Pyongyang dice que el premier japonés propuso reunirse pronto con Kim Jong Un
SEÚL, Corea del Sur, 25 marzo — Corea del Norte dijo el lunes que el primer ministro japonés, Fumio Kishida, propuso reunirse “lo antes posible” con con el gobernante norcoreano Kim Jong Un, aunque Pyongyang recalcó que la posibilidad de celebrar la primera cumbre bilateral en unos 20 años dependía de que Tokio tolerase su programa armamentístico e ignorase los secuestros pasados de ciudadanos japoneses.
Japón reconoció que ha intentado organizar una cumbre, pero rechazó por “inaceptables” las precondiciones norcoreanas, lo que reducía las posibilidades de un encuentro inminente entre Kishida y Kim.
Algunos expertos creen que Kim quiere mejorar los lazos con Japón para distanciar a Estados Unidos de sus aliados, mientras que Kishida quiere aprovechar cualquier posible avance en el asunto de los secuestros, un tema muy sensible en Japón, para mejorar sus índices de aprobación en su país. Tras admitir en 2002 que había secuestrado a 13 ciudadanos japoneses, Corea del Norte permitió que cinco regresaran a casa pero dijo que los demás habían muerto. Japón cree que algunos siguen con vida.
En un comunicado recogido por medios estatales, Kim Yo Jong, hermana de Kim y alta funcionaria, dijo que Kishida había empleado un canal de comunicación no especificado para transmitir su disposición a reunirse en persona con Kim Jong Un “lo antes posible”.
La funcionaria señaló que las relaciones entre los dos países no mejorarían mientras el gobierno de Kishida siga mencionando el asunto de los ciudadanos japoneses secuestrados y llevados a Corea del Norte en el pasado y se oponga a lo que ella describió como el “ejercicio de los derechos soberanos” norcoreanos, una aparente referencia a los ensayos armamentísticos del país.
“La historia de las relaciones entre Japón y la RPDC nos enseña que es imposible mejorar las relaciones bilaterales llenas de desconfianza y malentendidos sólo con la idea de organizar una cumbre”, dijo Kim Yo Jon, empleando una abreviatura del nombre oficial de Corea del Norte, República Popular Democrática de Corea.
“Si Japón de verdad quiere mejorar las relaciones bilaterales y contribuir a garantizar la paz y estabilidad regional como vecino cercano de la RPDC, es necesario que tome una decisión política para una opción estratégica conforme a sus intereses generales”, añadió.
Kim Yo Jong hizo unas declaraciones similares en febrero, cuando dijo que su país estaba dispuesto a mejorar las relaciones con Japón e incluso invitó a Kishida a Pyongyang. Pero entonces dijo que eso sólo sería posible si Tokio dejaba de plantear objeciones al derecho legítimo norcoreano a la defensa propia y por el asunto de los secuestros.
En declaraciones en una sesión parlamentaria, Kishida dijo que una reunión con Kim es “crucial” para resolver el asunto de los secuestros, y que su gobierno ha utilizado varios canales para abordar la posible cumbre. El vocero del gobierno japonés Yoshimasa Hayashi dijo a la prensa más tarde el lunes que abandonar el tema de los secuestros en las conversaciones con Pyongyang “no es aceptable”.
Corea del Norte y Japón no tienen relaciones diplomáticas formales y sus contactos se han visto marcados por el programa nuclear norcoreano, el secuestro de ciudadanos japoneses en el pasado y la colonización japonesa de la Península de Corea entre 1910 y 1945. Las acciones coloniales japonesas también son una fuente de tensiones intermitentes entre Tokio y Seúl.
Tras años negándolo, en 2002 Corea del Norte reconoció en una cumbre sin precedentes entre Kim Jong Il, el fallecido padre de Kim Jong Un, y el entonces primer ministro Junichiro Koizumi que sus agentes habían secuestrado a 13 japoneses. Japón cree que Pyongyang los quería para formar a espías en lengua y cultura japonesa.
Koizumi hizo una segunda visita a Corea del Norte en 2004 y volvió a reunirse con Kim Jong Il. Esa fue la última cumbre entre los líderes de los dos países.
Las conversaciones sobre una posible cumbre entre Japón y Corea del Norte surgieron entre preocupaciones porque Pyongyang pueda incrementar sus ensayos armamentísticos en un año electoral tanto en Estados Unidos como en Corea del Sur. Los expertos dicen que Corea del Norte aspiraría a utilizar un arsenal de armas más grande para obtener concesiones de Estados Unidos como un alivio de las sanciones.
“Aunque Corea del Norte podría esperar a las elecciones en Corea del Sur y Estados Unidos antes de reanudar la diplomacia con esos países, probablemente quiere reforzar su mano desarrollando armas y abriendo divisiones entre los aliados de Estados Unidos”, dijo Leif-Eric Easley, profesor de estudios internacionales en la Universidad Ewha Womans de Seúl. “Kishida siente la urgencia política de abordar el tema de los secuestros, y por lo tanto está mostrando un esfuerzo diplomático”.
También es probable que la empobrecida Cora del Norte baraje una asistencia económica japonesa que podría recibir si los dos países normalizan sus relaciones, apuntó el analista Moon Seong Mook, del Korea Research Institute for National Strategy, con sede en Seúl. El Norte podría pedir el valor actual de la asistencia japonesa que recibió Corea del Sur cuando esos dos países normalizaron sus lazos en 1965, 500 millones de dólares, o más.
Es improbable que Kishida haga concesiones en el asunto de los secuestros o del programa nuclear norcoreano en desafío a la opinión pública y a las resoluciones de Naciones Unidas, señaló Moon. Easley veía improbable una cumbre de los dos líderes porque Pyongyang no parece dispuesta a enfrentar los secuestros pasados de ciudadanos japoneses y Tokio no puede relajar las sanciones sobre Corea del Norte.
Por su parte, el Ministerio surcoreano de Exteriores dijo que se comunicaba estrechamente con Japón sobre los contactos entre Tokio y Pyongyang y el asunto nuclear norcoreano. Corea del Sur, Estados Unidos y Japón trabajan juntos para devolver a Corea del Norte a una senda de desnuclearización, añadió.
Los crecientes arenales nuclear y de misiles norcoreanos plantean una gran amenaza de seguridad para Japón, así como para Corea del Sur y Estados Unidos. Los tres países han incrementado sus maniobras militares en respuesta a la provocadora sucesión de ensayos armamentísticos norcoreanos desde 2022. Japón y Corea del Sur son dos importantes aliados de Washington en la región, y entre los dos acogen a 80.000 militares estadounidenses en sus territorios.
Antes el lunes, los medios estatales norcoreanos indicaron que Kim Jong Un había supervisado un ejercicio con tanques y animó a sus divisiones blindadas a ultimar sus preparaciones de guerra ante las crecientes tensiones con Corea del Sur.
Aunque la mayoría de los analistas dudan que Kim se esté preparando de verdad para una guerra, autoridades surcoreanas han planteado la posibilidad de provocaciones de menor escala en zonas fronterizas, como la disputada linde marítima entre las coreas, donde se han producido sangrientas escaramuzas en el pasado.
AP