Quien amaga y no da, por cobarde quedará

Juan Temístocles Montás

Durante varios meses, la República Dominicana fue sometida a un debate sobre la inminencia de una reforma tributaria. Primeramente, el tema fue incluido como prioritario en el dialogo convocado por el gobierno en el seno del Consejo Económico y Social. El presidente de la República así lo resalto junto a la reforma constitucional.

Posteriormente fueron filtrados dos documentos, uno, que contenía una propuesta de reforma tributaria, elaborada a todas luces en el Ministerio de Hacienda, y otro con algunos comentarios críticos a esa propuesta elaborado por el Equipo de Asesores Económicos del Presidente. El objetivo resultaba claro: se quería conocer las reacciones de los diversos sectores del país a la propuesta contenida en el documento del Ministerio de Hacienda. Para muchos se trataba de un globo de ensayo.

Se produjo un rechazo unánime a la reforma por los sectores políticos, empresariales, comerciales y sociales, lo que erosionó la unidad del gobierno en torno al tema. Eso quedó evidenciado en posturas contradictorias asumidas por varios funcionarios. Por un lado, José Rijo Presbot, director de presupuesto, anunciaba el 15 de octubre que la reforma fiscal iba si o si en este año y que en los próximos días sería anunciada la propuesta; en esa misma dirección, el consultor jurídico del poder ejecutivo informó el jueves 21 de octubre que se estaban dando los últimos toques al proyecto de reforma fiscal.

Sin embargo, en una entrevista concedida al periódico El Caribe, el 20 de octubre, Lisandro Macarrulla señalaba que el Gobierno no tenía todavía una definición sobre el tema de la reforma fiscal, señalamiento que posteriormente fue refrendado por el vocero del gobierno, Homero Figueroa. Ese mismo día, Miguel Ceara Hatton, en unas declaraciones recogidas por Diario Libre, indicaba que sería el presidente el que anunciaría en su momento la propuesta oficial de reforma fiscal.

Si bien lo que parece mostrar el comportamiento de los funcionarios mencionados es que estamos frente a un gobierno que muestra en sus mas altos niveles una total falta de coordinación, lo verdadero es que se pretendía someter una reforma al Congreso Nacional, pero el presidente de la República se asustó por el rechazo generalizado a la reforma y por las posibles consecuencias que se derivarían de su implementación.

En su corto discurso del 27 de octubre, el presidente Abinader anunció que no habrá reforma tributaria. Su gobierno tendrá que hacer frente a una complicada situación presupuestaria y tendrá que responder como le dará respuesta al cúmulo de demanda de todo tipo existente y a todas las promesas que ha venido haciendo a lo largo y ancho del territorio nacional, con recursos limitados y con unas finanzas públicas acogotada por un endeudamiento público que ya se encuentra en un punto crítico. En el marco de un contexto internacional complicado, marcado por inflación y precios elevados de las materias primas, resulta vital que las políticas económicas garanticen las estabilidad macroeconómicas si es que queremos seguir mejorando las condiciones de vida de los dominicanos.

La sabiduría popular, producto de la experiencia de muchos años de reflexión, ha sintetizado una cantidad inmensa de sentencias que por su cumplimiento y aplicabilidad, permiten entender ciertos comportamientos de las personas. Me refiero a los refranes, que con la brevedad que los caracterizan, sintetizan en pocas palabras lo que muchos expresan en un largo discurso.

Mirando el desempeño del gobierno del presidente Abinader cabe aplicarle el siguiente refrán: Quien amaga y no da, por cobarde quedará. El que no llega a consumar su amenaza, una de dos: o teme propasarse en el castigo o teme la reacción del adversario. Saque Usted la conclusión.

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