Petro enfrenta un Congreso hostil: 92% de ineficacia legislativa, reformas estancadas y relaciones rotas

Bogotá, Colombia, 21 de diciembre (El País, España). – El 2024 quedará marcado como un año turbulento para el presidente Gustavo Petro, quien ha enfrentado serios desafíos en el Congreso colombiano.

Reformas clave estancadas, escándalos de corrupción que han sacudido a su administración y rupturas profundas con los partidos tradicionales han delineado un panorama político complicado.

Desde el hundimiento de su ambiciosa reforma a la salud hasta la pérdida de control legislativo, el balance del año revela un Gobierno debilitado y con una capacidad de maniobra cada vez más limitada.

En el primer semestre del año, el Congreso archivó dos de las propuestas más importantes del Ejecutivo: la reforma a la salud y la reforma educativa. En el segundo, la situación empeoró con el rechazo al presupuesto para 2025, así como a las reformas tributaria y política.

Pese a estos fracasos, el Legislativo aprobó dos iniciativas durante el año: una versión modificada de la reforma pensional y un proyecto sobre el Sistema General de Participaciones (SGP) que, aunque clave para la descentralización, solo contó con el respaldo del Gobierno en la etapa final.

Actualmente, las esperanzas del Gobierno se centran en la segunda versión de la reforma a la salud, que deberá continuar su debate en febrero de 2025, y en otras iniciativas como la reforma laboral, la reforma a la justicia y la jurisdicción agraria.

Sin embargo, estas propuestas enfrentan un camino legislativo empedrado, con múltiples debates pendientes en un Congreso donde el Ejecutivo ya no tiene mayoría.

La caída de una coalición inicial prometedora

Cuando Gustavo Petro asumió el cargo en agosto de 2022, logró consolidar una coalición parlamentaria amplia que le permitió aprobar una ambiciosa reforma tributaria y la ley de paz total en sus primeros meses de mandato.

 Sin embargo, ese apoyo se diluyó rápidamente. La caída de su popularidad, los escándalos de corrupción y los enfrentamientos con los partidos tradicionales marcaron el inicio de una ruptura que se profundizó en 2023 y terminó de colapsar en 2024.

El abandono de la coalición por parte de los partidos Liberal, Conservador y de la U dejó al Gobierno sin mayorías en el Senado, mientras que en la Cámara de Representantes el apoyo fue limitado y fragmentado. Esto debilitó considerablemente la capacidad del Ejecutivo para impulsar su agenda legislativa.

Un Congreso paralizado: cifras alarmantes de ineficacia legislativa

Un informe reciente de la consultora Orza titulado El último tren para las reformas del Gobierno expone la magnitud del deterioro legislativo. Según el estudio, la administración Petro tuvo un 33% de efectividad en sus dos primeras legislaturas, pero este porcentaje cayó al 10% en la actual.

De los 1.011 proyectos de ley radicados en el Congreso este año, solo siete han sido aprobados, dos de ellos de origen gubernamental.

En comparación con los últimos tres gobiernos, el de Petro ha sido el menos efectivo en términos legislativos, lo que refleja su incapacidad para construir una coalición sólida y consolidar mayorías.

Ni siquiera la designación de Juan Fernando Cristo como ministro del Interior, con la tarea de lograr un acuerdo nacional, logró revertir esta tendencia.

Relaciones rotas y ataques incendiarios

La relación entre Petro y el Congreso se ha caracterizado por un intercambio constante de ataques. En un discurso reciente en Barranquilla, el presidente calificó de “malditos” a los congresistas tras el rechazo a su ley de financiamiento por parte de las comisiones económicas.

Además, anunció públicamente la ruptura de relaciones con estas comisiones, señalando que “no hay nada más que hablar”.

El viernes pasado, Petro arremetió contra el presidente del Congreso, Efraín Cepeda, a quien acusó de ser el “jefe” de una supuesta banda que vota contra los intereses del pueblo.

Estas declaraciones han generado preocupación sobre la posibilidad de que el enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo se intensifique aún más en 2025, complicando la viabilidad de las reformas restantes.

Escándalos de corrupción y elecciones en el horizonte

El escándalo de corrupción en la Unidad de Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD) ha agravado la crisis política del Gobierno. Tres exministros, dos altos funcionarios de Presidencia y nueve congresistas están involucrados en un proceso judicial que podría impactar aún más la gobernabilidad de Petro.

Este escándalo, sumado al desbalance fiscal y las dificultades en la ejecución presupuestal, ha erosionado la confianza en el Ejecutivo y fortalecido a la oposición.

La proximidad de las elecciones presidenciales y legislativas de 2026 añade un nuevo elemento de tensión. A medida que los actores políticos comiencen a enfocarse en sus campañas, es probable que las reformas legislativas queden relegadas a un segundo plano, complicando aún más los planes del Gobierno.

El futuro incierto de las reformas

Las críticas sobre transparencia, ejecución presupuestal y falta de cohesión política han socavado la capacidad del Gobierno para avanzar en su agenda. Aunque algunos proyectos, como la reforma a la salud y la laboral, siguen en discusión, su aprobación enfrenta serios obstáculos. El próximo año será crucial para determinar si el Gobierno de Petro puede superar estos desafíos o si su agenda legislativa quedará enterrada bajo la presión política y los enfrentamientos con el Congreso.

En un contexto de crisis de gobernabilidad, el legado legislativo de Gustavo Petro está en juego. Mientras el Ejecutivo busca reconstruir alianzas y retomar el control del Congreso, los cuestionamientos sobre su capacidad para liderar y cohesionar a sus aliados políticos continúan creciendo.

El 2025 promete ser un año aún más complejo, marcado por la incertidumbre y las disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo.

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