República Dominicana como centro de conspiraciones en el Caribe: planes contra Duvalier y Castro revelados en documentos desclasificados
Santo Domingo, 22 marzo. – República Dominicana fue utilizada como base de operaciones para grupos de exiliados cubanos que, entre 1959 y 1967, intentaron invadir Haití y, desde allí, lanzar ataques contra el régimen de Fidel Castro en Cuba.
Documentos desclasificados por la administración de Donald Trump revelan que estos movimientos, orquestados por figuras clave de la oposición cubana, contaron con la complicidad de líderes dominicanos como Joaquín Balaguer y con la participación de altos mandos militares haitianos.
Las conspiraciones involucraron entrenamientos paramilitares, sabotajes a la economía cubana y la planificación de invasiones fallidas contra François Duvalier, el dictador haitiano conocido como «Papa Doc», con el objetivo final de convertir a Haití en un trampolín para la lucha armada contra Castro.
Uno de los documentos revelados detalla el perfil de Antonio Rodríguez Echazábal, un cubano que vivió durante 18 años en Haití y que, tras la caída de Fulgencio Batista en 1959, utilizó su posición en la embajada cubana en Puerto Príncipe para estrechar lazos con opositores de Duvalier.
En julio de 1959, una incursión armada de exiliados cubanos en Haití fue considerada como el inicio de un plan mayor que incluiría una invasión a Cuba. Sin embargo, las fuerzas haitianas lograron repeler la ofensiva y acusaron a Echazábal de orquestar la operación, lo que forzó su expulsión del país.
En octubre del mismo año, otro documento desclasificado registra una conversación entre William Pawley, un empresario y diplomático estadounidense, y dos cubanos no identificados.
En la reunión, un miembro de la resistencia anticastrista reveló sus intenciones de reunirse en territorio dominicano para discutir el sabotaje a las cosechas de azúcar en Cuba. Este grupo habría sido contactado por el general José Eleuterio Pedraza, un líder revolucionario cubano en República Dominicana, quien quería conocer los planes de sabotaje.
Entre 1964 y 1966, los documentos mencionan a Rolando Arcadio Masferrer, un prominente exiliado cubano y financista de operaciones paramilitares contra Castro. Masferrer mantuvo una estrecha relación con el cónsul dominicano Carlos Peguero Guerrero, hermano del entonces jefe de la Policía Nacional, Belisario Peguero Guerrero.
Se asegura que, de contar con la aprobación de Luis Amiama Tió, Masferrer proporcionaría recursos a favor del Partido Liberal Evolucionista (PLE) en caso de que este decidiera actuar contra el gobierno del Triunvirato.
En 1965, un informante señaló que Masferrer estaba en contacto con el general haitiano Léon Cantave para planear una invasión a Haití desde territorio dominicano. Para llevar a cabo la operación, reclutó a cubanos solteros en Nueva York con la promesa de trasladarlos a República Dominicana, donde recibirían entrenamiento militar en una finca gestionada por Antonio Rojas Masferrer, primo del exiliado.
Según los archivos, la finca serviría como base de operaciones para entrenar a un centenar de combatientes que luego se unirían a las fuerzas de Cantave en Haití.
Los planes de Masferrer contemplaban la utilización de cuatro embarcaciones y cinco aeronaves para llevar a cabo la invasión a Haití y, posteriormente, lanzar un ataque en Santiago de Cuba, en la provincia de Oriente, con el objetivo de derrocar a Castro.
Un fotógrafo de la cadena CBS, que obtuvo permiso para documentar el arsenal de los conspiradores, reveló que la intención era establecer una base militar en la isla Beata y que los arreglos con el gobierno dominicano ya estaban hechos.
Según el documento, el presidente Joaquín Balaguer había aprobado la operación. La conexión entre Balaguer y los exiliados cubanos se dio a través de Santiago Rey, un antiguo ministro del gobierno de Batista que, tras el colapso del régimen, se refugió en República Dominicana y se convirtió en asesor de Balaguer durante su campaña electoral. Como muestra de gratitud, Balaguer le ofreció a Rey una finca en el país para entrenar una guerrilla anticastrista, según el informe,
A pesar de los planes, la operación nunca se concretó. En 1967, las autoridades estadounidenses arrestaron a 68 implicados en la conspiración, y en 1968, Masferrer fue condenado a cuatro años de prisión en EE.UU. por violar la ley de neutralidad.
Otros documentos desclasificados mencionan a Antonio Cuesta Valle, un empresario cubano y opositor de Castro, que en 1965 intentó establecer campos de entrenamiento para exiliados cubanos en República Dominicana.
Inicialmente, Cuesta Valle intentó instalar un campamento en Puerto Rico, pero luego buscó la aprobación del gobierno dominicano para trasladar su iniciativa al país, siguiendo los pasos de Eloy Gutiérrez Manoyo, un líder militar cubano que ya había establecido presencia en territorio dominicano.
Sin embargo, sus planes se vieron frustrados cuando un alto mando militar dominicano presentó acusaciones en su contra, lo que deterioró sus relaciones con el gobierno y lo obligó a abandonar su proyecto.
Otro aspecto revelador de los documentos es la posible colaboración del expresidente dominicano Juan Bosch con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos para derrocar a François Duvalier.
Un informe desclasificado en el marco de la investigación del asesinato de John F. Kennedy menciona que Bosch mostró intenciones de colaborar con la CIA en la planificación de un golpe contra Duvalier, pero que posteriormente decidió retractarse.
El documento, fechado el 10 de septiembre de 1963, hace parte de un resumen de operaciones encubiertas de la CIA en diferentes países, incluyendo República Dominicana, Haití, Vietnam, Italia y Brasil.
En el apartado dedicado a Haití, la CIA documenta sus esfuerzos por evaluar la capacidad de los grupos exiliados haitianos y menciona que se realizaron aportes simbólicos de dinero para probar su fiabilidad.
El reporte detalla que, para la fecha del documento, Duvalier llevaba seis años en el poder y había consolidado su régimen represivo. Durante el breve gobierno de Bosch, las relaciones entre República Dominicana y Haití fueron tensas, pues Bosch condenó abiertamente las violaciones de derechos humanos en Haití y rechazó la dictadura de Duvalier.
Según la CIA, los intentos por formar un frente unido contra Duvalier fracasaron y Bosch decidió retractarse de cualquier colaboración en su derrocamiento. Sin embargo, el informe advierte sobre la entrega de «100 rifles y municiones» a un grupo de exiliados haitianos con refugio en la frontera dominicana, aunque estos esfuerzos no lograron debilitar el poder de Duvalier, quien en 1964 se declaró «Presidente Vitalicio».
Bosch habría considerado la posibilidad de colabprar con la CIA
En el apartado sobre República Dominicana, el informe de la CIA alertaba sobre la posibilidad de un golpe de Estado contra Bosch en los próximos meses, citando una tasa de desempleo del 20 % y la falta de instituciones democráticas consolidadas como factores de riesgo.
El documento critica la administración de Bosch, señalando que dedicaba más tiempo a responder acusaciones de la oposición que a gobernar y que su gobierno enfrentaba presiones tanto de la derecha como de sectores militares.
La CIA también señala que, aunque Bosch era considerado anticastrista y antisoviético, no había tomado medidas drásticas contra los dominicanos que regresaban de Cuba con ideologías comunistas.
El informe destaca que «el 20 % de desempleo sienta las bases para un golpe de Estado en los próximos meses. Mientras tanto, el hombre fuerte del Ejército, Antonio Imbert Barrera, espera entre bastidores».
El golpe de Estado contra Bosch ocurrió 15 días después de la fecha del documento, el 25 de septiembre de 1963, cuando militares conservadores y sectores empresariales lo derrocaron, temerosos de sus políticas reformistas. Aunque Imbert Barrera no lideró el golpe, formó parte del sector militar que lo apoyó y luego respaldó el gobierno provisional de Donald Reid Cabral.
Durante la Revolución de Abril de 1965, cuando los constitucionalistas intentaron restituir a Bosch en el poder, Imbert Barrera se posicionó del lado contrario, liderando un gobierno de facto con apoyo de Estados Unidos.
Su papel en la historia política dominicana se extendió hasta 2016, año en que falleció. Finalmente, en 1966, Joaquín Balaguer ganó las elecciones presidenciales, consolidando un nuevo ciclo de poder en República Dominicana y cerrando un periodo de conspiraciones, intervenciones extranjeras y luchas políticas en la región caribeña.