Nuevo plan de paz para Medio Oriente: Una Confederación entre Israel, Palestina y Jordania
La resolución del conflicto palestino-israelí es «clave para lograr una paz sostenible en Medio Oriente», afirma el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien sostiene que la falta de avances solo «fomenta la radicalización en toda la región».
NACIONES UNIDAS, 17 bjulio (IPS) – El conflicto palestino-israelí, que se remonta a mediados de la década de 1940, es uno de los enfrentamientos militares más largos y un desafío para la búsqueda de una solución permanente, incluso estando en la agenda de las Naciones Unidas, cuyo mandato principal es el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
Pero lamentablemente no se ha logrado ni paz ni seguridad tras denodados esfuerzos por crear un Estado palestino.
Los múltiples planes de paz que circulan por las capitales de Medio Oriente y de Occidente incluyen una propuesta de «solución de un Estado», otra «solución de dos Estados» y los «Acuerdos de Oslo» de 1993, un tratado de paz basado en las Resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyo objetivo es hacer realidad el «derecho del pueblo palestino a la autodeterminación».
Pero ninguno de ellos ha logrado despegar.
Alon Ben-Meir, profesor jubilado de relaciones internacionales del Centro de Asuntos Globales de la Universidad de Nueva York, tiene un nuevo plan: crear una confederación israelí-palestina-jordana.
En una entrevista con IPS, Ben-Meir dijo que después de 73 años de conflicto, independientemente de los muchos cambios acaecidos en el terreno, del viento político que barrió la región y de la violencia intermitente entre Israel y Palestina, está claro que “los palestinos no renunciarán, bajo ninguna circunstancia, a su aspiración de tener un Estado” propio.
«En última instancia, la creación de un Estado palestino independiente que coexista con Israel sigue siendo la única opción viable para poner fin a su conflicto», argumentó Meir, quien dicta cursos sobre negociación internacional y estudios de Medio Oriente desde hace más de 20 años.
«Sin embargo, dado el hecho sustantivo e irreversible creado en el terreno desde 1967, un Estado palestino independiente sólo puede coexistir pacíficamente con Israel mediante el establecimiento de una confederación israelí-palestina a la que posteriormente se uniría Jordania», aseguró.
Por definición, una confederación es una «asociación voluntaria de Estados independientes que, para asegurar algún propósito común, acuerdan ciertas limitaciones a su libertad de acción y establecen algún mecanismo conjunto de consulta o deliberación».
Esto es una necesidad derivada de los hechos y de la exigencia de que todas las partes tengan que colaborar de forma plena y permanentemente en muchos niveles requeridos por las cambiantes condiciones en el terreno, la mayoría de las cuales ya no pueden restablecerse al statu quo anterior, explicó.
IPS: ¿Qué tiene de única la confederación propuesta y en qué se diferencia de los varios acuerdos de paz fallidos de los últimos 75 años?
Lo singular de la confederación propuesta es que los tres países, como Estados independientes, se unirían en cuestiones de interés común que no pueden abordarse sino mediante la plena colaboración en el marco de la confederación.
Es imperativo que los tres actores principales aborden los siguientes hechos sobre el terreno y su seguridad nacional de forma colectiva, ya que no pueden revertirlos al statu quo anterior. Estos constituirían la base de la confederación e incluyen:
La población israelí y palestina entremezcladas en Cisjordania, Jerusalén e Israel propiamente dicho, que ya no pueden separarse, serían la columna vertebral de la confederación;
La conexión religiosa intrínseca que los tres Estados tienen con Jerusalén, incluido el hecho de que los palestinos nunca renunciarán a que Jerusalén oriental se convierta en la capital palestina; aunque Jerusalén nunca podrá dividirse físicamente, y la frontera entre Jerusalén oriental y occidental es sólo política y aplicable a efectos administrativos;
Las preocupaciones en materia de seguridad nacional interrelacionadas entre israelíes y palestinos; la necesidad de continuar la actual cooperación en esta área crítica, y la necesidad de ampliar aún más su colaboración una vez que se cree un Estado palestino: los asentamientos judíos en Cisjordania, la mayoría de los cuales tendrán que permanecer en su lugar porque bajo ninguna circunstancia Israel evacuará todos los asentamientos; los refugiados palestinos que deben ser reasentados y/o compensados, ya que el derecho al retorno nunca ha sido considerado como una opción viable ni siquiera por los palestinos, aunque de forma tácita.
Así, dado que la coexistencia es inevitable, ya sea en condiciones hostiles o pacíficas, y que están interconectados en los cinco niveles mencionados, la creación de una confederación como objetivo final permitiría a ambas partes resolver y gestionar conjuntamente sus diferencias.
Los hechos mencionados deben tenerse en cuenta, ya que no están sujetos a un cambio drástico y son fundamentales para alcanzar un acuerdo de paz sostenible.
IPS: ¿El plan propuesto ha sido respaldado o apoyado por el gobierno israelí o la Autoridad Nacional Palestina (ANP)? ¿Y qué hay de Hamás (acrónimo árabe del Movimiento de Resistencia Islámica)? ¿Hay alguna reacción de alguna de estas partes en conflicto?
El plan de confederación israelí-palestino-jordano propuesto se ha debatido con antiguos y actuales funcionarios y académicos de los tres países. Ha sido reconocido y en gran medida ha sido bien recibido.
Admiten (aunque no oficialmente) que, dadas las condiciones imperantes -es decir, la interconexión entre las tres partes desde el punto de vista de la contigüidad territorial, la seguridad nacional y el desarrollo económico-, no tienen más remedio que colaborar plenamente aunque sin comprometer su independencia, tal como se define en el concepto de confederación.
Aunque públicamente Hamás rechaza el derecho de Israel a existir, en privado admite que está ahí para quedarse y no tiene más remedio que cooperar con él en muchos niveles.
En el marco de la confederación propuesta, la interacción entre Hamás e Israel solo podrá aumentar en virtud de la ubicación de Gaza y de la necesidad de los palestinos de Gaza y de Cisjordania de conectarse y realizar transacciones entre sí, lo que puede hacerse en gran medida a través de Israel por tierra.
IPS: ¿Piensan presentar su propuesta a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China)?
Nuestra esperanza es que, una vez que los tres países lleguen a la conclusión de que realmente no hay otra opción viable que ponga fin al conflicto palestino-israelí, y que reconozcan la inevitabilidad de la coexistencia, la propuesta sea ciertamente respaldada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que una vez que los tres países acuerden formar una confederación, el Consejo de Seguridad sólo tendrá que reconocer la independencia de Palestina, que no será vetada por ninguna de las cinco potencias con derecho a veto porque todas ellas apoyan la creación de un Estado palestino en condiciones de paz. Más allá de eso, el máximo órgano de seguridad de la ONU no tendrá nada que decir sobre la formación de la confederación.
IPS: Dependiendo de las reacciones de israelíes y palestinos, ¿modificaría o revisaría la propuesta?
Cualquier propuesta de paz, independientemente de sus méritos, estará sujeta a modificaciones para responder a algunos matices específicos que preocupan especialmente a las partes implicadas. Dicho esto, el concepto de confederación en sí no cambiará porque tiene en cuenta los numerosos hechos sobre el terreno que no están sujetos a cambios, y porque está diseñado para satisfacer en gran medida las necesidades y las aspiraciones de los tres países.
Dicho esto, sigue habiendo cuestiones sobre las que no hay consenso. Jerusalén es un ejemplo de ello; los israelíes se oponen de forma rotunda a entregar Jerusalén oriental a los palestinos y a que se convierta en la capital del Estado palestino.
La propuesta ofrece una solución por la que la ciudad permanecerá físicamente indivisa, respetando la afinidad inherente de cada uno y la conexión religiosa con los lugares sagrados.
Además, tanto los residentes israelíes como los palestinos seguirán moviéndose libremente entre las dos partes de la ciudad sin ninguna restricción, que es exactamente lo que ocurre en la actualidad.
IPS: ¿Piensa presentar la propuesta al secretario general de la ONU?
Creo que si el secretario general de la ONU examina la propuesta, es más que probable que la respalde, ya que es coherente con su opinión y con la de la mayoría de la Asamblea General de que los palestinos tienen derecho a un Estado independiente y propio.
Ahora estamos tratando de compartirla con el mayor número de entidades -académicas y políticas- para reunir mayor receptividad. De hecho, la propuesta completa se publicó en el número de primavera de la revista World Affairs Journal, y el número de diciembre estará dedicado por completo a esta propuesta.
Pronto buscaremos canales para transmitirlo directamente al secretario general con la esperanza de que lo comparta formalmente con todas las partes implicadas de forma directa e indirecta.
Esto incluye, obviamente, a la ANP, Israel y Jordania, así como a Estados Unidos, Arabia Saudita, Egipto y Alemania, que desempeñarán un papel fundamental en diversas funciones.
IPS: Si la propuesta es finalmente aceptada por las partes, ¿cree que sería prudente buscar la ratificación por parte de la Asamblea General, de 193 miembros, y del Consejo de Seguridad, de 15, que se han ocupado de la cuestión palestina desde sus inicios?
Hasta donde yo sé, una vez que la propuesta es aceptada por las tres partes, no necesita una ratificación formal por parte de la Asamblea General. De forma poco decente, esta ya concedió el estatus de observador a Palestina. Dicho esto, su respaldo total a la propuesta aumentará tanto su legitimidad como su alcance.
En cuanto al Consejo de Seguridad, dado que cualquier nueva solicitud de ingreso a la ONU debe ser aprobada por ese órgano, es muy posible que los 15 Estados miembros tengan que votar para conceder a los palestinos el estatus de Estado miembro de pleno derecho, lo que será un hecho en el marco de la confederación acordada.