Silvio Rodríguez liga poesía y política en un concierto en México
Ciudad de México, 7 jun (EFE).- El cantautor cubano Silvio Rodríguez hechizó este lunes a unos 10.000 mexicanos con sus poemas hechos canciones en un concierto en el Auditorio Nacional tocado por el polvo de la política en sus minutos finales.
Vestido de colores oscuros con una boina gris y lentes de cristales redondos, el trovador comenzó con el poema «La pupila insomne», del cubano Rubén Martínez Villena, después de lo cual presentó a varias de sus mejores joyas en una velada de dos horas y veinte minutos.
Para desencanto de los simpatizantes de la Revolución cubana que interrumpieron al bardo, a veces con gritos histéricos con lemas políticos, Silvio dedicó la primera mitad del concierto a su poesía y convirtió el principal teatro del país en una catedral de la belleza con propuestas como «Escaramujo», «Te amaré» y «Unicornio».
Ésta última, una de sus canciones más conocidas, la dedicó a los muertos por la pandemia, en especial a un amigo suyo y la entonó en un ambiente de solemnidad.
A punto de cumplir una hora de canciones, el trovador recordó al compositor Vicente Feliú, amigo de su juventud, recién fallecido, con quien mantuvo 60 años de amistad. Sobrio, Silvio invitó a su hija Malva Rodríguez a cantar «Créeme», la canción más hermosa de Vicente, y luego «No es fácil», con la joven en el piano.
En la segunda hora de concierto, poco después de mandar a callar a quienes no dejaron de gritar, Silvió presentó «Danzón para la espera», escrita en los tiempos de la covid-19, y después de criticar el machismo, cantó con unos 10 minutos de por medio dos de sus obras en las que pregona la libertad de las mujeres: «Yo te quiero libre» y «Eva».
Luego de 21 canciones con temas sobre el amor, como «Quien fuera», sobre cuestiones humanas, como «Días y flores» o con el lirismo de «En el claro de la luna», el cubano alborotó a los simpatizantes de la Revolución cubana con «El necio», que le dedicó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Si bien la mayoría de los asistentes llegó al éxtasis con un coro casi mesiánico, unos pocos mostraron sorpresa porque el mismo defensor de las mujeres minutos antes, honró a un político que afirma que nueve de cada 10 denuncias de feminicidios en el país son falsas.
La arenga política continuó con «Pequeña serenata diurna», aplaudida por simpatizantes de la Revolución Cubana, algunos de los cuales pagaron boletos a un precio equivalente al salario de cuatro meses de un trabajador de la isla.
Silvio volvió a la belleza con dos de sus textos más poéticos, con los que cerró la presentación: «De la ausencia y de ti», dedicada a Velia, una mexicana que amó en su juventud, y la legendaria «Ojalá», que la gente cantó de pie.
El trovador cubano ofrecerá el próximo viernes un concierto en el Zócalo, la plaza pública principal del país.
EFE