Reforma fiscal bajo la lupa de organismos internacionales

Magín J. Díaz

La República Dominicana está ante el reto de una reforma fiscal integral bien diseñada para mejorar las recaudaciones como acción crucial para la convergencia económica con países avanzados, la reducción de la desigualdad y el mejoramiento de la sostenibilidad fiscal. Ojos globales nos miran en expectativa de qué pasará con este tema.

Desde que el presidente Luis Abinader anunció la reforma fiscal justo después de las elecciones, los organismos multilaterales se han volcado en apoyo a la iniciativa, fijando posición pública en los medios de comunicación. He decidido repasar los planteamientos centrales de las tres principales instituciones internacionales que velan por la economía y el desarrollo de los países.

Me refiero al Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Fondo Monetario Internacional (FMI). El registro de sus exposiciones, de carácter oficial, define las expectativas económicas y fiscales de estas instituciones de cara al nuevo período de gobierno.

Las palabras claves que construyen el campo semántico del Banco Mundial, el BID y el FMI respecto a la reforma fiscal en la República Dominicana son: aumento de la recaudación, reforma integral, convergencia y reducción de la desigualdad, necesidad inmediata de inversión en servicios, infraestructura y capital humano; déficit fiscal recurrente, deuda pública en aumento y mejora en la calificación de riesgo del país.

Veamos ahora cómo se ha pronunciado cada institución multilateral para luego fijarnos una idea de cuál podría ser el marco de actuación del gobierno:

Banco Mundial (17 de junio):

La República Dominicana puede aumentar su recaudación entre dos y tres puntos porcentuales del PIB sin afectar su ritmo de crecimiento.

Mejorar las recaudaciones es crucial para la convergencia económica dominicana con países avanzados, la reducción de la desigualdad y para mejorar sostenibilidad fiscal. Con un nivel deuda pública desafiante y alta carga de intereses, una mejora de las recaudaciones reduciría estos costos, beneficiando al sector público y privado. Además, una reforma integral podría estimular el crecimiento económico y mejorar el clima de inversión.

El país no puede esperar a que se generen ahorros en el gasto (los cuales toman tiempo) para empezar a mejorar la calidad de su educación, salud, y el suministro de servicios de agua, saneamiento, transporte urbano y caminos rurales.

Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (26 de junio):

República Dominicana ha crecido a un paso acelerado en las últimas décadas, registrando un crecimiento anual promedio de 5%. Sin embargo, este crecimiento vino acompañado de déficits fiscales recurrentes y de un endeudamiento público en aumento.

Si el país no cambia esta trayectoria pronto, el Estado se verá cada vez más limitado para invertir en infraestructura pública y en formación de capital humano, dos insumos esenciales para sostener, e incluso potenciar, el notable crecimiento registrado hasta ahora.

La buena noticia es que el país puede revertir esta situación. Para ello necesita llevar a cabo una reforma fiscal integral que le permita aumentar los ingresos tributarios (que están entre los más bajos de América Latina y el Caribe y representan menos de la mitad del promedio de los países desarrollados).

Fondo Monetario Internacional (FMI) (24 de junio):

Un aumento permanente de los ingresos fiscales en al menos un 2 por ciento del PIB permitiría aumentos sostenibles de la inversión pública clave y del gasto social, lo que ayudaría a impulsar la productividad y el consumo privado, al tiempo que reduciría la desigualdad y la pobreza.

Retrasar una reforma fiscal integral no solo sería costoso, sino también una oportunidad perdida en su camino hacia el grado de inversión.

Una reforma fiscal integral podría ayudar al país a aumentar los ingresos y obtener una calificación de grado de inversión.

La cereza sobre el pastel

Como colofón, tenemos el comunicado oficial al término de la misión del FMI que recientemente visitó el país para pasar balance a la economía. Esto ocurrió el 24 de julio y la síntesis es la siguiente:

La política fiscal debe seguir centrada en la reposición del espacio fiscal. La consolidación fiscal gradual prevista por las autoridades, acorde con la ley de responsabilidad fiscal es adecuada para situar la deuda en una firme trayectoria descendente.

Resulta imperiosa una reforma fiscal integral que eleve de forma duradera los ingresos fiscales mediante una ampliación de la base tributaria y la eliminación de exenciones, en paralelo con una reducción de la evasión fiscal y mejora en la eficiencia en el gasto, incluidos menores subsidios al sector de la electricidad y menores transferencias no focalizadas.

Dicha reforma creará espacio fiscal adicional y proporcionará recursos para el gasto necesario en desarrollo (incluida infraestructura resiliente a los desastres).

La posición de los organismos internacionales está más clara que el agua. El Banco Mundial, el BID y el FMI coinciden en la necesidad imperiosa de una reforma fiscal integral que no solo aumente la recaudación, sino que también mejore la eficiencia del gasto público, reduzca la evasión fiscal y elimine exenciones innecesarias. Estos pasos son cruciales para garantizar la sostenibilidad fiscal y la inversión en infraestructura y capital humano, elementos esenciales para el crecimiento a largo plazo.

El Gobierno dominicano enfrenta el reto de diseñar y ejecutar una reforma que cumpla con estas expectativas y fortalezca la economía del país sin sacrificar el desarrollo social.

La implementación de estas recomendaciones será determinante para alcanzar una calificación de grado de inversión y asegurar un futuro más próspero y equitativo para todos los dominicanos. La espera por la respuesta del Gobierno no será larga, pero el proceso estará lleno de complejidades que requerirán un enfoque estratégico y una ejecución precisa.

El Caribe

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