillo, le recomendaron que no aceptara la propuesta. “Esto se está cayendo. No aceptes eso”, le advirtió Ferretti. Lo mismo le sugirió Gregorio (Goyito) García Castro quien fungía en ese momento como jefe de Prensa en la emisora. Entonces Mi Hermano usó una serie de subterfugios para mostrar a los miembros del SIM “lo mal escritor que resultaba”, de manera que así fue rechazado para desempeñar esa posición, aunque se le permitió continuar en el Noticiero.
La situación política era muy grave en esos años. Fueron aquellos los meses cuando el SIM descubrió el movimiento político antidictadura que se conoció como “14 de Junio”, el cual asustó al régimen debido al elevado número de miembros involucrados y participantes en todo el país. No se había conocido un tan amplio movimiento de resistencia como ese. Además, Trujillo había actuado directamente para acosar a la Iglesia Católica y, simultáneamente, envió a un grupo de sicarios que intentó asesinar al presidente venezolano Rómulo Betancourt con un bombazo que lo dejó mal herido. Los sicarios del SIM también simultáneamente intentaron matar a los obispos de La Vega (monseñor Panal) y al de San Juan de la Maguana (monseñor O’Reily) y asesinaron a las tres hermanas Mirabal cuando sus esposos estaban presos por combatir al régimen. Fue éste un crimen brutal que advirtió a toda la sociedad de lo insostenible que era aquel régimen. El 21 de enero de 1960 la Iglesia Católica emitió una carta pastoral que denunció todos los desbocamientos del sistema político y el 30 de mayo de 1961 Trujillo fue eliminado por un grupo reducidísimo de valientes.
Pocos días antes de eliminar a Trujillo, el amigo y compañero de estudios de Mi Hermana, el doctor Julio Aníbal Suárez Duvernay, quien laboraba como mecanógrafo en el Partido Dominicano, se enteró de que el régimen había planeado producir un aquelarre con prostitutas en la Iglesia del Rosario, el primer templo cristiano de América construido durante el descubrimiento y que se conserva en la zona oriental de Santo Domingo. Al conocer la situación Mi Hermano se atrevió a escribir una noticia sobre este intento de ataque a la Iglesia y la difundió en tres emisiones de noticiosas de Radio Caribe hasta que fue escuchada por el dictador Rafael Trujillo en la madrugada. Personalmente Trujillo ordenó suspender la trasmisión de esa noticia e investigar quien la había difundido porque se suponía que era un secreto de Estado que se difundiera la información sobre la burla religiosa. Dispusieron el arresto de Mi hermano Pedro pero él logró avisarnos en casa sobre la situación y nos envió en la noche a la casa de Julio Suárez para advertirlo de que no revelara que conocía la noticia y que se diera como ignorante de todo lo relativo a esto porque estábamos en peligro de muerte. En manos del SIM, Mi Hermano fue arrestado e interrogado, pero antes de enviarlo a la cárcel fue entregado en las oficinas del Partido Dominicano para que revelara su fuente de información.
La mano de Dios, actuó en ese momento en su favor. Mi Hermano estaba en la picota, vigilado por el SIM lo que en esos momentos era considerarse muerto, cuando esa noche Trujillo fue eliminado a tiros y el régimen cayó. Ante el pánico que se desató dentro del sistema se olvidaron de interrogarlo y Mi Hermano simplemente fue dejado salir de su encierro en el Partido Dominicano. A los pocos días una multitud se lanzó sobre las instalaciones de Radio Caribe, que estaban al lado del partido de Trujillo, y fue incendiado al punto de que el edificio de concreto se desplomó. Un único empleado del departamento de sonido resultó muerto allí.
Después de la desaparición de la Dictadura la Radio Caribe comenzó a desmantelarse y Mi Hermano pasó a trabajar en La Nación.
Laborando en La Nación, a un grupo de amigos periodistas, se les ocurrió crear una revista de humor político que se llamó Cachafú. Este grupo periodístico, según recuerdo, lo integraban Virgilio Alcántara, Juan José Ayuso, Francisco Álvarez Castellanos y Mi Hermano. Ayuso se separó del grupo muy al principio y luego ocurrió lo mismo con Alcántara. Álvarez Castellanos luego se distanció también y Mi Hermano continuó la publicación por casi diez años, lo que luego cedió a un socio.
Ya como redactor Mi Hermano laboró en La Tarde Dominicana, el periódico que fundó Juan Bosch, luego de ser presidente de la República en 1963, el cual dirigía Salvador Pittaluga Nivar en los talleres de La Nación. Allí Mi Hermano trabajó hasta el golpe de Estado que derrocó la administración boschista. Después que Bosch había cerrado al periódico La Nación nunca volvió a publicarse, aunque tenía unas instalaciones tipográficas hábiles. Cachafú inicialmente se imprimió en los talleres de La Nación pero en 1964 a mi hermano se le ocurrió arriendar que creo que eran las instalaciones de la antigua editora Listín Diario que el banquero Julio Ibarra Fas tenía para crear el periódico El Comercio que iba a dirigir Álvarez Castellanos pero que únicamente logró solo producir unos pocos números antes de cerrar. Mi Hermano entonces contrató las instalaciones de Ibarra Fas para editar Cachafú que publicaba de cuarenta a cincuenta mil ejemplares cada semana. En ese entonces Mi Hermano planeaba producir, además de la revista humorística, un semanario de carácter político y cultural, aunque luego sería convertido en diario de noticias. Este periódico planeó que en principio se llamara “Síntesis”, pero alguien se le adelantó en usar este nombre y así pospuso la idea. En esto estaba cuando estalló la Revuelta Militar de Abril de 1965.
Tras la extinción de la Dictadura Mi Hermano se vinculó con el Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC) en 1962 cuando llegaron al país a promover esta ideología Guido (Yuyo) D’Alessandro Tavárez, Alfonso Moreno Martínez y Mario Read Vittini. En esos años Mi Hermano entonces se concentró en el periodismo y las actividades políticas. Alcanzó altos niveles en la dirección PRSC en el que desarrolló muchos vínculos políticos entre todos los grupos políticos.
Al terminar sus estudios del bachillerato había iniciado la carrera de Derecho junto a su amigo Julio Aníbal Suárez pero su interés por el periodismo y la política lo indujeron a abandonar la abogacía. Realizó entonces altos estudios sobre periodismo escrito y radial fuera del país, además de que alcanzó altos niveles de formación política con universidades de Venezuela, Chile y Alemania.
Cuando estalló el conflicto político y militar de abril de 1965, Mi Hermano ya tenía contratado el taller de impresión del banquero Ibarra Fas. Allí la prensa era una rotoplana que estaba operando perfectamente a un color a pesar de casi cincuenta años de uso, además de dos de seis linotipos, algunos chibaletes con tipografías incompletas que se usaban para la titulación. A los tres días de iniciar la revuelta militar de 1965 comenzaron los confrontamientos entre militares que utilizaron tanques y aviones. Entonces los periódicos nacionales suspendieron sus publicaciones, lo mismo que la radio y la televisión. La rotoplana permitía imprimir simultáneamente cuatro páginas de tamaño “sábana” (el más grande para diarios), ocho en tipo tabloide y 16 tipo revista, como Cachafú. Hay que recordar que en esos años la producción de impresos requería el uso de equipos pesados, basados en plomo, aluminio y acero, mucho del cual debía fundirse diariamente para reusarse. La impresión en frío u “offset” o indirecto era casi totalmente desconocida en esos días. Solo el Listín Diario lo usaba en Santo Domingo. Mi Hermano logró producir dos o tres tiradas de Cachafú en plena revuelta militar para distribuir en medio de tiroteos pero luego se hizo difícil conseguir canillitas o vendedores porque los colmados y librerías cerraron y no había personas dispuestas a deambular vendiendo impresos.
A las dos o tres semanas del inicio de la Revuelta de Abril de 1965, sin radios, televisión ni periódicos, Mi Hermano se animó a publicar un diario, pero enfrentó otro problema porque no disponía de reporteros suficientes porque la mayoría había emigrado en busca de refugio en otros pueblos o se ocultó. Solo unos pocos iniciaron la publicación de un diario en los talleres de La Nación el cual tenía un fuerte tinte político. Ya en ese momento la ciudad estaba dividida por la llamada “Zona de Seguridad” creada por las tropas de Estados Unidos que habían intervenido desde las inmediaciones de la embajada estadounidense hasta el aeropuerto Las Américas. Quienes residíamos en la Colonial de Santo Domingo estábamos bloqueados y limitados para transitar a otras partes. El 15 de enero de 1965 las tropas militares que controlaban la mayor parte del territorio del país anunciaron que realizarían una “Operación Limpieza” para eliminar a todos los grupos paramilitares y militares que los adversaban. En esas condiciones Mi Hermano fue a la casa de Papá y nos convención de sacarnos del área donde se concentraban los militares que se consideraban aliados de quienes se les oponían y sacarnos de una zona de posibles conflictos. Mamá, dos hermanas y una prima fueron a refugiarse a El Seibo, en la vivienda de una prima, mientras que Papá y yo fuimos a vivir en un cuartucho donde estaban los talleres donde se imprimía Cachafú. En esas condiciones Mi Hermano nos anunció que comenzaría a editar un diario para difundir noticias sobre los sucesos locales y mundiales más trascendentes pero carecía de suficiente personal para la redacción. En estas condiciones a mí me toco iniciar mi vida como redactor periodístico, algo que nunca había pensado que haría, porque sentía que debía cumplir la voluntad de Mamá. Así nació el periódico La Hoja y yo fui su primer redactor. Durante la Operación Limpieza, Mi Hermano fue arrestado varias veces y tuvo que guardar prisión por atreverse a publicar algunas noticias que disgustaban a militares y policías que no se comportaban honradamente o se informaba de combates que no convenían a algunos grupos. Todo, gracias a Dios, pudo sobreponerse sin consecuencias graves para él ni nosotros.
En sus años produjo cuatro libros sobre periodismo con el tema de las formas de redacción en radio y televisión, escribió sobre poesía, historia, economía y administración del Estado. Al momento de fallecer tenía iniciados cuatro libros pendientes suyos y corregía otros tantos de amigos que le pidieron su colaboración.
A finales de la década de 1960, fue encargado por Germán Emilio Ornes, quien era director propietario de El Caribe, de organizar y dirigir a la emisora radial HIJB, la primera del país dedicada con dos emisiones diarias: Una en Amplitud Modulada (AM) y otra en Frecuencia Modulada (FM). Fue la primera emisora radial que concentraría sus transmisiones de frecuencia modulada (FM) del país. Asimismo, casi desde 1966 produjo a diario una columna de las páginas editoriales de los diarios El Caribe y Hoy además de producir artículos diversos.
También produjo por años noticias diarias cada hora en las emisoras HIG, las empresas de Pupo Cordero (Padre e Hijo) y en la emisora católica ABC.
En la televisión trabajó produciendo programas en colaboración para Rahintel (Radio HIN Televisión), propiedad del ingeniero Pedro Bonilla, la primera televisora privada del país. Esta colaboración se mantuvo con el ingeniero Bonilla hasta prácticamente la venta de la televisora.
En el canal del Estado dominicano, Radiotelevisión Dominicana, produjo programas de noticias y comentarios en la emisión de la noche durante casi dos años entre 1966 y 1969. También en 1966 contrató el horario del mediodía (el cual nadie utilizaba por su difícil venta de publicidad) para crear un programa de noticias y comedia con una duración de una hora de lunes a viernes. En este programa había un segmento de humor que terminó absorbiendo todo el resto de la programación en el que desempeñaban con estelaridad los actores Mary Sánchez y Julio César (Pololo) Matías. Este segmento se denominaba La Familia Sinforosa el cual luego de bien establecido fue vendido a Mac Cordero (Hijo), quien creó entonces el programa El Show del Mediodía.
Simultáneamente con su trabajo en la radio y la televisión se dirigió a asesorar a productores publicitarios y creo el Centro de Investigación, Estudios y Documentación (CIED) que entre otras cosas aplicó un plan para crear un círculo de lectores de libros que se comprometieron a adquirir y leer un libro cada mes. Luego esta forma de inducir la lectura fue imitada y patrocinaría una institución más grande y poderosa económicamente.
Aunque Mi Hermano mantuvo relaciones políticas con el doctor Joaquín Balaguer, mucho antes de que éste fuera vicepresidente o presidente de la República, aun en los años de la Dictadura, nunca aceptó que lo integrara en alguna posición administrativa en el Estado. El vínculo con Balaguer fue desde los años de su adolescencia y más allá de cuando el ex Presidente retornó al país desde el exilio en 1965. Luego del retorno al país de Balaguer en los días de la Revuelta Militar de Abril de 1965, Mi Hermano laboraba con firmeza en las actividades políticas. Fue en estas condiciones cuando Balaguer le reclamó la cooperación dado que Mi Hermano era ya un hombre con relaciones importantes en la vida política nacional y el periodismo. Balaguer le ofreció integrarlo como candidato a Diputado o Senador del recién creado Partido Reformista antes de las elecciones de 1966 pero Mi Hermano se negó y en cambio a éste le sugirió que se adhiriera al PRSC que fue su único partido político.
Recuerdo que al mismo día en que Balaguer fue declarado presidente de la República en 1966 llamó a Mi Hermano a su despacho en el Palacio Nacional, todavía en el proceso de reorganizar los muebles palaciegos, y le dijo: “Su boca es su medida”, refiriéndose a la oferta infinita que le ofrecía. Recuerdo como Mi Hermano volvió a recordarle que no había colaborado con él para que le pagara sino para ayudarlo a resolver la crítica situación que había sufrido la República Dominicana como consecuencia del levantamiento militar del 24 de abril de 1965. Mi Hermano no aceptó ninguna posición y se limitó a continuar su trabajo como periodista y desarrollar sus negocios.
Sin embargo, después de mucho insistirle a Mi Hermano, Balaguer lo convenció de que le aceptara designarlo como director de la Biblioteca Nacional en 1974. Fue el tercer funcionario en esa posición de esta Biblioteca construida en 1971. Tan pronto Mi Hermano inició como director comenzó a involucrarse en crear las condiciones indispensables como en la creación de la Ley que daba calidad jurídica a la Biblioteca, porque existía el edificio, personal y los libros pero no existía legalmente como tal; también se involucró en crear cursos para entrenar el personal y creó los controles para mantener las operaciones y servicios. Para mí fue un disgusto que aceptara una posición en la administración pública, porque tenía muy buenos ingresos en sus negocios privados y disponía de plena libertad en el actuar y pensar, pero Mi Hermano aceptó confiado en su líder político. Balaguer, para conformarlo, le dio el título de Secretario de Estado, como lo hizo Director de la Biblioteca Nacional, la cual todavía no se designaba como Pedro Henríquez Ureña. Allí mantuvo esa posición hasta que Balaguer perdió la reelección en 1978 y Mi Hermano no volvió al quehacer privado, con excepción de los artículos diarios que escribía en El Caribe y Hoy y siempre permaneció cercano al ex Presidente.
En 1986 volvió Balaguer a ganar las elecciones y entonces el propio mandatario le encargó a Mi Hermano pugnar para que ganara las elecciones como secretario general de la Liga Municipal Dominicana, posición que mantuvo hasta 1991. Poco después el Presidente Balaguer lo designó como secretario de Estado de Educación, posición en la cual intentó corregir algunos entuertos pero con el tiempo el mandatario prefirió apoyar a grupos políticos que en esa cartera Mi Hermano había encontrado irregularidades. En esta condición y sintiéndose seriamente afectado, Mi Hermano le renunció. Tomó ese mismo día un automóvil de servicio público al retirarse, porque en ese momento carecía de vehículo personal. Balaguer retuvo hacer un sustituto por casi dos meses esperándolo que retornara. Luego de esta confrontación Mi Hermano no volvió a aceptarle un cargo público a Balaguer.
Luego de ser Secretario de Educación, comenzó de nuevo a producir de nuevo una revista de sátira política con principal persistencia en las caricaturas y recuperó la publicación diaria de su columna en El Caribe y posteriormente en Hoy.
Fue entonces cuando Príamo Rodríguez, su amigo y fundador de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) le ofreció designarlo en una vicerrectoría en la sede Santo Domingo, allí estuvo laborando hasta que renunció para comenzar esta vez a tener funciones en el Tribunal Superior Electoral hasta que fue jubilado.
Mi Hermano Pedro Gil Iturbides falleció poco después de cumplir el año de su jubilación.
Muchas cosas más se quedan en el tintero porque es imposible contar todas las que esta corta narración me permitiría.
Escribí estas palabras en recordación de Mi Hermano Pedro (a quien debí mi profesión y mi esfuerzo de trabajo) aunque en vida su oponía a que se hablara sobre su existencia y era un celoso protector de su privacidad, pero creo que todos quienes lo trataron merecen conocer algunos detalles aunque mínimos de su vida porque muchos miles fueron los beneficiados con sus acciones desinteresadas. Pedrito, como le decíamos en familia y entre sus amigos, murió el 25 de enero del 2024 en una gran paz interior.
Que Dios los bendiga a todos.
Listín Diario