Países que sufren daños por el calentamiento global expresan su dolor en cumbre climática
BELÉM, Brasil, 7 nov — Funcionarios de países más vulnerables al calentamiento global ofrecieron el viernes vivos relatos de la vida en la línea del frente de un planeta que se calienta, parte de las conversaciones anuales de Naciones Unidas sobre el clima para las que gobernantes mundiales se han reunido a orillas de la Amazonía.
En reuniones preliminares antes del inicio oficial del lunes, algunos funcionarios han intentado generar apoyo para iniciativas de protección forestal y hacer que los mercados de carbono —con los que se procura reducir las emisiones que impulsan el calentamiento— sean más eficaces. Pero en las reuniones también se dedicó tiempo a escuchar testimonios apasionados sobre los daños que el cambio climático está causando en todo el mundo.
El diplomático haitiano Smith Augustin, cuyo país fue vapuleado por el huracán Melissa, apeló a los países más ricos que producen la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo a que ayuden a Haití a prepararse para tormentas aún más grandes. Los países desarrollados prometieron 300 mil millones de dólares para ayudar a las naciones pobres a adaptarse a los choques climáticos en la cumbre climática del año pasado en Azerbaiyán, pero eso aún no se ha cumplido.
“Los huracanes y las fuertes lluvias devastaron mi país”, expresó Augustin. “Quiero enfatizar que los países en desarrollo, y especialmente los pequeños estados insulares, son los que tienen menos responsabilidad por el cambio climático”.
Kithure Kindiki, vicepresidente de Kenia, señaló que rescatistas en su país todavía buscan a decenas de personas desaparecidas después de un reciente deslizamiento de tierra provocado por lluvias torrenciales que envió agua fangosa a las aldeas.
“Un ciclo de sequías extremas que alternan con inundaciones devastadoras —y que anteriormente ocurría una vez cada siglo— sigue acabando con vidas, medios de subsistencia y revirtiendo los avances en nuestra agenda de desarrollo”, lamentó. “Esto ahora se ha vuelto algo común”.
Y Kalani Kaneko, ministro de Relaciones Exteriores de las Islas Marshall —una nación insular del Pacífico—, manifestó que su país ya está viviendo una pesadilla.
“Todo lo que tenemos que hacer es mirar desde las puertas de nuestras casas para presenciar el impacto del cambio climático”, expresó. “Ahora el mar sube, el coral muere, y las colonias de peces abandonan nuestras costas en busca de aguas más frías. ¿Qué pasará cuando nos llegue la próxima tormenta?”.
Una reducida participación en la cumbre ensombrece las conversaciones
Los gobernantes mundiales que no estaban en la sala el viernes eran quizás tan importantes como los que sí estaban.
El presidente estadounidense Donald Trump, quien promueve los combustibles fósiles y dice que el cambio climático es un engaño, boicoteó la cumbre, dejando un vacío que muchas otras potencias mundiales intentaron llenar. Aunque el gobernante chino Xi Jinping y el primer ministro Narendra Modi de India tampoco acudieron a la conferencia, los funcionarios enviados en su lugar utilizaron el podio para asegurar a los allí reunidos que el multilateralismo no está muerto tan sólo porque Estados Unidos así lo deseara.
El viceprimer ministro chino Ding Xuexiang destacó las enormes instalaciones de energía eólica y solar de su país, diciendo que es un líder en la transición hacia la energía limpia.
“China es un país que honra sus compromisos”, manifestó Xuexiang, según informó la agencia estatal de noticias china Xinhua. “China acelerará la transición verde en todas las áreas del desarrollo económico y social”.
El diplomático indio Dinesh Bahata destacó la expansión de las energías renovables en su país a la mitad de toda su capacidad energética, presentando al Sur Global como inclinado hacia el futuro de la energía limpia y asequible, mientras que las naciones ricas se encuentran atrapadas en una dependencia obsoleta de los combustibles fósiles debido a cálculos políticos, según dijo.
“Mientras los países en desarrollo toman medidas climáticas decisivas”, señaló, “otros países se quedan cortos”.
Otros funcionarios tenían mensajes más fuertes para Trump. Maina Vakafua Talia, ministro de medio ambiente de la nación insular de Tuvalu, se dirigió directamente a él en su discurso.
“Señor presidente, esto es un desprecio vergonzoso por el resto del mundo”, declaró sobre el hecho de que Trump haya retirado a Estados Unidos del Acuerdo de París.
La Casa Blanca respondió diciendo que Trump “no pondrá en peligro la seguridad económica y nacional de nuestro país para perseguir objetivos climáticos vagos que están matando a otros países”.
Avances en la protección de los bosques y los mercados de carbono
Los asistentes señalaron que lograron avances significativos en dos iniciativas durante los últimos dos días: incentivos financieros para apoyar los bosques en peligro, y unificar los mercados de carbono globales.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva cabildeaba con el fin de ganar apoyo para un nuevo fondo, denominado Fondo de Bosques Tropicales para Siempre, que puede usarse para pagar a 74 países en desarrollo con el fin de que mantengan sus bosques en pie.
El fondo atrajo 5.500 millones de dólares en compromisos el primer día de la cumbre climática de la ONU. Alemania indicó que haría un compromiso “considerable”, y Noruega y Francia prometieron sumarse a Brasil e Indonesia en la inversión. A la larga, el fondo intenta recabar inversiones hasta por 125 mil millones de dólares.
El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, elogió el fondo de conservación forestal de Lula, diciendo que es un ejemplo de financiamiento e innovación que impulsa soluciones a la crisis climática.
“Lo que podríamos estar viendo ahora, según estudios, es un cambio de tendencia en las emisiones de dióxido de carbono, que ya estamos comenzando a reducir”, declaró a The Associated Press al margen de la cumbre. “Esto es debido al financiamiento. Esto se debe a la innovación… por eso creo que (el fondo) es una buena idea”.
Por otro lado, la Unión Europea indicó que se sumaba a Brasil y otros países en una coalición destinada a unificar los mercados de carbono globales e incentivar a las naciones y empresas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Brasil ha dicho que quiere que la COP30 produzca un marco internacional de precios del carbono en el que ningún país establezca los estándares para el comercio de emisiones, el cual les permite a las empresas que contaminan menos de sus límites de emisión asignados vender créditos a aquellas que los superan.
La UE y el gobierno brasileño dicen que intentan forjar un conjunto básico de reglas para integrar los diferentes sistemas de precios del carbono del mundo.
Brasil amplía la producción de petróleo y gas
La creciente demanda mundial de petróleo, el incremento en las preocupaciones sobre la seguridad energética, y las tensiones políticas en aumento alimentadas por el desdén de Trump por el cambio climático han desviado la atención de los compromisos de cero neto y han ralentizado la transición verde.
En muchos sentidos, Lula encarna esas tensiones.
Incluso mientras defiende los intentos por reducir la deforestación —y el viernes prometió que Brasil “no tiene miedo de discutir la transición energética”— ha supervisado una expansión en la producción de petróleo y gas en el país sudamericano.
Tan sólo semanas antes de albergar la cumbre climática de la ONU en Belém, su gobierno otorgó permiso a la empresa estatal Petrobras para mover una plataforma de perforación a la desembocadura del río Amazonas, a sólo 160 kilómetros (100 millas) de la selva tropical para buscar más crudo.
Eso ocurre en un momento en que funcionarios advierten que el tiempo se está agotando para mantener el calentamiento global por debajo del punto de referencia clave del Acuerdo de París, de 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit). El 2024 fue el año más caluroso registrado, con temperaturas promedio que superaron ese límite por primera vez.
Los científicos dicen que cada fracción de grado de calentamiento atmosférico desata tormentas más intensas, sequías más largas y olas de calor más mortales.
Racquel Moses, directora ejecutiva de la Caribbean Climate-Smart Accelerator —una coalición que invierte en medidas para resistir al cambio climático—, apuntó que el huracán Melissa dejó dolorosamente claro que las conversaciones de la próxima semana en la Conferencia de las Partes, conocida como COP30, “no son un ejercicio académico para nosotros”.
“En esta COP será mucho, mucho más difícil ignorar al Caribe, evadir los problemas que son absolutamente reales, porque acabamos de vivir esta experiencia”, señaló Moses, quien tiene familiares en Jamaica. “La forma misma en que vivimos depende de que estas negociaciones se desarrollen según lo planeado”. AP

