Persona Non Grata
Miguel Reyes Sánchez
Persona non grata es una figura del derecho internacional que les da la facultad a los Estados de retirar el beneplácito y expulsar de su territorio a los diplomáticos de otros países.
Este recurso tiene sus orígenes en Francia en el siglo XVIII (1748), cuando el Barón de Montesquieu en su obra “El Espíritu de las Leyes” reflexiona sobre el derecho de todo Estado a expulsar a quien infrinja su ley o comprometa su seguridad nacional.
Los primeros conceptos relacionados a esta materia aparecen en el artículo 8 de la Convención sobre Funcionarios Diplomáticos del 20 de febrero de 1928, pero es a partir de su incorporación en el artículo 9 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de fecha 18 de abril de 1961, que pasa a formar parte del derecho diplomático.
La decisión de un Estado de declarar una persona non grata puede ocurrir en cualquier momento, sin necesidad de explicar los motivos, dándole un plazo para que salga del territorio.
Si el Estado acreditante se niega a ejecutar en un plazo razonable, el Estado receptor podrá podrá negarse a reconocer como miembro de la misión a la persona de que se trate.
La nación receptora nunca podrá recurrir a la coacción del personal declarado non grato. Sólo puede ordenarle la salida de su territorio.
Si el diplomático es declarado no grato antes de su llegada al país receptor o antes de que inicie sus funciones, el Estado acreditante deberá retirar la designación.
En principio, esta declaratoria debe ser notificada de Cancillería a Cancillería por nota verbal, no obstante, la difusión pública de tal decisión.
Lo habitual es que la declaratoria opere frente a un diplomático que se exceda en el desempeño de sus funciones o infringe la ley del Estado que lo acoge, exhiba un mal comportamiento o realice actos que interfieren en los asuntos internos del país receptor. No obstante, a veces se hace como retaliación por reciprocidad al trato de sus funcionarios.
A continuación, algunos ejemplos destacados de estos casos:
México declaró, en septiembre de 2017, persona non grata al embajador de Corea del Norte argumentando su rechazo ante la actividad nuclear de dicho país.
En enero de 2018, el presidente venezolano Nicolás Maduro expulsó al embajador de España, tras comentarios del gobierno español sobre la política interna de Venezuela; al día siguiente, como reciprocidad, España declaró persona non grata al embajador de Venezuela en Madrid.
En marzo 2018, el Gobierno británico declaró persona non grata a 23 diplomáticos rusos por el intento de asesinato del doble agente Serguéi Skripal en suelo inglés. En represalia, Rusia expulsó a más 50 diplomáticos británicos.
Mientras, en agosto de 2018, el embajador canadiense fue declarado non grato en Arabia Saudita, porque Canadá criticó la política saudí en materia de derechos humanos.
En noviembre de 2021, Perú declaró persona non grata al expresidente boliviano Evo Morales por alterar la agenda política del país con sus declaraciones sobre la necesidad de una nueva constitución.
Con la invasión de Ucrania en 2022, Moscú ha declarado personas non grata a decenas de diplomáticos de distintos países europeos.
Se trata de una práctica antigua, pero que en la actualidad ha retomado mucha vigencia, pues se utiliza constantemente como una herramienta de política exterior de los Estados.
Publicado originalmente en Listín Diario