Temor mundial ante posible caída de la Bolsa en Estados Unidos

Estados Unidos, 5 de agosto – La incertidumbre global ha desencadenado una serie de desplomes en los mercados bursátiles mundiales, reflejando un temor generalizado de que la economía de Estados Unidos pueda estar encaminada hacia una recesión.

Esta inquietud se hizo evidente desde el lunes temprano, cuando la plaza bursátil de Argentina comenzó a operar con una caída del 6,34% en el índice S&P Merval, alcanzando las 1,342,502.58 unidades. Esta baja se suma a la caída del 7,05% acumulada durante la semana anterior.

El pánico no se limitó a Argentina. Las bolsas mundiales se vieron afectadas, con las acciones japonesas sufriendo pérdidas mayores a las del «lunes negro» de 1987. Este desplome es atribuible a la creciente preocupación por una posible recesión en Estados Unidos, que ha llevado a los inversores a retirar su capital de los mercados de riesgo y a buscar seguridad en activos más estables. La expectativa de una rebaja en las tasas de interés para estimular el crecimiento económico ha cobrado fuerza entre los analistas.

El mercado bursátil chileno también experimentó una caída significativa, con el índice IPSA de la Bolsa de Comercio de Santiago disminuyendo un 2,82% a 6,137.09 puntos. Poco después de la apertura del mercado, el índice había caído hasta un 3,5%, reflejando el impacto del nerviosismo global en las plazas externas.

México no fue la excepción. La bolsa mexicana comenzó el lunes con una notable caída en el índice S&P/BMV IPC, que perdió un 1,80% para ubicarse en 51,302.87 puntos. Esta tendencia descendente marca tres jornadas consecutivas de pérdidas. Las acciones de la minera Industrias Peñoles y la farmacéutica Genomma Lab encabezaron el declive, cayendo un 5.32% y un 4.96%, respectivamente.

En Brasil, el real experimentó una devaluación significativa frente al dólar, alcanzando su nivel más bajo en casi tres años y medio. La moneda se debilitó un 2,7% en las primeras operaciones, llegando a cotizarse a 5,86 unidades por dólar antes de estabilizarse ligeramente. Esta caída del real refleja una fuga de capitales hacia activos más seguros, exacerbada por el temor a una recesión en Estados Unidos.

El impacto se sintió también en Wall Street, donde los principales índices registraron caídas notables. El Dow Jones Industrial Average perdió 800 puntos, mientras que el Nasdaq 100, que ya estaba en corrección, cayó casi un 5%.

El índice S&P 500 no fue la excepción, desplomándose casi un 3%. El índice de volatilidad VIX, conocido como el «indicador de miedo» de Wall Street, alcanzó su nivel más alto desde los primeros días de la pandemia de COVID-19. Simultáneamente, los rendimientos del Tesoro de EE.UU. cayeron, con el bono a 10 años bajando por debajo del 3.8%.

Esta situación global se agravó tras la publicación de un informe laboral en EE.UU. que no cumplió con las expectativas, incrementando las preocupaciones sobre la salud de la economía estadounidense y la posibilidad de que la Reserva Federal tarde en recortar las tasas de interés.

De hecho, casi el 100% de las expectativas de mercado, según la herramienta CME FedWatch, apuntan a un recorte de tasas de 0.5% en la próxima reunión de la Fed en septiembre.

En Asia, la situación no fue mejor. El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio sufrió una caída histórica del 12,4%, la mayor desde el desplome de 1987, conocido como el «lunes negro».

Este descenso se suma a una caída del 6% del viernes anterior, marcando una semana de extrema volatilidad para los mercados japoneses. La venta masiva de acciones en Japón fue impulsada por una estrategia de carry trade con el yen y el aumento de tasas de interés a contracorriente de las políticas monetarias mundiales, lo que encareció las acciones japonesas para los inversores extranjeros.

Además de Japón, otras bolsas asiáticas, como las de Seúl y Taiwán, también registraron caídas significativas. En Europa, las acciones se negociaban en rojo, mientras que los futuros de Wall Street apuntaban a más pérdidas, ampliando la ola de ventas masivas.

El desplome de los mercados globales se ha visto exacerbado por el aumento de la aversión al riesgo, con inversores buscando refugio en activos más seguros. El debilitamiento del huracán Debby en las costas de Florida, aunque no relacionado directamente, contribuyó a un sentimiento general de incertidumbre y precaución en los mercados.

El Nikkei 225, que cayó un 12,4%, registró su mayor caída en términos de puntos, evidenciando la magnitud de la corrección. Esta situación se produjo después de que datos laborales de EE.UU. indicaran un debilitamiento, lo que incrementó los temores de que la mayor economía del mundo esté en riesgo de una recesión.

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