PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Hitler, dictador gracias al voto parlamentario

Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.[email protected]

Desde los tiempos de Cromwell (1653 – 1658), los tiranos se han presentado como demócratas a quie­nes circunstancias externas terribles “han obligado” a gobernar dictatorialmente.

Los nazis no tenían ma­yoría en el Reichtag, pero to­do cambió la noche del 27 al 28 de febrero de 1933: el Reichstag (parlamento) ale­mán ardió. Se responsabilizó a los comunistas. El incendio probablemente fue obra de Göring.

En las elecciones de mar­zo, los nazis aumentaron un 10.8% sus resultados, alcan­zando el 43.9% del voto pa­ra controlar 288 escaños de un total de 647. Sus escua­dras de SS y paramilitares re­primieron violentamente a la oposición, pero ni siquiera así lograron la apetecida ma­yoría.

En medio de una atmós­fera de histeria anticomunis­ta, el 23 de marzo de 1933 se aprobó la “Ley de Defen­sa del Pueblo y del Estado” (Ley de habilitación). El po­der legislativo, ¡fue asumido por el ejecutivo! El Reichtag cesaba de tener sentido. El Führer podía gobernar por decreto durante 4 años. Hit­ler podía haber cambiado la Constitución, pero mantuvo la de Weimar para seguir vis­tiéndose con el manto de la legalidad que, ahora le auto­rizaba a eliminar a los parti­dos que se le opusiesen en su búsqueda sublime del bien de los alemanes.

El 7 abril se eliminó del gobierno todo empleado no ario, y de paso todo emplea­do opuesto al régimen. En mayo, se prohibió todo par­tido y sindicato que no estu­viese independiente de los nazis. En julio, se firmó el Concordato con el Vaticano. El 1 de diciembre, el partido nazi se convirtió en el único partido.

Pero Hitler no controlaba al poderoso ejército alemán que miraba con recelo a los 70,000 paramilitares de las SA (Sturmabteilung) nazi bajo Ernst Rhöm. Varias ve­ces Rhöm sugirió que el Ejér­cito alemán fuera integrado a su fuerza. Conocedor de la opinión y el poder del al­to mando alemán, el Führer se negó. Hitler entonces pre­paró un dossier falso y acusó a Rhöm de traidor. Fue apre­sado el 30 de junio, 1934 y luego asesinado. La noche de los cuchillos largos, Hitler aprovechó para eliminar la oposición interna de su parti­do y políticos adversos como Schleicher. Los asesinados pasaron de ochenta. Se des­conoce su número. Los pre­sos fueron miles. El ejército quedó satisfecho, la justicia aprobó las ejecuciones ex­trajudiciales y Hindenburg falleció (2-VIII- 1934). Hit­ler andaba suelto y Alemania encadenada.

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