Silvio Carrasco resalta problemática entre el canal de Haití y La Vigía en RD
Santo Domingo, 23 noviembre – El canal de La Vigía en Dajabón se remonta a sus inicios con la llegada de una colonia japonesa a la República Dominicana después de la Segunda Guerra Mundial. Esta comunidad, también conocida como «La Colonia de los Japoneses en La Vigía», vio la construcción de un pequeño canal destinado a abastecer de agua a una hacienda de arroz, cultivada por los japoneses a finales de los años 70.
Posteriormente, se decidió la construcción de un dique binacional en el río Masacre, el cual es compartido por ambos países, financiado por fondos japoneses. «Tuve la oportunidad de inaugurar este dique en 1983. Fue una obra de gran importancia, realizada en acuerdo conjunto entre ambas naciones», indicó el ingeniero Silvio Carrasco, ez director del Instituto Nacional de Recursos Hidraulicos (INDRHI)
Recientemente, el canal de La Vigía ha vuelto a ser tema de discusión desde que en Haití se comenzó a construir un canal en el río Masacre, que marca parcialmente la frontera entre Haití y la República Dominicana.
En septiembre pasado, el presidente Luis Abinader anunció la reactivación del canal de La Vigía como respuesta a las consecuencias derivadas de la construcción de un canal en el río Masacre por parte de civiles haitianos. Esta acción es considerada por el Estado dominicano como una violación del Tratado de Paz de 1929, el cual prohíbe la desviación de ríos transfronterizos.
El peligro para La Vigía
Según el ingeniero Carrasco, el canal haitiano en el río Masacre representa una amenaza para el canal de La Vigía, ya que si Haití continúa con esa obra y controla el flujo del río Masacre en esa zona, el canal dominicano se quedaría sin agua. Aunque el dique de La Vigía es de propiedad dominicana, Haití podría conectar su canal a través de ese dique, ya que la rehabilitación realizada en 1984 permitió la instalación de bombas que antes no existían.
La propuesta de Carrasco es la construcción de un dique binacional, similar al realizado en 1984, pero esta vez involucrando a Pedernales. Propone una toma en el lado derecho para República Dominicana y una compuerta en el lado izquierdo para Haití. Sin embargo, reconoce que esta solución es provisional y no resolvería el problema en épocas de sequía.
La presa Don Miguel como solución
Carrasco destaca que la presa Don Miguel, ubicada en la provincia de Dajabón y propuesta desde su gestión en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) durante el mandato del presidente Hipólito Mejía, es la solución definitiva para el problema de agua en Haití. Se estima que su construcción llevaría unos 30 meses y tendría un costo aproximado de 2,700 millones de pesos.
El exdirector del Indrhi enfatiza que República Dominicana no necesita la presa de Don Miguel, ya que el país cuenta con suficiente agua en la zona de Dajabón. Sin embargo, para Haití esta presa representaría una solución fundamental. Por tanto, lo anunciado por el presidente Abinader sería una contribución para resolver este conflicto de manera permanente, ya que las medidas actuales son provisionales.
Acuerdo internacional necesario
En su opinión, la obra debe llevarse a cabo mediante una mesa de diálogo binacional, dado que se encuentra en la frontera de ambos países. Destaca la importancia de una mesa técnica dirigida por organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), con experiencia en la gestión de aguas binacionales en América Latina. Insiste en que esta solución técnica evitaría riesgos de inundaciones y tensiones entre ambas naciones.