República Dominicana: Crecimiento económico sólido, pero persisten desafíos de vulnerabilidad y brechas sociales
Santo Domingo, 4 Nov – La economía de la República Dominicana ha demostrado un crecimiento significativo en las últimas dos décadas, superando el promedio de la región. Sin embargo, detrás de estas cifras alentadoras, el país enfrenta serios desafíos estructurales que amenazan con limitar su desarrollo a largo plazo y dejar a una parte considerable de la población en condiciones de vulnerabilidad.
Un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado Panorama de Oportunidades República Dominicana: tres pilares para el crecimiento inclusivo, citado por el periodista Martín Polanco publicado en esta fecha por el diario El caribe, pone en perspectiva tanto los logros como las áreas críticas donde el país debe mejorar para asegurar un crecimiento sostenido e inclusivo.
Entre 2005 y 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) de la República Dominicana creció en promedio un 5.4%, cifra que destaca frente al 2.3% de crecimiento en América Latina y el Caribe.
Durante ese mismo período, la pobreza monetaria en el país se redujo de un 48.2% a un 21.5%, y la clase media aumentó del 21% al 36.2%, lo que refleja un progreso económico relevante. A pesar de estos logros, un 41.8% de la población sigue siendo vulnerable a la pobreza, lo que significa que un leve cambio económico podría revertir los avances alcanzados.
Uno de los puntos de preocupación que resalta el BID es la baja productividad de la economía dominicana, con un crecimiento promedio de apenas 0.7% anual entre 2010 y 2022. A esta situación se suma la limitada capacidad del Estado para invertir en sectores clave, dado que los ingresos tributarios apenas representan el 13.9% del PIB, lejos del promedio regional de 21.5%.
Esta baja recaudación reduce los recursos disponibles para mejorar servicios públicos como salud, educación e infraestructura, áreas que requieren urgentemente un impulso para cerrar las brechas sociales que persisten en el país.
Según el informe, esta brecha en la inversión pública es un obstáculo considerable para el desarrollo social y económico del país. En términos de infraestructura y servicios básicos, los sectores más afectados son educación y salud, donde la calidad y cobertura aún dejan mucho que desear.
Para mejorar estos indicadores, el BID sugiere que el país debería redoblar esfuerzos para incrementar la recaudación fiscal, así como priorizar inversiones estratégicas que fortalezcan la oferta de servicios esenciales y promuevan la inclusión social.
El BID propone una estrategia de crecimiento inclusivo basada en tres pilares: mejorar el bienestar de la población, fomentar una colaboración estrecha entre el sector público y el privado, y modernizar sectores estratégicos. Estas recomendaciones buscan no solo mantener el ritmo de crecimiento económico, sino también distribuir sus beneficios de manera equitativa.
Pilar 1: Bienestar de la población
El informe destaca la importancia de mejorar el acceso a una educación de calidad y de formar a los ciudadanos en habilidades que respondan a las demandas del mercado laboral actual. La educación es un factor crítico para reducir la desigualdad y promover la movilidad social. Asimismo, se subraya la necesidad de fortalecer el sistema de salud y de protección social, promoviendo una cobertura efectiva que permita a la población acceder a servicios básicos de manera oportuna.
El BID también menciona la importancia de la igualdad de género en el desarrollo sostenible, recomendando políticas inclusivas que garanticen la participación equitativa de las mujeres en el ámbito laboral y en la toma de decisiones, así como el acceso a oportunidades económicas.
Pilar 2: Alianzas público-privadas
El segundo pilar destaca la necesidad de un compromiso firme entre el sector público y el privado para impulsar el desarrollo. La colaboración público-privada puede ser un motor eficaz para la mejora de la infraestructura y la innovación en el sector empresarial. Además, este enfoque permite que el Gobierno comparta la carga de inversión con el sector privado, acelerando así el crecimiento en áreas como el turismo, la construcción y la tecnología.
En el contexto de los desafíos climáticos y de infraestructura que enfrenta el país, el informe enfatiza la importancia de fortalecer el Fondo de Cohesión Territorial, garantizando que las regiones más vulnerables reciban los recursos necesarios para adaptarse y desarrollar planes de urbanización resilientes. También se recomienda la modernización del transporte público y la promoción de flotas eléctricas, una medida alineada con la descarbonización y la sostenibilidad a largo plazo.
Pilar 3: Modernización de sectores estratégicos
La República Dominicana presenta oportunidades clave para modernizar sectores que pueden servir como catalizadores del crecimiento inclusivo. Uno de ellos es la agricultura, donde el BID recomienda incorporar tecnologías avanzadas para optimizar la producción y hacer el sector más competitivo. En el sector energético, se sugiere aumentar la participación de fuentes renovables en la matriz eléctrica, actualmente limitada al 15%, en comparación con el promedio del 60% en América Latina y el Caribe.
El estudio también subraya la importancia de promover el turismo sostenible, una industria crucial para la economía dominicana, que puede beneficiar tanto a las comunidades locales como al medio ambiente. Con inversiones estratégicas en sostenibilidad, el país podría atraer un turismo de mayor calidad, menos dependiente de la estacionalidad, y contribuir a una economía más resiliente y diversificada.
La necesidad de un aumento en los ingresos tributarios
La baja recaudación fiscal de la República Dominicana limita su capacidad para responder a las crecientes demandas sociales y económicas. El BID sugiere que el país debe encontrar formas de incrementar sus ingresos tributarios para mejorar la oferta de servicios públicos. Actualmente, los ingresos representan solo el 13.9% del PIB, en contraste con el 21.5% promedio de la región, lo que significa que hay un gran potencial para optimizar la recaudación y destinar estos fondos a proyectos de desarrollo social.
El BID concluye que, si bien el futuro de la República Dominicana parece prometedor, el país necesita adoptar políticas públicas sólidas que fomenten un desarrollo inclusivo y sostenible.
La economía dominicana ha logrado avances impresionantes en términos de crecimiento, pero la desigualdad y la vulnerabilidad social persisten. La clave para superar estos desafíos radica en la capacidad del Gobierno para implementar las recomendaciones del BID y construir un sistema de protección social robusto y una infraestructura resiliente.
Para que la República Dominicana se convierta en un modelo de desarrollo en la región, es crucial cerrar las brechas sociales y garantizar que los beneficios del crecimiento lleguen a todos los sectores de la sociedad. Esto no solo contribuiría a un desarrollo más equitativo, sino que también fortalecería la estabilidad económica y social del país.
En palabras del equipo del BID, liderado por Tomás Bermúdez y respaldado por especialistas en diversas áreas, el país tiene un gran potencial para avanzar hacia un crecimiento inclusivo si logra consolidar un compromiso entre el sector público y privado, y adopta políticas estratégicas en los sectores claves de educación, salud, infraestructura y energía. Con las decisiones adecuadas, la República Dominicana podría sentar las bases para un futuro de prosperidad compartida, advierte el BID.