PapaBoqueando

José del Castillo Pichardo

El 30 de abril de 2015, en el marco de la celebración del International Jazz Day instituido por la UNESCO, se rindió tributo póstumo a Manuel Sánchez Acosta por su aporte meritorio al desarrollo de ese género definido universalmente como «la música de los músicos». Contribución, la suya, en la cual destacan composiciones ejecutadas por varias generaciones de intérpretes como Machito y sus Afro Cubans, Noro Morales, Tito Puente, Mario Bauzá, Bebo Valdés, Marco Rizo, Chico O´Farrill, Patato Valdés, Lalo Schifrin, Jorge y Adela Dalto, Paquito D´Rivera, Claudio Roditi, Giovanni Hidalgo, Sergio Brandao, Eddy Martínez, Mauricio Smith, Papa Molina, Félix del Rosario, Simó Damirón, Rafael Solano, Michel Camilo, Mario Rivera, Jorge Taveras, José Antonio Molina. Y el mundialmente afamado Vangelis, quien grabara en New York sus temas.

Obra poco conocida por nuestro público –incluidos músicos notables y eruditos- y que cobra creciente vigencia desde ámbitos tan distantes como Japón hasta los más cercanos Canadá y Colombia. Más familiarizado el público dominicano con su labor autoral en boleros como Paraíso soñadoVenA primera vista, o temas como MaribelMuñeco de trapo y los ya clásicos salpimentosos Papá Bocó y El Ají Caribe.

En aquella ocasión, fui convidado por Fernando Rodríguez de Mondesert a realizar una semblanza del homenajeado, en una celebración que reconoció también al bajista Nelson Pimentel, a los saxofonistas Carlitos Estrada y Guarionex Merette, así como a la consagrada vocalista de la Ciudad Corazón Patricia Pereyra, nuestra Dama del Blues. Completado el programa con la vibrante actuación del Ramón Vázquez Trío. Cuatro años atrás, en el Centro León que acogió el Congreso sobre Jazz en el Caribe, presenté ponencia a sala llena bajo el título «Sánchez Acosta: el Papá Bocó del Jazz Dominicano». Acompañada de data show con imágenes reveladoras y un audio representativo de los temas emblemáticos de este icónico compositor, a cargo de los líderes del Latin Jazz y de experimentados músicos dominicanos que los jazzearon.

Al terminar la audición, un público multinacional concurrente ovacionó de pie la obra de Sánchez Acosta, un creador de «síncopas endiabladas», como le calificara admirado Pedritín Delgado Malagón. Neciamente experimentalista, en cuya sensibilidad asomaba lo mejor de la tradición occidental de la música culta y los aires modernos. Persistiendo como mandato telúrico popular el redoble cadencioso de la tambora, el golpe seco de la clave y el rastrillado acompasado del güiro.

Allí se expresaron posesos sonoros fabulosos, al dominio diestro de sus instrumentos: pianos con teclas endemoniadas, cueros temblorosos replicantes, güiro arrastrando su rakachá, trompetas sueltas en sordina y saxofones soplando a pleno pulmón, galopantes. Fue «montadera» colosal en mérito al gran Papá Bocó. Con cierre picante merenguero a lo Machito y sus Afro Cubans, Damirón al piano merengue y Solano soltando maravillas en versiones múltiples del Ají Caribe.

Música fraguada 60 años atrás en el corazón musical del mundo, en el Manhattan alocado por el mambo que enfurecía los zapatos danzantes en el Palladium Dance Ball, La Conga Club y el China Doll. En el Waldorf Astoria que acogía la orquesta de Cugat con Miguelito «Mr. Babalú» Valdés vocalista. Macerada en los clubes de jazz de los negros del Harlem, donde Mario Bauzá, Chano Pozo, Dizzy Gillespie, Chico O´Farril y Machito, ensamblaron alianzas rítmicas y melódicas, colaron la percusión antillana en las bandas de jazz, e instituyeron los estándares Tanga y Manteca. Acreditando el sello de su estirpe instrumentista, arreglista y autoral. Cuando ya un Juan Tizol trombonista borinqueño había armado su Caravan con el Duke.

El inicio de la velada no podía ser otro que el Papá Bocó, un tema galopante que persiguió a Manuel hasta sus últimos días. Era como el ánima que sólo se despega del cuerpo cuando este yace. Compuesto a dos manos en NYC por Negrito Chapuseaux, letra, y Sánchez Acosta, música y letra, ambos nostálgicos de sesiones brujeras en su Santo Domingo natal -testigos Sylvia D´Grasse y Simón Damirón. Registrado en 1956 con grabaciones originales de Machito, Graciela, Negrito, Sylvia, Laserie, Julio Gutiérrez al piano, Patato Valdés y Chino Pozo en percusión. Excelente factura de pura montadera, Celina y Reutilio lo grabaron como «música santera». Beltrán lo hizo suyo y la orquesta de Billo también. Versiones en merengue, salsa, merengue de calle. Rhina Ramírez se «montó» magistral. Como lo hizo el querido Negro Plebe, Tirso Guerrero.

La apertura de la cabalgata Bocó la puso el arreglo y la dirección de José Antonio Molina en formato sinfónico-swing -versión previa del saxofonista Reyes Alfau-, que en 2020 coronara el Concierto Altagraciano de gala del Banco Popular con la OSN en la Basílica de Higüey. Figura en CD Paraíso Soñado Homenaje a Manuel Sánchez Acosta, 1999, V de la serie Canciones Dominicanas en Concierto producida por Solano para E. León Jimenes. A Manuel le encantaba. Tiene solo de trompeta de Jason Carter. A seguidas, el arreglo big band referido grabado en 1967 en Lp Papa Molina y la Súper Orquesta San José, Estudios Mozart -Papa tiene otro arreglo sin grabar. Tercer pase, Félix del Rosario y los Magos del Ritmo, con el duelo de saxos, el tenor de Félix y el barítono de El Manso, vocalización cabal de Frank Cruz. Algo vivido en el Night Club Europa en 1964. Electrizante, con la pista repleta de danzantes posesos.

Jazzistas internacionales se apoderaron del tema y se dedicaron a PapaBoquear. Michel Camilo le metió velocidad en el teclado con Giovanni Hidalgo en los cueros en contrapunto vertiginoso de dedos ágiles y manos mágicas: Hands of Rhythm, 1997. Camilo y su trío presentaron en el Teatro Nacional en 2002 otra versión maravillosa, más intimista y trabajada, con percusión de filigrana a cargo de Guarionex Aquino. En ocasión del homenaje que se le tributara a MSA con los músicos de Calle 54, bajo auspicio del Banco Central. La quinta, de Adela Dalto en su CD Papa Bocó, 1996, luce salida de un safari africano de los estudios de Hollywood. Una trompeta asordinada anuncia la caravana. Solo de trompeta del brasileiro Claudio Roditi. Aloisio Aguiar, keyboards, Sergio Brandao, bajo, Steve Berríos, drums, batás, Milton Cardona, batás, Café, bells, quintos. Adela, una Tex-Mex, es viuda de Jorge Dalto -pianista de George Benson, Tito Puente, Gato Barbieri, Grover Washington. Vocalista de la banda de Mario Bauzá, junto a Graciela. Buenísima.

Un paréntesis nos traslada al ciclo de Noro Morales, un maestro del piano nacido en Borinquen y establecido en New York desde 1935, quien en los 40 y los 50 rivalizó con su orquesta frente a las afamadas bandas de Cugat y Machito. Ejecutante virtuoso y exitoso, se le llamó el Duke Ellington Latino. Grabó profusamente en la era de la rumba, el mambo y el chachachá, amenizando los más sofisticados ambientes bailables. Amigo de Manuel, puso su música a volar por los cielos, tanto con su big band como con su quinteto.

Saona, que conocíamos en voz de Rhina, aparece como rumba en el Lp No Blues, Noro. Grabado en 1958 y lanzado en 1959, incluye también el afro jazz Kalunga y el bolero chacha Casémonos ya, de Sánchez Acosta. Versionó Papá Bocó, en big band con elaborado arreglo y secciones en las que se cuela el rock. Igual el merengue afro Pica Mosquito y el superbo Mississippi Mambo, una pieza cuajada de misterios en la que Noro se luce con la ayuda del rakachá del güiro y el redoble de las pailas. Igual grabó Cómo Está, El Ají Caribe y otros temas del médico músico.

En 1959 Bebo Valdés y la orquesta Sabor de Cuba llevaron al acetato ese Mississippi Mambo, sin acreditar autoría, referido como «mambo tradicional». En recopilaciones posteriores de Bebo se colocó DR (Derechos Registrados). Noro lo grabó en 1954 con los debidos créditos y figura en su Lp Hollyday in Havana. Bebo Valdés incluyó músicos como Alejandro «Negro» Vivar, Luis Escalante, Generoso Jiménez, entre otros.

Mario Bauzá metió Yamasá en el CD My Time Is Now, 1993, un merengue jazzeado de Manuel, con tremenda banda, ensamblando los metales perfectamente armonizados. Arreglo del boricua Ray Santos, intervienen el baterista Bobby Sanabria –estrella del Congreso El Caribe es Jazz que se celebró en Santiago en el Centro León- Carlos ´Patato´ Valdés, José Mangual, Jr., Joe González, Milton Cardona, Ray Díaz, Rudy Calzado, Chico O´Farrill, entre muchos.

Marabundeando, así denominé el ciclo Sánchez Acosta y Marco Rizo, a dos pianos y ritmo, que forma el Lp Arriba, 1960. El afro chacha Marabunda –otro de los temas de MSA que hoy alcanza vuelos entre las nuevas generaciones-, el chacha blues Guava Shell (Casquito de Guayaba), el merengue Tamarindo, la guajira moderna The rainMerengino, el chacha mambo Mango Jam y Mississippi Mambo, en interpretación estupenda del propio autor. Una muestra de calidad y talento versátil de Sánchez Acosta y de su destreza en el piano, secundado por el detallismo ágil de Rizo, el pianista de Dessi Arnaz y la banda del histórico serial de la TV I Love Lucy.

Como coronación, una selección del CD Manuel & sus Amigos Nueva Música Sánchez Acosta, 2002, que le editáramos a este entrañable maestro en el Banco Central con la participación de grandes jazzistas. La Tambora de Debussy: Tito Puente, percusión y vibráfono, Paquito D´Rivera, saxo, Eddy Martínez, piano, Nelson Hernández, saxo. Yo soy la Güira, Andrea Brachfeld, flauta, Mauricio Smith, saxo. Papá Bocó, profundo, con el duende greco Vangelis insuflando aires majestuosos al ceremonial musical, Claudio Roditi –a quien el tema persigue con ropaje multifacético- soplando suelto con el medium montado, Sergio Brandao, otro brasileiro atado a la música del dominicano, trazando pauta con golpes de bajo. Momento grandioso para tema grandioso.

Fraguado por un Manuel que nos mira desde el Cielo, donde sus «síncopas endiabladas» animan la fiesta de los músicos buenos, con pizca de ají Caribe bien picante, pote de ron puro de caña, un túbano encendido. Y un flameante pañuelo colorao.

Fuente Diario Libre

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