¿Nos parecemos a Chile?
Chile representó un modelo para muchas de las democracias de Latinoamérica. Avances institucionales importantes, una ley de seguridad social que dio gran estabilidad y la cual prácticamente copiamos, con la diferencia de que Chile para aplicarla necesitó una dictadura, nosotros lo hicimos en democracia.
La clase media exige en todos los países y mientras más tiene, las exigencias terminan siendo también muchas más.
Boris llega a presidir Chile por las redes y un apoyo de partidos políticos importante. No había pandemia aún y Chile se arrepintió pronto porque cuando quiso cambiar la constitución le dieron tremendo NO.
El presente gobierno fue muy crítico del gobierno anterior, lo era el país. Había gobernado por muchos años y existe un cansancio natural, sumado a críticas profundas sobre corrupción y para llenar la copa, el cuestionamiento interno de una parte del partido sobre el resultado de las elecciones internas y el fracaso de las elecciones de febrero.
A diferencia de Chile, nosotros fuimos a elecciones en pandemia, las primeras en el mundo bajo esas terribles condiciones sanitarias. ¿Ha mantenido el Gobierno las mismas políticas populistas que criticó?
Lo que ha hecho es subsidiar con éxito la crisis del Covid; asistió a los que se quedaron sin empleo apoyó con créditos a los sectores productivos, vacunó como pocos países, una apertura gradual con éxito que fue tan positiva que el turismo se recuperó muy pronto y con mucho mejores números que antes de la pandemia.
Llega la guerra Rusia contra Ucrania y cuando el mundo empezaba a estabilizarse, se disparan los precios de los combustibles, materias primas y commodities. El problema logístico se complica y las navieras disparan los fletes a niveles nunca soñados.
Se buscan mecanismos para paliar la inflación, se subsidian los combustibles y la electricidad, sin restricción de demanda como política para que todos los sectores puedan crecer y presionar a las distribuidoras para que conviertan en clientes a los que reciben el servicio sin pagar, no me parece que sea populista.
Nuestro sistema democrático nunca había sido testigo de un gobierno que cancela ministros y directores cuando existen sospechas de irregularidades, manteniendo siempre la presunción de inocencia y la actuación de la justicia.
Aquí sí hemos visto grandes capitales ir a la cárcel, nombres sonoros, parientes y militares implicados, acusados de corrupción, ya muchos devolviendo recursos y declarándose culpables.
En Chile parece ser que los supermercados quiebran a los pequeños por pagarles a 180 días. Aquí un supermercado cambió la regla y obligó a los demás a pagar a 30 días, para beneficio de los productores.
En Chile se quejan de la falta de profesionalidad de sus policías y militares. Nosotros también, pero trabajamos en mejorar eso, equipando mejor y pagando mejor. ¿Suficiente no? Pero vamos camino a mejorar y estamos claros que hay que hacerlo, que es lo importante.
Aun nuestra clase media no tiene tantos vehículos como los chilenos, pero las ferias que realizan los bancos han cambiado el parque de vehículos, ya no se ven chatarras y son tantos los dominicanos que han podido, gracias a la estabilidad económica, adquirir un carro, que las calles no dan abasto para los parqueos, creando un problema a mi buen amigo Hugo Beras, que hace un gran trabajo en medio de las críticas, que no haga caso y le dé para adelante.
Las aduanas han logrado recaudaciones récord. Algunos dicen que han sido fruto de los precios de importación altos, yo digo que es resultado de la eficiencia. Hoy los empresarios logramos retirar nuestros furgones en menos de 24 horas, lo que hace algún tiempo parecía un sueño. El presidente Abinader decía hace algunos días que el dinero rinde más. Cuánta razón tiene, ahora los funcionarios están temerosos de meter la mano porque los pueden meter con todo y pies en la cárcel. Estoy seguro de que la sociedad consciente, una gran mayoría, aprecia ese cambio.
Estamos dentro del club exclusivo de las diez democracias más estables, por encima de los Estados Unidos.
Chile deporta a los haitianos, nosotros tenemos más de millón y medio, cubrimos los gastos de parturientas, damos empleos y aun así los Estados Unidos quiere que demos más cuando ellos dan sólo diez millones de dólares.
Desigualdad en la sociedad, unos con ferraris otros sin vivienda son cierto, pero el gobierno ha invertido en muchas áreas para paliar esa diferencia que es un problema histórico como debe ser en Chile también.
Si no queremos entender que vivimos en un oasis de tranquilidad política y económica es porque no lo queremos ver. Que tenemos que trabajar en la enorme diferencia social, eso también tenemos que verlo.
Sólo con oír cómo hablan del país internacionalmente, sabemos que no tomamos el rumbo equivocado.
Aquí, a pesar de inflación importada, ya controlada, no podemos caminar por las calles no sólo por los ferraris, también por los vehículos utilitarios: los restaurantes están llenos, no de ricos sino de una clase media pujante que es el motor para que exista menos diferencia.
El sector privado en una alianza impresionante con el Gobierno discute el salario en estos momentos, no sé si los chilenos estarán haciendo lo mismo.
Esto es en respuesta a mi buen y querido amigo.