Santo Domingo, no de Guzmán
Miguel Reyes Sánchez
Existen diversas e interesantes investigaciones sobre los orígenes del nombre de la ciudad capital de la República Dominicana, lo cual ha suscitado cierta confusión.
El nombre original de la ciudad fundada por Bartolomé Colón entre 1494 y 1498, en la margen oriental del Ozama, fue el de Santo Domingo.
Fray Cipriano de Utrera decía que las dos razones posibles por la que se le puso este nombre fue porque “Bartolomé Colón llegó un domingo a la villa” y/o porque “el padre de los Colón se llamaba Domingo”.
Sin embargo, otros historiadores han manifestado, que el nombre de la ciudad fue posiblemente en honor a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los frailes dominicos.
El 2 de julio de 1502 un huracán destruyó la ciudad, por lo que el gobernador Nicolás de Ovando erigió la nueva Santo Domingo sobre la margen occidental del río Ozama, donde se encuentra actualmente la ciudad colonial.
A partir de 1550, se va identificando la isla completa como Santo Domingo, pero no hay rastros del Guzmán. Así se estableció la Real Audiencia de Santo Domingo y el Arzobispado de Santo Domingo.
Incluso, España oficializó el nombre para la isla, cuando en el Tratado de Aranjuez con Francia, el 3 de junio de 1777, se encabeza: “Tratado de límites en la isla de Santo Domingo”.
En la primera Constitución de 1844, en su artículo 6, título II, se establecía que: “La ciudad de Santo Domingo es Capital de la República y asiento del Gobierno”.
En la Constitución de diciembre de 1854 se le llamó Santo Domingo de Guzmán a la provincia, pero no a la ciudad capital que siguió llamándose Santo Domingo, continuando así en las demás Constituciones siguientes, hasta que en 1879 desaparece “de Guzmán” y queda sólo provincia de Santo Domingo, lo que se repitió en las cuatro Constituciones posteriores.
La ley 1067 de fecha 11 de enero de 1936 cambia el nombre de la ciudad por el de Ciudad Trujillo, el cual permaneció hasta la Constitución de 1961, en que la ciudad capital retoma el nombre de Santo Domingo.
Pero, en la Constitución de 1966 es la primera vez en nuestra historia que la ciudad capital adopta el nombre de Santo Domingo de Guzmán, el cual fue ratificado en la Constitución de 2010 y en la vigente de 2015.
Por su parte, el historiador Edwin Espinal refería que el supuesto patrono de la ciudad de Santo Domingo ni siquiera pertenecía a la familia “Guzmán”, de acuerdo a los hallazgos reseñados en el Boletín No.13 de octubre de 1994 de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, sobre la compilación de trabajos contenidos en la obra titulada “Santo Domingo de Caleruega, Jornadas de Estudios Medievales 1992-1993”.
Uno de esos trabajos fue “Orígenes familiares de Santo Domingo, los linajes de Aza y Guzmán” del profesor P. Gonzalo Martínez Diez, donde se argumenta que “…no existe ninguna prueba documental de que Santo Domingo perteneciera a ellos…”
Cuando se realice una reforma constitucional, se impone la sustitución del nombre de la ciudad, sólo dejándole Santo Domingo, ya que como dice el historiador Juan Daniel Balcácer estamos en presencia de un “sofisma histórico”, el cual entiendo debe enmendarse. Y más ahora, cuando el Santo llamado Domingo se ha comprobado que ni siquiera era de Guzmán.