Un 2026 lleno de paz y solidaridad

 Por Euri Cabral

El próximo jueves se inicia un nuevo año, el 2026, cargado de expectativas, ilusiones y esperanzas. Un nuevo año siempre se convierte en una especie de reto especial. Por lo que, antes de expresar nuestros deseos para este nuevo año, quiero hacer un breve balance de lo que hemos logrado en el año que termina.

  En el plano económico el 2025 fue un año lleno de dificultades, de muchas limitaciones y de resultados no tan halagüeños. La economía no creció siquiera un 2%, rompiendo su crecimiento histórico de un 5%, la inflación afectó sensiblemente a la población y la tasa de cambio, aunque fue controlada, tuvo dos momentos de subidas peligrosas, que llevó al Banco Central a tomar medidas que drenaron los recursos de la economía y mantuvo a la población sin mucho dinero durante todo el año. Para las PYMES, fue año terrible, de muchas limitaciones y de poca ayuda de parte de las autoridades.

A pesar de todo ese panorama interno terrible de la economía, hubo buenas noticias que alimentaron las esperanzas del gobierno y de la población. El turismo se mantuvo creciendo, las remesas sobrepasaron los 10 mil millones de dólaes y la inversión extranjera directa superó los 4 mil millones de dólares. Esos tres elementos se convirtieron nuevamente en el soporte fundamental de la estabilidad económica y social de nuestra nación.

Al final del año 2025, un terrible acontecimiento estremeció de forma abrumadora la conciencia de la nación y colocó al presidente Abinader en su más difícil situación en los cinco años que tiene gobernando. Es el caso del desfalco y abuso en SENASA. Un acto terrible y condenable, no solo como corrupción en el gobierno, sino como un atentado a la salud de los más necesitados. Este hecho, que según informaciones extraoficiales conlleva un desfalco de más 40 mil millones de pesos, ha sido catalogado por el propio ministerio público como el “acto de corrupción más grande de la historia del país”. Por sus desvastadores efectos, ha colocado la imagen del gobierno y del PRM en su punto más bajo.

Sin embargo, a pesar de ese final del 2025, no podemos ni debemos  perder la esperanza de que el 2026 vendrá colmado de paz, de amor, de solidaridad, es decir, lleno de Jesús, que es la única y verdadera esperanza real para lograrlo. En este nuevo año que se inicia, lo importante es seguir adelante buscando la mejor orientación y la mejor visión para alcanzar nuestras metas, y nunca dejar de ser un canal de bendición para muchos, así como Jesús nos modeló y nos enseñó. Para quienes estamos en el camino del Señor, cualquier situación difícil o complicada la vemos como un reto especial para seguir creciendo y buscar siempre a Jesús para que sea nuestra roca firme y nuestra solución ante toda circunstancia. A partir de esa visión, y con el corazón lleno del amor y la gracia de Jesús, entregó a mis lectores los principales deseos para este 2026.

Como siempre, mi primer y principal deseo es que cada día más dominicanos y dominicanas asuman a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas, que entiendan que la vida encuentra su verdadero sentido cuando seguimos los pasos del hijo de Dios, cuando aplicamos sus enseñanzas en nuestras acciones cotidianas, aprendemos a amar, a perdonar, a servir y a ser humildes con los demás.

              Como segundo deseo, reiteró mis oraciones para que el pueblo cristiano se unifique, crezca y se consolide como una opción llena de esperanza para la población dominicana. Que los líderes y las congregaciones cristianas evangélicas asuman un rol importante en la orientación del país y en la conducción correcta de los asuntos públicos, con la visión dada por Jesús.

            Como tercer deseo, pido al Señor que le de tranquilidad y visión al presidente Luis Abinader, en estos momentos tan difíciles que está viviendo. Que lo oriente para que pueda superar esta situación y tome las medidas correctas y pertinentes. Elevo oraciones por él, por su familia y por su sanidad física y espiritual.

Mi cuarto deseo es que el sistema de partidos se consolide cada vez más y que sus situaciones internas no afecten la calidad y el ejercicio de la democracia. Que frutos de las debilidades de nuestros partidos tradicionales, no vaya a aparecer en el escenario político un “fenómeno raro” que tergiverse el sentido de la democracia y conduzca el país por un sendero de retroceso y fracaso.

            En el caso del PRM, le deseo fortaleza y visión para que pueda seguir conduciendo el país de la mejor manera. En el caso de la Fuerza del Pueblo, deseo que siga fortaleciéndose alrededor de su líder Leonel Fernández y que consolide su imagen de opción importante de poder para el año 2028. En el caso del PLD, deseo que siga fortaleciéndose bajo la efectiva dirección de su líder y guía Danilo Medina, y que, por fin, en este año 2026 pueda elegir a su candidato presidencial, consolidándose como opción para el 2028. También es mi deseo, que se superen las diferencias entre Danilo y Leonel, y que entre el PLD y la Fuerza del Pueblo, pueda darse una alianza táctica o estratégica, de cara a las elecciones del 2028.

            En mi quinto deseo, retiero la esperanza de que termine la guerra entre Rusia y Ucrania, y la paz y el entendimiento prevalezca entre esos dos pueblos. De igual manera, aspiro a que termine el genocidio que está cometiendo el gobierno de Israel en contra de la población civil palestina y de los pueblos árabes que le circundan.

            En mi sexto deseo, también reitero mi esperanza de que el gobierno, los líderes políticos de la oposición y el pueblo dominicano, podamos desarrollar una estrategia y un plan bien definido para enfrentar el grave problema de la migración haitiana a nuestra nación. Ese plan debe ser firme y preciso, pero también justo y humano, respetuoso y solidario.

            Mi séptimo deseo es que en este 2026, la situación de Venezuela se resuelva de manera pacífica, sin guerra ni víctimas de ninguno de los bandos, y que se respete la autodeterminación y la soberanía de los pueblos.

Mi octavo y último deseo, es que el 2026 sea un año lleno de paz y de estabilidad económica y social en nuestro país. Que a pesar de los nubarrones que puedan presentarse, siempre haya armonía entre los diversos actores políticos y sociales, que el diálogo y la concertación sean los instrumentos utilizados para dirimir los conflictos. Amen.

Euri Cabral

Economista y Comunicador

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