Relaciones duartianas con Haití

 Guillermo Caram, economista

Si Duarte fue capaz de enrolarse a la Guardia Nacional Haitiana, llegando hasta el rango de coronel y participar en la «Revolución Reformista» de 1843 contra presidente Boyer para viabilizar independencia dominicana, ¿por qué no podemos cooperar con autoridades haitianas para solucionar su crisis y reducir presión migratoria?

Si, según Roberto Cassá, Duarte tenía claro su alianza con liberales haitianos para salir de Boyer, paso previo para su proyecto, ¿por qué no podemos aliarnos con buenas voluntades haitianas, incluyendo gobiernos empeñados en restablecer orden que manifiesten disposición de dialogar?

Juan Daniel Balcácer advirtió la necesidad de comprender la visión de Duarte sobre Haití, para interpretar adecuadamente posibilidad de diálogo sobre relaciones entre ambos países. (ver https://noticia.do/vision-de-juan-pablo-duarte-sobre-haiti/#%C2%)

¿Por qué los patrioteros del patio ignoran el pensamiento de Duarte de “no olvidarse de los extraños a quienes también se le debe justicia por los deberes que impone la filantropía”?

La nominada embajadora norteamericana en dominicana ha justificado su nominación en “trabajar estrechamente con el Gobierno dominicano para reforzar la seguridad fronteriza y… desarticular las operaciones de los carteles de droga y las organizaciones criminales transnacionales”.

Esta desarticulación resulta difícil sin involucrar al Gobierno de Haití, donde radican las bases de esos carteles y organizaciones.

Actuaciones y pensamientos de Duarte, interpretaciones de historiadores acreditados y preocupaciones internacionales, conducen a cambiar radicalmente filosofías, criterios y procedimientos en las relaciones dominico-haitiana.

Es impostergable asumir una cooperación articulada entre ambos gobiernos, conjunta o simultáneamente, que sustituya la estéril confrontación hasta ahora seguida de frágiles resultados.

Partiendo de ofrecer cooperación al Gobierno haitiano en lo que solicite para restablecer control, combatir bandas y organizaciones criminales.

Para institucionalizar Haití políticamente y establecer programas económicos generadores de empleos que hagan innecesarios que haitianos emigren hacia dominicana para buscar trabajo.

Para transparentar el comercio fronterizo, como vía para evitar tráfico de ilegalidades. Pero tiene que ser un planteamiento binacional, de los dos gobiernos, para así conminar a la comunidad internacional a prestar la colaboración que hasta ahora ha sido regateada por provenir unilateralmente de cada país.

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