Post-febrero: se gana o se pierde…
Francisco S. Cruz
Para la oposición, aglutinada en RescateRD, las elecciones municipales de febrero próximo serán definitorias, pues pondrán en perspectiva y a prueba si el nombre es más que un simple enunciado o un objetivo supremo donde nada es inmutable. Si resultase un enunciado de propósitos coyunturales, febrero lo dirá rápido; pero si es, como aspiramos, un objetivo supremo -el de rescatar el país- mayo podría pintarse promisorio.
Todo lo anterior, pues como hemos venido reiterando, porque no vemos un probable escenario de segunda vuelta o balotaje; y, en consecuencia, desde la alianza RecateRD habrá que hacer conciencia, definitoria, a partir de los resultados de febrero, pues si se obvian o no se soslayan con la debida atención política-estratégica, y encima, se insiste, desde las tres candidaturas opositoras, en ir cada quien por su lado entonces los riegos serán muchos y la ruleta rusa será el norte, pues, desde nuestra visión y análisis -quizás equivocado-, en mayo se acaba todo.
Y es sencillo -a menos que se esté esperando resultados post-febrero-: si uno -que es Gobierno- va en coalición y otro -que es oposición- va separado, ¿de quién es la ventaja?
Es un simple y elemental ejercicio que, necesariamente, debe convocar a una reflexión o a saber que en el componente RescateRD hay un “eslabón perdido”, es decir, una incógnita-candidatura que febrero bien podría despejar…..(porque, repetimos, no creemos que se presente un escenario de segunda vuelta).
Por ello, es vital -estratégicamente- que la oposición asuma febrero como un “momentum” de excepción o estratégico donde todo puede cambiar a partir de los resultados o correlación de fuerzas; pero lo que no debería entrar en discusión es la errónea postura política de que los términos de la alianza opositora, implícitamente -aunque no público-, son inmodificables -incluido lo presidencial- de cara a mayo-24.
Solo así, aunque se haya dicho una cosa, fácilmente, se pueda pasar a otra y, de paso, desarticular o desarmar al adversario, en este caso la reelección. Si no hay esa convicción o lógica política, aún no acordada, se estaría dejando el escenario a lo predecible o suerte de certeza rígida que, en política, es catastrófico.
Y eso es factible, en este caso, si el nombre de la alianza, más que un objetivo supremo, es un enunciado de plazo concluyente o coyuntural (presupuesto, en todo caso, errado). Ya veremos…
El Caribe