Trump tiene un nuevo líder extranjero favorito. Se le conoce como ‘el Loco’

Por Michelle Goldberg

The New York Times

Columnista de Opinión

Javier Milei, el presidente argentino de pelo salvaje conocido por sus partidarios como “el Loco”, ha superado últimamente al húngaro Viktor Orbán como principal inspiración internacional del movimiento MAGA.

Donald Trump ha llamado a Milei su “presidente favorito”, y Milei fue el primer líder extranjero que lo visitó en Mar-a-Lago tras su victoria. La semana pasada, la Conferencia de Acción Política Conservadora, que ha tratado cada vez más de crear una red mundial de activistas y políticos de derecha, celebró su primera conferencia en Buenos Aires. Lara Trump, nuera del presidente electo, pronunció un discurso en el que elogió el implacable recorte presupuestario de Milei, y prometió que, con la ayuda del Departamento de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk y Vivek Ramaswamy, “vamos a hacer lo mismo en Estados Unidos”.

El ascenso de Milei en Trumpworld es señal de un importante cambio ideológico en la derecha. Trump se presentó por primera vez a las elecciones despotricando contra el Estados Unidos corporativo y rechazando el tipo de recortes de derechos con los que sueñan desde hace tiempo intelectuales republicanos como Paul Ryan, expresidente de la Cámara de Representantes. “No voy a recortar la Seguridad Social como cualquier otro republicano, y no voy a recortar Medicare ni Medicaid”, dijo Trump en 2015. Tras la victoria de Trump, Orbán se convirtió en un ícono para un grupo de intelectuales de derecha en ascenso menos interesados en la disciplina fiscal que en utilizar el poder del Estado para rehacer la cultura, recompensar a los amigos y castigar a los enemigos. Conservadores como JD Vance suelen hablar con admiración de las subvenciones que el gobierno de Orbán concede a las familias para animarlas a tener más hijos; ese gasto representa más del 5 por ciento del PIB húngaro.

Milei es un tipo muy distinto de derechista. Es un archilibertario —excepto cuando se trata del aborto— que tiene cuatro mastines clonados con nombres de economistas conservadores. Cree que las drogas deben ser legales, al igual que la venta de órganos, y considera que el matrimonio es un contrato que debe existir al margen de la regulación estatal.

Desde que asumió el cargo hace un año, en medio de una hiperinflación devastadora, ha emprendido una campaña de terapia de choque económica, recortando el gasto público en alrededor de un 30 por ciento. Al hacerlo, como escribió Jon Lee Anderson en un reciente perfil del New Yorker, ha cambiado “el pacto entre el Estado argentino y sus ciudadanos, recortando los aumentos por el costo de la vida a los pensionistas, la financiación de la educación y los suministros para los comedores sociales de los barrios pobres”. En cierto modo, Milei lo está consiguiendo; la inflación ha caído en picada. Pero la tasa de pobreza aumentó unos 11 puntos durante sus primeros seis meses en el cargo, hasta casi el 53 por ciento, y el país ha entrado en recesión.

En la admiración de la derecha estadounidense por Milei, se puede ver el renacimiento del conservadurismo de pequeño gobierno a la antigua usanza en forma de tipo tecnológico salvaje. Haciendo campaña por Trump en octubre, Musk argumentó que los estadounidenses necesitan aceptar “dificultades temporales” para reducir el gasto, y Ramaswamy pidió recientemente “recortes al estilo Milei con esteroides”. No está nada claro cuánta influencia política tendrán realmente Musk y Ramaswamy; el Departamento de Eficiencia Gubernamental es solo un consejo asesor, no un departamento real. Pero mientras Paul Ryan puede estar desterrado del Partido Republicano de Trump, algunos de los elementos más poco atractivos de su política han vuelto con fuerza.

Mike Lee, senador republicano por Utah, sueña desde hace tiempo con arrancar la Seguridad Social “de raíz”. En mensajes en las redes sociales la semana pasada, la comparó con un “esquema Ponzi” y pidió una “reforma real”. “Interesante hilo”, escribió Musk, impulsándolo. En Fox Business Network, el representante Rich McCormick, republicano de Georgia, dijo que los legisladores deben tener “estómago” para tomar “decisiones difíciles” sobre los derechos, mientras que su colega republicano en el Congreso, Mark Alford, pidió aumentar la edad de jubilación de la Seguridad Social.

Al menos a corto plazo, tanto la Seguridad Social como Medicare están probablemente a salvo, dado el minúsculo tamaño de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Sin embargo, muchos otros programas podrían sufrir recortes.

Un Congreso republicano podría recortar los fondos federales de contrapartida que ayudaban a los estados a ampliar el acceso a Medicaid, que cubre a las personas con bajos ingresos y a las personas con discapacidad. Los republicanos están hablando de imponer requisitos nacionales de trabajo para Medicaid y comprobar la elegibilidad de los beneficiarios más de una vez al año, lo que podría sobrecargar a las personas con más papeleo del que pueden realizar. El Partido Republicano también está estudiando formas de recortar los cupones de alimentos y dificultar la obtención de los mismos. Los programas de vivienda asequible podrían ser destripados, y Trump probablemente hará retroceder lo que pueda de los programas de reducción de la deuda estudiantil de Joe Biden. Es posible que se avecinen nuevas dificultades para muchos. Queda por ver hasta qué punto serán temporales.

Durante años, los observadores, entre los que me incluyo, han atribuido al menos parte del éxito de Trump a su ruptura retórica con los elementos impopulares de la ortodoxia económica conservadora. Su elección de Vance como vicepresidente sugirió que podría estar abierto a una expansión de la red de seguridad social destinada a apuntalar a las familias obreras. Pero la adoración de la derecha estadounidense hacia Milei indica un camino republicano diferente, más afín a los principales donantes del partido.

Milei, con su estilo desafiante, vulgar y anárquicamente antisistema, ha conseguido crear un electorado de clase trabajadora a favor de la austeridad económica, y mantenerlo incluso cuando sus políticas empiezan a hacer mella. (Su índice de aprobación es actualmente de un relativamente robusto 55 por ciento). Ha encontrado la manera de aprovechar la energía insurreccional del populismo para el programa económico más elitista que se pueda imaginar. Esta hazaña, tal como es, puede no ser replicable fuera de Argentina, pero es comprensible que nuestros plutócratas quieran intentarlo.

Michelle Goldberg es columnista de Opinión desde 2017. Es autora de varios libros sobre política, religión y derechos de las mujeres, y formó parte de un equipo que ganó un Premio Pulitzer al servicio público en 2018 por informar sobre el acoso sexual en el lugar de trabajo.

The New York Times

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