Recapitalización del BC: la deuda pendiente que no deja de crecer

Ramón Núñez Ramírez

El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a poner sobre la mesa un viejo tema en su más reciente misión al país: la necesidad de elaborar un plan integral de recapitalización del Banco Central. La recomendación no sorprende. Aunque desde 2007 existe una ley para ese propósito, el Estado ha incumplido los montos establecidos y, a pesar de los aportes fiscales, las pérdidas del Banco Central siguen aumentando, así como también su deuda interna.

De crisis en crisis: el origen del déficit

La historia se remonta a la década de los 90, cuando el Banco Central empezó a utilizar los valores en circulación como instrumento de política monetaria. En 2002 apenas sumaban RD$6,905 millones.

La crisis bancaria de 2003, con quiebras fraudulentas y el rescate total de los depositantes, duplicó la Base Monetaria. El resultado fue devastador: una inflación de 60.35% en junio 2004 y un tipo de cambio que llegó a RD$55.42 por dólar en febrero de 2004.

Para contener la situación, el Banco Central emitió certificados que en agosto de 2004 ya ascendían a RD$89,438 millones, equivalentes al 9.3% del PIB. Desde entonces, el déficit cuasi-fiscal se convirtió en una carga estructural que no ha parado de crecer.

El déficit cuasi-fiscal se origina porque los ingresos del BC son insuficientes para pagar los intereses de sus instrumentos financieros.

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Una ley incumplida

En 2007 se promulgó la Ley de Recapitalización, que establecía aportes anuales del Gobierno entre 0.5% y 1.4% del PIB a los diez años y en lo adelante un desmonte hasta 1.0% de PIB.

Leonel Fernández cumplió con 0.5% y llegó hasta 0.9%.

Danilo Medina redujo los aportes al 0.7%, pero luego incumplió.

Luis Abinader ha mantenido un promedio cercano al 0.5%.

Mientras tanto, la deuda del Banco Central siguió creciendo: en enero de 2024 superó el billón de pesos y en agosto de 2025 rondaba los RD$850,815 millones.

El costo de no resolver

En 2024 los gastos financieros del Banco Central alcanzaron RD$132,850 millones (1.8% del PIB), mientras que el aporte del Gobierno para la recapitalización fue de apenas RD$44,472 millones (0.6% del PIB). Incluso si el aporte subiera al 1% del PIB, como se pretendía con la reforma fiscal, el déficit se mantendría y la deuda continuaría en ascenso.

¿Quién debe asumir la deuda?

Ante este panorama, economistas han planteado distintas salidas. Una de las más radicales es transferir toda la deuda al Gobierno Central (Dr. Andy Dauhajre), de manera que Hacienda sea el único emisor. Otra opción intermedia propone que el Estado asuma los instrumentos de mediano y largo plazo y que el Banco Central se quede con los de corto plazo, desmontándolos gradualmente en función de su programa monetario.

La ventaja sería liberar al Banco Central de los altos costos financieros y permitirle mayor libertad para aplicar la política monetaria.

Una reforma impostergable.

La conclusión es inevitable: así como el país necesita una reforma fiscal integral, también debe encontrar una solución definitiva al déficit cuasi-fiscal. A junio de 2025, la deuda interna del Banco Central ascendía a US$15,053 millones, equivalente al 20% de la deuda pública consolidada.

Mientras no se resuelva el déficit cuasi-fiscal y los valores en circulación (como instrumento de política monetaria), seguirá comprometiendo la estabilidad macroeconómica y la capacidad del BC de responder con eficacia a los desafíos de la economía dominicana.

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