Trump acusa a Gustavo Petro de liderar el narcotráfico y anuncia la suspensión total de la ayuda de EE. UU. a Colombia

Washington, 19 de octubre – El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, desató una nueva tormenta diplomática al lanzar una dura acusación contra su homólogo colombiano Gustavo Petro, a quien calificó como “un líder del narcotráfico” y anunció la suspensión inmediata de toda ayuda financiera y subsidios provenientes del gobierno estadounidense hacia Colombia. La medida representa un giro abrupto en la histórica relación bilateral, especialmente en materia de cooperación antidrogas y desarrollo económico.

En un mensaje publicado en su red Truth Social y luego reiterado en un comunicado oficial desde la Casa Blanca, Trump afirmó que la administración de Petro “fomenta la producción masiva de drogas” y que “el narcotráfico se ha convertido en el mayor negocio del país”, mientras acusó al mandatario colombiano de “no hacer nada por detenerlo” a pesar de los millonarios recursos que Estados Unidos ha transferido durante años como parte de su estrategia de lucha contra las drogas.

El presidente estadounidense fue aún más tajante al calificar los recursos entregados como “una estafa a largo plazo contra América”, y declaró que, a partir de ahora, “cualquier forma de subsidio o apoyo financiero dejará de entregarse a Colombia”.

Según Trump, esta decisión se justifica en lo que describió como un fracaso estructural del Estado colombiano para combatir el narcotráfico, al tiempo que lo acusó de permitir la expansión de cultivos ilícitos cuyo propósito es “inundar a Estados Unidos con drogas, causando muerte, destrucción y caos”.

La decisión ha generado una intensa controversia tanto en Washington como en Bogotá. Durante el año fiscal 2024, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) asignó más de 413 millones de dólares a Colombia.

Para el período fiscal 2026, esta cifra había sido reducida a 209 millones, de los cuales 103 millones estaban dirigidos a programas de lucha contra el narcotráfico, 38 millones a las Fuerzas Armadas colombianas y 67 millones a proyectos sociales y de desarrollo económico.

La suspensión de estos fondos amenaza con afectar gravemente programas ejecutados por ONGs y agencias multilaterales en regiones vulnerables del país sudamericano.

Las acusaciones de Trump ocurren en un contexto de creciente tensión entre ambas naciones. Apenas días antes, el presidente Petro denunció públicamente que una embarcación colombiana fue destruida en aguas del Caribe durante una operación antidrogas liderada por fuerzas estadounidenses.

Según Petro, una de las víctimas del ataque era un pescador, no un narcotraficante, como había indicado inicialmente la versión oficial de EE. UU. El mandatario colombiano solicitó formalmente a la Fiscalía General de su país abrir una investigación sobre el incidente y expresó su intención de llevar el caso ante instancias internacionales.

Aunque Petro no respondió directamente a las acusaciones de Trump en redes sociales, su gobierno ha dejado entrever un clima de distanciamiento con Washington. Las declaraciones del líder estadounidense parecen haber sido motivadas, en parte, por el endurecimiento de las posiciones de Petro en política exterior y sus recientes críticas a la cooperación militar con EE. UU.

En diferentes foros, Petro ha abogado por un cambio de enfoque en la lucha antidrogas, priorizando políticas de sustitución de cultivos, desarrollo rural e inclusión social, en contraposición al modelo represivo que ha predominado durante décadas.

Esta no es la primera vez que Trump lanza duras críticas contra gobiernos latinoamericanos en el marco de su política exterior basada en la confrontación directa y la presión económica.

Sin embargo, sus declaraciones del domingo marcan un punto de inflexión en la relación con Colombia, un país que ha sido uno de los principales aliados estratégicos de Estados Unidos en la región desde el Plan Colombia, firmado en el año 2000, que transformó la cooperación bilateral en materia de seguridad, antinarcóticos y fortalecimiento institucional.

Trump no solo acusó a Petro de liderar el narcotráfico en su país, sino que también lo describió como “un líder impopular, con baja calificación y tono hostil hacia Estados Unidos”.

El mandatario advirtió que, si Colombia “no cierra de inmediato esos campos de la muerte”, su administración “lo hará por él, y no será de forma agradable”. Esta amenaza explícita fue interpretada por analistas como un mensaje de intervención unilateral por parte de Estados Unidos si la administración colombiana no modifica su rumbo.

En Washington, expertos en relaciones exteriores y congresistas demócratas y republicanos reaccionaron con cautela. Algunos sectores conservadores apoyaron la postura de Trump al considerar que la política antidrogas de Petro ha debilitado los mecanismos tradicionales de cooperación y ha generado incertidumbre.

Sin embargo, otros alertaron que un rompimiento abrupto de la cooperación bilateral podría abrir espacio a nuevas alianzas geopolíticas de Colombia con potencias como China o Rusia.

Desde Bogotá, analistas y líderes de opinión han advertido sobre el impacto económico y político de la suspensión de la ayuda. Proyectos en zonas como el Catatumbo, el Pacífico y la frontera con Venezuela, enfocados en el desarrollo alternativo, podrían quedar sin financiamiento.

Asimismo, la interrupción del apoyo a las fuerzas armadas colombianas representa un golpe a las operaciones conjuntas contra el narcotráfico y el crimen organizado.

El embajador de Colombia en Washington aún no ha emitido una declaración oficial, pero se espera que en los próximos días se convoque una reunión urgente entre las cancillerías de ambos países.

Fuentes diplomáticas señalan que el gobierno colombiano evalúa responder con firmeza pero sin cerrar canales de diálogo, conscientes de la magnitud estratégica de la relación con Estados Unidos.

Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos y ONG con presencia en Colombia expresaron su preocupación por el eventual colapso de programas financiados por USAID, especialmente aquellos orientados a comunidades desplazadas, poblaciones afrodescendientes e indígenas, y zonas en proceso de reincorporación tras el acuerdo de paz.

Aunque la relación entre Colombia y Estados Unidos ha atravesado momentos de tensión en el pasado, esta nueva crisis —agravada por las acusaciones personales de Trump y la suspensión de recursos financieros— representa una de las confrontaciones más serias en los últimos años. El futuro de la cooperación bilateral, clave para la seguridad regional, está ahora en entredicho.

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