Solo así se mueve
Marisol Vicens Bello
Las autoridades finalmente presentaron un plan para intentar mejorar el grave problema del tránsito enfocado inicialmente en la ciudad de Santo Domingo, a pesar de que su objetivo es mayor y por eso se llama RD SE MUEVE, y aunque es una noticia positiva y el momento para su puesta en marcha es oportuno por reducirse durante las vacaciones escolares los insoportables embotellamientos, deben estar claras en que las seis medidas informadas no son suficientes.
Decimos esto porque si bien es importante que la sincronización de los semáforos finalmente opere luego de fallidos intentos para lograr la optimización semafórica, lo que constituye la primera medida, y una regulación del estacionamiento para minimizar las dobles filas, que es la segunda, y se espera que con la restricción de giros a la izquierda en algunas intersecciones críticas y la creación de carriles en contraflujo en horas pico, que son la tercera y cuarta medidas haya una circulación más fluida; para que estas funcionen lo primero que tiene que haber es cumplimiento con la ley, pero por todos.
Así que mientras la realidad sea que los motoristas y principalmente los distribuidores de comida rápida tengan patente de corso para volarse los semáforos en rojo, circular irrespetando los sentidos de las vías, subirse a las aceras e improvisar estacionamientos en calles y espacios públicos para atender sus pedidos, estas medidas no solo serían insuficientes sino que ahondarían la desigualdad de los ciudadanos ante la ley, pues mientras un grupo estaría conminado a respetarlas o a pagar las consecuencias por sus violaciones, otro seguiría impune, y esto erosiona la autoridad de los agentes de tránsito, pues mientras no estén dispuestos a sancionar por igual a todos los que transgredan las normas, seguirían siendo percibidos como buscadores de presas fáciles para recolectar recursos imponiendo multas.
Y aunque son muchos más los que violentan las normas de tránsito, lo que incluye no solo a los conductores sino también a los peatones, que por falta de educación o por temeraria comodidad muchas veces cruzan avenidas sin utilizar los pasos de cebra o puentes peatonales existentes por no caminar unos cuantos pasos más, los motoristas deben ser prioridad, pues no solo afectan el tránsito, sino que provocan accidentes, generan daños a vehículos, aumentan el gasto en salud tanto público como privado, y son los protagonistas del récord mundial que vergonzosamente tenemos de mayores muertes por accidentes de tráfico. Sin embargo, el registro de las motocicletas que prevé la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte, Tránsito y Seguridad Vial sigue sin ejecutarse a pesar de tímidos intentos, y como muchos motoristas transitan sin placa, sin licencia de conducir, y hasta con motores sin chasis, las únicas consecuencias de su peligrosa conducta es pasar a aumentar los muertos en los cementerios y las motocicletas en los centros de retenciones.
Tampoco habrá solución real al congestionamiento si solo apostamos a una mejora del transporte público y al escalonamiento de horarios que anteriormente ha fracasado aun sea limitado al sector público, como se establece en la quinta y sexta medidas, pues el real problema es que el parque vehicular ha crecido exponencialmente en las últimas décadas a pesar de que se ha invertido mucho dinero en modernización del transporte público, pero sin resolver sus vicios, y todo el que no tiene vehículo propio aspira a tenerlo porque no hay consecuencias por transitar sin seguro, aunque sea obligatorio, y sin condiciones adecuadas del vehículo, pues a pesar de que la Ley 63-17 ordena una inspección técnica vehicular obligatoria, esta tampoco se ha implementado, y seguimos entrando vehículos a diario sin sacar ninguno.
Se necesita tener un plan y también continuas y efectivas campañas educativas, pero más que nada se necesita voluntad para aplicar la ley sin temor al costo político de enfrentar a quienes la infringen y afectan la vida ciudadana con su mal comportamiento, sin importar que se trate de colegios privados, de restaurantes de lujo, de plataformas de entrega a domicilio, de comercios formales o informales, de motoristas, camioneros, transportistas o choferes agremiados, de poderosos, de funcionarios o de humildes padres de familia. Solo así RD se va a mover.
El Caribe