República Dominicana: Perspectivas económicas post-electoral

Santo Domingo, 23 mayo – Tras la reelección de Luis Abinader en las pasadas elecciones, la República Dominicana muestra visos de estabilidad política y continuidad en las medidas económicas implementadas. Sin embargo, su capacidad para aplicar las reformas estructurales que requiere el país aún están por verse.

La agencia de calificación crediticia S&P Global, en un análisis reciente, señala que la calificación ‘BB’ del país refleja una economía dinámica, pero con un perfil fiscal débil y vulnerabilidades a shocks externos.

Durante el primer mandato de Abinader, su partido contó con altos índices de aprobación y una mayoría en el Congreso. Sin embargo, se observó una reticencia a implementar reformas difíciles e impopulares durante períodos de tensión económica.

Los principales desafíos que enfrenta el presidente reelecto y el nuevo liderazgo en el Congreso incluyen las rigideces presupuestarias que subrayan la necesidad de una reforma fiscal y tributaria, así como las ineficiencias en el sector eléctrico que continúan siendo un lastre para las finanzas públicas.

A pesar de los ajustes tarifarios realizados en el sector eléctrico, el gobierno no logró reducir las pérdidas de electricidad en la red, que siguen siendo elevadas, alrededor de 36 %. Además, se enfrenta al desafío de mejorar la seguridad y gestionar el impacto de las crisis política y social en Haití, así como reforzar los esfuerzos para combatir la corrupción.

En cuanto al grado de inversión, la calificación soberana de largo plazo de la República Dominicana todavía está dos niveles por debajo del umbral del grado de inversión ‘BBB-‘. Podría subir la calificación si el país demuestra capacidad para aprobar e implementar reformas que mejoren su perfil fiscal y de deuda, lo que se traduciría en menores déficits fiscales.

Sin embargo, una disminución de la calificación podría ocurrir si el impresionante crecimiento económico del país perdiera impulso.

La economía dominicana sigue siendo su principal fortaleza crediticia, con un entorno político previsible que ha estimulado el crecimiento de un sector privado boyante. Se espera que el turismo siga siendo un importante motor de crecimiento económico en los próximos años, junto con la inversión extranjera directa en el sector manufacturero y el flujo de remesas.

Las principales debilidades crediticias del país se encuentran en sus perfiles fiscal y de deuda. Los ingresos tributarios son bajos y el desempeño fiscal relativamente débil ha llevado a un aumento de la deuda neta del gobierno.

El presidente ha destacado la necesidad de revisar la estructura fiscal para liberar recursos para invertir en necesidades sociales e infraestructura. Sin embargo, la implementación de estas reformas podría diluirse cuando se presenten al Congreso, lo que podría afectar la calificación crediticia del país.

En cuanto a la política monetaria, aunque ha mostrado mejoras importantes, sigue limitada por el debate sobre la recapitalización del banco central. Se espera que el Banco Central siga registrando pérdidas cuasifiscales en los próximos años, lo que podría influir en la calificación soberana del país.

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