Perfiles de un nuevo papa
Por Carlos Salcedo Camacho
Por el tiempo en que fueron elegidos, por los electores del Colegio Cardenalicio, Benedicto XVI y Francisco, probablemente a la fecha de esta entrega tengamos papa. Si es así, se confirmaría, a posteriori, mi pronóstico como el de muchos analistas o, simplemente, el ejercicio premonitorio habría fracasado, pero seguro con algunos aciertos.
Elegir un nuevo papa es un proceso complejo, pues está influido por una variedad de factores: religiosos, dogmáticos, políticos y sociales. En lo religioso habrá que tener en cuenta la fidelidad doctrinal, ya que se busca un cardenal que sea fiel al magisterio de la Iglesia y a los principios fundamentales del catolicismo; espiritualidad y testimonio de vida, ya que se valora la santidad personal, la vida de oración y la dedicación pastoral y capacidad pastoral, pues se busca un líder capaz de guiar espiritualmente a más de mil millones de católicos en todo el mundo; y que conozca la evolución de la Iglesia Católica, la que ha experimentado cambios significativos en los últimos años, como la creciente secularización en algunos países, la diversidad de interpretaciones de la doctrina y la creciente participación de laicos en la vida de la iglesia.
En cuanto a lo dogmático será necesario ver su postura teológica. Y es que se considera la posición del candidato respecto a temas claves como la moral sexual, bioética, política, sacramentos, ecumenismo y diálogo interreligioso, donde hay una diversidad de opiniones de los cardenales electores; conservadurismo vs. progresismo, esto así porque algunos cardenales prefieren un papa que mantenga una postura conservadora, mientras que otros buscan alguien más abierto a reformas, dentro de los límites de la doctrina para representar la diversidad de la iglesia y que posiblemente pueda dar continuidad a las posturas del papa Francisco en varios aspectos.
En lo político, dentro y fuera de la iglesia habrá de tenerse en cuenta el equilibrio geográfico, debido a que se puede considerar la procedencia del candidato para reflejar la diversidad de la iglesia y la representación territorial, como lo serían los continentes africano, asiático, europeo y americano; poder dentro del Colegio Cardenalicio, esto es, las influencias, alianzas y bloques entre cardenales, como lo son los “curiales” vs. “pastorales”; las relaciones diplomáticas, para lo cual se toma en cuenta la capacidad del candidato para manejar las relaciones internacionales, es decir con gobiernos, organizaciones internacionales y otras religiones.
En el aspecto social. Hay que tener en cuenta la capacidad de comunicación, pues en la era de los medios globales, es importante que el papa sepa comunicar eficazmente con los fieles y el mundo; sensibilidad a los problemas contemporáneos como los desafíos medioambientales, la pobreza, la discriminación, la migración, los abusos sexuales dentro de la iglesia, la polarización política y social y la representación de los fieles que también pueden influir el deseo de elegir un papa que refleje las preocupaciones y realidades de las comunidades más numerosas o marginadas. Es relevante la pastoral social, dado que el papa tiene un papel fundamental en la promoción de la justicia social y la defensa de los derechos humanos, lo que puede ser decisivo en la elección de un líder que pueda abordar estos desafíos de manera efectiva.
Pero también tiene que ver la elección del nuevo papa con un complejo contexto político tanto a nivel internacional como dentro de la Iglesia Católica. Los conflictos globales, la crisis del multilateralismo y las tensiones sociales.
Los conflictos globales, tales como la guerra en Europa del Este, los conflictos en Oriente Medio y las tensiones en Asia-Pacífico crean un ambiente de inestabilidad que puede influir en las decisiones de los cardenales. De igual forma la crisis del multilateralismo, ya que la fractura de este y el creciente proteccionismo de los estados fortalecen el papel de la Iglesia Católica como actor global, lo que puede afectar la elección de un papa que pueda mediar en conflictos y defender los intereses de la comunidad internacional.
Ahora bien, veamos dos ejemplos claros de cómo influyeron estos factores en las elecciones de Benedicto XVI, en 2005 y Francisco en 2013.
Elección de Benedicto XVI.
Su nombre anterior era cardenal Joseph Ratzinger. De nacionalidad alemana. Los factores determinantes en su elección fueron, en lo religioso y lo dogmático, que Ratzinger fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (el “guardián de la ortodoxia”) durante décadas. Su elección fue vista como una continuidad del pensamiento teológico de Juan Pablo II. Tenía una postura conservadora y firme frente a los desafíos modernos a la doctrina católica como los del relativismo moral y la secularización.
Acento