Policía en boca de todos

Alfredo Freites[email protected]

La Policía es­tá en la boca de todos y no con palabras de elogio. La actuación de sus miem­bros coloca a la institución de orden público en la po­sición antagónica con su misión, en vez de proteger a los ciudadanos es su te­rror.

Los miembros de la institución han altera­do el orden de sus prio­ridades al cometer to­do tipo de fechorías. Solos o en patrullas la comisión de delitos es cosa frecuente. Y lo peor de todos es que cuando el abuso lle­ga a escándalo surge como por arte de ma­gia la intención de re­formar la Policía. Pero se queda en palabras. Se convierte en ofer­ta política para acallar la indignación popu­lar. Alargan propuestas hasta que se diluye la indignación.

Enumerar los proble­mas de la policía es como el rosario de la abuela: Formación, salario, es­tructura, controles, pro­moción, depuración en­tre otras muchas. Hay antiguas dificultades que tienen difícil solución, si es que acaso la tienen. Muchos creen no tiene arreglo, pero desmante­larla es sueño de verano; La reforma eso otro sue­ño por los malignos in­tereses enraizados en la médula de sus miembros. La situación es tan de­licada otros la tildan de pesadilla. de larga dura­ción.

Del tema se habla has­ta el cansancio. Incluso mencionan reponer pa­sados jefes como solu­ción pero todos los ex tie­nen méritos y sombras en su paso por la orga­nización, y eso sería un parche poroso ya que no solo un problema de ge­rencia padece la entidad; si fuera un problema de dirección sería fácil la so­lución.

Siempre que hay un problema surgen como por encanto los mana­gers callejeros y en tema del comportamiento po­licial también los tene­mos, pero dudo que nos dejemos llevar por la im­provisación. Hay gene­rosas ofertas de ayuda de varios países. Se de­ben recibir y depurar las ideas porque la Policía actúa en un medio social propio. Hay que actuar para la resolver tan deli­cado problema.

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