Nicaragua espera bajo resguardo el impacto de la tormenta tropical Bonnie
Managua, 1 jul (EFE).- Nicaragua espera bajo resguardo este viernes el impacto de Bonnie, la segunda tormenta tropical de la temporada de huracanes 2022, con diversos preparativos de mitigación, aunque sin declarar ningún tipo de alerta.
Los modelos numéricos de predicción meteorológica, tanto de Nicaragua como de otros países, coinciden en que el fenómeno atravesará esta noche el sur del país, donde habitan unas 715.008 personas, de acuerdo con cifras del estatal Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés), de Estados Unidos, indicó que, tanto en el sur de Nicaragua como en el norte de Costa Rica, se esperan «inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra que amenazan la vida».
Decenas de personas fueron evacuadas dentro de la zona prevista de impacto hacia lugares más seguros desde el jueves, y miles podrían tener que desplazarse hacia centros de albergue temporales, según ha informado el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred).
El NHC localizó a Bonnie 315 kilómetros al este de la ciudad costera Bluefields, en la Región Autónoma del Caribe Sur (RACS), en el sureste de Nicaragua, hacia donde se desplazaba con una velocidad de 31 kilómetros por hora, con vientos máximos sostenidos de 56 kilómetros por hora.
Tanto el NHC como el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) prevén que Boonie impacte en el sur de Nicaragua con fuerza de tormenta tropical, es decir, una escala menor a la de los huracanes.
EVACUACIONES
El Ejército de Nicaragua, a través de la Fuerza Naval, suspendió los zarpes en los 11 puertos más importantes del país, incluyendo los que se encuentran en los litorales Pacífico y Caribe, así como los del Gran Lago, cuya extensión de más de 8.000 kilómetros cuadrados permite olas similares con alturas similares a las que se forman en el mar.
Las Fuerzas Armadas también recomendaron a las embarcaciones que se encontraban faenando buscar puerto seguro antes de los efectos de Bonnie.
En el este de Nicaragua, las autoridades evacuaron a familias y pescadores de los Cayos Miskitos, ubicados unos 30 kilómetros al este de la RACS, quienes fueron trasladados a Bluefields, así como a habitantes de una comunidad en isla principal del archipiélago de Corn Island, hacia el interior de la isla. La cantidad de personas evacuadas no fue divulgada.
Asimismo, el Sinapred informó de 30 personas evacuadas de la Reserva Biológica Indio Maíz, en el extremo sureste de Nicaragua.
En Bluefields fueron activados 50 centros de albergues temporales, donde serían trasladadas unas 1.200 personas que habitan en 270 viviendas propensas a inundaciones, de acuerdo con las autoridades.
La legislación nicaragüense indica que cuando un desastre es inminente y el Gobierno ha realizado preparativos de mitigación, corresponde activar una alerta roja, sin embargo, hasta ahora el Ejecutivo no ha emitido advertencias.
Además de la RACS, los departamentos (provincias) amenazados por el impacto de la tormenta son Río San Juan y Rivas.
Según datos del Inide, la RACS cuenta con 402.282 habitantes, Río San Juan (centro-sur) con 132.059 y Rivas (Pacífico) con 180.667.
De los tres, Rivas es el que cuenta con los mayores centros urbanos, especialmente los que se encuentran cerca de las costas del océano Pacífico y del Gran Lago, algunos de los cuales sufrieron inundaciones con la lluvias de junio pasado.
La Cruz Roja Nicaragüense envió plantas potabilizadoras de agua a la Región Autónoma Caribe Norte (RACN, noreste), donde podría haber efectos indirectos de Bonnie, así como a la RACS, donde anunció apoyo en los planes de preparación, mitigación y respuesta.
UN HISTORIAL «HURACANADO»
El Ejecutivo ha recordado a los habitantes nicaragüenses sobre los «ejercicios multiamenazas» que las autoridades realizan tres veces cada año, para que la población esté preparada ante diferentes tipos de desastres, incluyendo el impacto de tormentas y huracanes.
El impacto de ciclones tropicales en el Caribe nicaragüense ocurre con relativa frecuencia, ya que, según los registros combinados del Ineter y del NHC, desde 1982 al menos 55 de estos fenómenos han investido Nicaragua.
Entre los más catastróficos que se registran están los huracanes Joan (1988), Félix (2007), Iota (2020) y Eta (2020).
El Mitch, sin penetrar Nicaragua, dejó al menos 2.000 muertos y una cantidad similar de desaparecidos en 1998, lo que motivó la creación del Sinapred y el establecimiento de acciones preventivas permanentes.
Desde su aparición como el disturbio denominado Dos, Boonie ha seguido la misma ruta de Joan en la cuenca del Atlántico. Una vez que impacte en Nicaragua, podría seguir la línea que trazó el huracán Otto en 2015, según los modelos de predicción.