Tragedia sin precedentes en Texas: al menos 68 muertos y decenas de desaparecidos tras catastróficas inundaciones
Kerr County, Texas – 6 de julio de 2025. – La madrugada del 4 de julio, una tromba de agua desató una de las peores tragedias naturales que ha vivido el centro-sur de Texas en el último siglo.
En tan solo unas horas, cayó sobre el condado de Kerr una cantidad de lluvia que equivale a casi la mitad de su precipitación anual promedio. El saldo provisional hasta el momento es de al menos 68 muertos, entre ellos 21 niños, y decenas de personas aún desaparecidas, en una tragedia que ha dejado una estela de devastación y angustia.
Entre los escenarios más dramáticos está el del campamento de verano Camp Mystic, un recinto cristiano ubicado a orillas del río Guadalupe, que alojaba a 750 niñas. El desbordamiento súbito del río, que subió ocho metros en menos de una hora, sorprendió a los ocupantes mientras dormían. Una niña ha sido confirmada entre las víctimas fatales y una decena permanece en paradero desconocido.

La madre de Janie Hunt, una menor de nueve años, confirmó su muerte a CNN el sábado por la mañana, luego de horas de incertidumbre y oraciones públicas por su aparición con vida.
“Revisaremos cada árbol, removeremos cada piedra. Haremos todo lo humanamente posible para encontrarlas”, dijo el vicegobernador de Texas, Dan Patrick, en una rueda de prensa frente a los padres de las niñas desaparecidas. Las autoridades han desplegado un operativo de búsqueda a gran escala con más de 1.000 efectivos locales, estatales y federales involucrados en las labores de rescate.
El campamento Mystic, fundado como un espacio para el crecimiento espiritual y personal de niñas, quedó completamente anegado. Más de cien guardabosques lograron acceder al lugar desde la madrugada del viernes y comenzaron los rescates alrededor del mediodía. Para entonces, la magnitud del desastre ya era evidente.
Las lluvias comenzaron alrededor de las cuatro de la madrugada. En algunas zonas del condado de Kerr se reportaron precipitaciones de entre 10 y 20 centímetros, alcanzando hasta 38 centímetros en áreas específicas. El sheriff del condado, Larry Leitha, indicó que al menos 24 personas murieron en Kerr y otra más en el vecino condado de Kendall. La Guardia Nacional de Texas ha evacuado a más de 850 personas, muchas mediante helicópteros, mientras que unidades de nadadores especializados siguen recorriendo áreas inaccesibles.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, firmó una declaración de desastre el mismo viernes por la noche, con el fin de liberar recursos estatales para apoyar los esfuerzos de emergencia. “Texas no se detendrá ante nada para garantizar que se dé cuenta completa de cada persona desaparecida”, afirmó en un mensaje difundido a través de su cuenta oficial en X (antes Twitter).

La tragedia también ha movilizado a las autoridades federales. El presidente Donald Trump calificó la situación como “terrible” y prometió el envío inmediato de ayuda federal. “Nuestros valientes socorristas están en el lugar haciendo lo que mejor saben hacer. ¡Que Dios bendiga a las familias y a Texas!”, escribió en sus redes sociales.
Por su parte, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó la activación de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), a pesar de las restricciones presupuestarias que enfrenta el organismo. “Estamos proporcionando todos los recursos posibles para poner a salvo a los estadounidenses en crisis”, señaló. Además, anunció que la Guardia Costera de Estados Unidos participa activamente en la evacuación de las zonas más afectadas y mantendrá vuelos de rescate durante toda la noche y los días que sean necesarios.
Aunque las cifras oficiales continúan en constante actualización, la tragedia ha tenido un impacto devastador en una región de naturaleza rural y comunidades dispersas. Equipos de búsqueda continúan operando en condiciones extremas, revisando estructuras colapsadas, vehículos arrastrados y zonas ribereñas cubiertas de escombros.
Las redes sociales se han llenado de imágenes y mensajes de familiares que buscan a sus seres queridos, especialmente a las niñas desaparecidas del campamento. Fotografías y descripciones personales se multiplican en plataformas digitales, con la esperanza de obtener cualquier pista.
Mientras tanto, voluntarios, iglesias locales y organizaciones comunitarias se han sumado al esfuerzo, habilitando refugios temporales, distribuyendo alimentos y coordinando donaciones de emergencia. El Hospital Regional Peterson en Kerrville ha recibido a decenas de heridos, algunos de ellos en estado crítico.

La tragedia en Texas pone nuevamente en el centro del debate la vulnerabilidad de las zonas rurales ante fenómenos meteorológicos extremos. Aunque las lluvias intensas no son infrecuentes en la región, la magnitud y velocidad de este evento han sorprendido incluso a los expertos. Autoridades meteorológicas han calificado las tormentas como “catastróficas” y advierten que el cambio climático podría estar intensificando estos fenómenos.
Por ahora, la prioridad sigue siendo localizar a los desaparecidos y asistir a los sobrevivientes. “Tenemos que concentrarnos en salvar vidas. Todo lo demás vendrá después”, declaró el general mayor Thomas Suelzer, jefe de la Guardia Nacional de Texas, quien confirmó que las labores de rescate seguirán “día y noche”.
Mientras los trabajos continúan, el país entero observa con atención y solidaridad el drama que se desarrolla en el corazón de Texas, donde el agua no solo arrasó con casas y caminos, sino también con la tranquilidad de cientos de familias.