Moscú se regodea, «una bofetada al cerdo»

Continúa el deshielo con EEUU, el embajador regresa a Washington

MOSCU, 28 febrero. – «Esperamos los resultados de la reunión de hoy y las declaraciones que seguirán». Las palabras apagadas del portavoz Dmitry Peskov, al responder a las preguntas de los periodistas esta mañana, mostraron con qué cautela el Kremlin esperaba la reunión entre Donald Trump y Volodímir Zelensky en la Casa Blanca.

    Pero probablemente ni siquiera él podría haber previsto que todo terminaría en un enfrentamiento sin precedentes ante el mundo entero que por el momento – salvo nuevas sorpresas sensacionales acordes con el carácter del magnate – parece colocar a Vladimir Putin en una posición inesperada y abrumadoramente ventajosa de cara a las negociaciones de paz.

    El primero en comentar en Moscú lo ocurrido en la Oficina Oval fue, con palabras dignas de su estilo, el expresidente Dmitri Medvedev.

«Por primera vez», escribió en su perfil de Telegram, «Trump le dijo la verdad a la cara al payaso de la cocaína: el régimen de Kiev está jugando con la Tercera Guerra Mundial. Y el cerdo desagradecido recibió una sonora bofetada de los dueños de la porquería». Pero esto todavía con eso: «no es suficiente, debemos detener la ayuda militar a la maquinaria nazi», insistió Medvedev, actualmente subsecretario del Consejo de Seguridad Nacional.

    Por su parte, la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, dijo que la «mayor mentira» de Zelensky fue «la afirmación de que el régimen de Kiev quedó solo, sin apoyo en 2022». «La forma en que Trump y Vance se contuvieron y no le dieron en la cara es un milagro de resistencia», añadió la portavoz.

    El enfrentamiento entre Trump y Zelensky se produjo poco después de que Moscú anunciara los resultados alcanzados en una reunión entre funcionarios diplomáticos rusos y estadounidenses ayer en Estambul, convocada para iniciar una reconstrucción concreta de las relaciones bilaterales tras la llamada telefónica entre Trump y Putin y la primera reunión «cara a cara» entre los ministros de Asuntos Exteriores la semana pasada en Riad.

    Moscú dijo que Estados Unidos aprobó al nuevo embajador de Rusia en Washington, Alexander Darchiev, después de unas vacaciones de cuatro meses. Además, los rusos han pedido la reanudación de los enlaces aéreos directos entre ambos países, que fueron suspendidos como parte de las sanciones contra Rusia por su ataque a Ucrania.

    La delegación rusa en las conversaciones, que duraron más de seis horas en el Consulado General estadounidense en Estambul, estuvo encabezada por el propio Darchiev, actual director del Departamento para América del Norte, a quien la jefa de la delegación estadounidense, la subsecretaria de Estado adjunta Sonata Coulter, entregó directamente la carta de aceptación para el nuevo puesto de embajador.

    Las conversaciones en Estambul fueron «significativas y profesionales» y «se acordó continuar el diálogo a través de este canal», comentó Zakharova. Los representantes de Moscú también exigieron «la devolución de seis inmuebles confiscados ilegalmente entre 2016 y 2018».

    Peskov afirmó que Rusia quiere «construir un diálogo, no solo con Washington, sino con todos los países, desde una posición de respeto mutuo y beneficio mutuo». Y la apertura hacia Estados Unidos no parece tener repercusiones negativas en los contactos entre Moscú y China, que siguen siendo estrechos.

    Tras dos conversaciones telefónicas entre Putin y Xi Jinping en el espacio de un mes, el presidente chino recibió hoy en Pekín al secretario del Consejo de Seguridad Nacional ruso, Sergei Shoigu. Xi dijo que los dos países son «amigos sinceros» y que las dos partes deben «impulsar el núcleo de los lazos entre China y Rusia en la nueva era de buena vecindad y amistad permanentes», junto con «la coordinación estratégica integral y la cooperación mutuamente beneficiosa».

    Shoigu, por su parte, destacó que Moscú pretende seguir desarrollando los acuerdos alcanzados hasta ahora con Pekín y añadió que la cooperación ruso-china «no está dirigida contra otros países y es un ejemplo de cómo deben ser las relaciones entre grandes potencias». La parte rusa también valora lo que reconoce como el compromiso de China con la «solución pacífica de la crisis en Ucrania». (ANSA)

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