SOBRE LA PROPUESTA DE REFORMA FISCAL EN CIRCULACIÓN
Guillermo Caram
Sería un peligroso error político, potencialmente atentatorio contra la paz y el orden público, abordar una reforma fiscal únicamente desde la vertiente tributaria y no previa o simultáneamente contemplando reformas para mejorar la calidad del gasto. Las experiencias pasadas y recientes, dentro y fuera del país, así lo avalan: Desde las pobladas nacionales como las de 1984 hasta los recientes acontecimientos de Chile y Colombia así lo ejemplifican. Violaría además, dentro de la lógica de interpretación del gobierno, la secuencia establecida para la reforma fiscal en la ley 1-12 sobre END, que es una ley orgánica. (Las leyes orgánicas tienen por objeto precisar las bases del funcionamiento de un área de la administración. Suelen ser vistas como intermedio entre las leyes ordinarias y la Constitución para el correcto funcionamiento de la administración) La ley 1-12 sobre la END establece en el párrafo del art. 36 que la reforma fiscal, citamos:
“implicará… un proceso orientado a: i) reducir la evasión fiscal, ii) elevar la calidad, eficiencia y transparencia del gasto público, iii) elevar la eficiencia, transparencia y equidad de la estructura tributaria, iv) consolidar en el Código Tributario los regímenes de incentivos, v) racionalizar los esquemas tarifarios en la provisión de servicios públicos, “vi) elevar la presión tributaria” y vii) cumplir con los compromisos asumidos en los acuerdos comerciales que tienen implicaciones fiscales.
(termina la cita)
En otras palabras, la ley orgánica 1-12 manda, siguiendo la misma lógica gubernamental sobre las secuencias de los pactos en función del momento que aparecen en la ley, abordar previamente las cinco primeras previsiones antes de abocarse en aumentos impositivos para incrementar la presión fiscal.
Lo previo pues dentro de la reforma fiscal mandada por la ley orgánica 1-12 es reducir la evasión fiscal que puede suponerse en un orden de magnitud superior al 50%, si nos llevamos de la informalidad de los trabajadores que consignan las estadísticas del Banco Central.
Reducida la evasión fiscal, las recaudaciones aumentarían y con ello la presión fiscal Para disminuir la evasión fiscal se requiere simplificar procedimientos de la administración tributaria, pudiendo conllevar reducciones de tasas por vía administrativa, para hacer que las contribuciones sean más expeditas. Reducida la evasión procedería abordar simultáneamente el segundo punto de la Reforma que manda la ley orgánica 1-12 que se refiere a la “…calidad, eficiencia y transparencia del gasto público” Una buena calidad del gasto constituye el mejor aliciente para tributar, por lo que también puede contribuir a aumentar las recaudaciones y con ello la presión fiscal. En otras palabras, disminuir la evasión y mejorar calidad del gasto coadyuvan a mejorar la presión tributaria por añadidura; sin necesidad de aumentos impositivos del tipo de los que están circulando.
Además de peligrosas, las versiones que están circulando sobre reforma tributaria, resultan absurdas. Partiendo que lo que está circulando no es una reforma fiscal, si no solo tributaria.
Parecen constituir globos de ensayos para tantear la opinión pública. Por eso, dichos textos deben ser desestimados y en cambio, la opinión pública exigir simplificar tributación y mejorar calidad del gasto gubernamental, que puede ser sustancialmente mejorado ya que al término de los nueve meses del año transcurridos, observamos: a) Que la totalidad de las recaudaciones son consumidas para pagar gastos corrientes.
b) Para cubrir las cargas fijas (gastos corrientes mas amortizaciones) hicieron falta RD96,000 millones de pesos.
c) Los gastos de capital apenas alcanzarán cerca de la mitad de lo presupuestado exponiendo la credibilidad y los esfuerzos del Presidente Abinader que cada semana anuncia nuevas proyectos
d) La deuda pública está consumiendo RD$ 700 millones diarios, la tercera parte de los impuestos que pagamos los contribuyentes